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Spanish Pages [158] Year 2016
Índice
Prólogo
6 ¿Por qué un cuaderno de dibujo?
El cuaderno de dibujo
8 ¿Qué tipo cuaderno de dibujo? 10 El formato apropiado
La idea y la expresión
46 Insustituibles: la idea y la expresión 48 Dibujar a ciegas 50 El trazo como espejo 52 ¡Bienvenidos los errores! 54 Dibuja lo que sientes 56 Los dibujos no son fotos 58 Cuatro trazos son suficientes, la fantasía completará el resto 60 Dibujar lo que no está ahí
Un cuaderno con carácter
12 El principio…, la página 17 es la mejor 14 Protege tu cuaderno de dibujo 16 Se permiten comentarios 18 Tu diario 20 Adquiere libertad dibujando mamarrachadas 22 Dibujar bien y dibujar mal
Herramientas
24 Rotuladores, plumas, rotuladores de pluma fina 26 La tinta de sepia 28 Los lápices de colores 30 El bolígrafo 32 ... y, por supuesto, los lápices 36 Las otras herramientas: desde el rotulador de dibujo hasta los rotuladores con purpurina 38 Las acuarelas 44 El collage
Principios básicos
62 Planos 68 El encuadre es un tema que hay que analizar en detalle 70 El peso y el equilibrio 72 Un poco de todo 74 La perspectiva 78 El espacio y la perspectiva 80 Los paisajes 82 La naturaleza 84 El paisaje y el tiempo 86 Colorear los paisajes 88 Dibujar y colorear paisajes con tinta 90 La luz y la sombra 92 La sombra y la luz
Los seres humanos
94 El ser humano no es un objeto 96 Los amigos 98 Los transeúntes 100 En el espacio público 102 Jugar al escondite 104 La iconoclasia 106 El retrato y las caricaturas 108 El desnudo y las proporciones
134 136 138 140 142 144 146 148
Los animales
110 ¡No paran de moverse!
114 116 118
La arquitectura
Lugares nuevos y viejos De castillos y gigantescos adefesios hoteleros Dibujar la arquitectura
150 152 154 156 158
De viaje
Otros países, otros puntos de vista Dibujos de viaje El dibujante que viaja no es un turista El dibujo es un lenguaje universal Sobre el lugar y el momento justos Los museos no son solo un refugio para días de lluvia Las vistas panorámicas Bagatelas y libros de recetas
Utilización y reutilización
La realidad no es la realidad Todo pasa El procesamiento digital Los medios digitales ¿Dónde está el cuaderno de dibujo de Leonardo da Vinci?
Anexo
158 Biografía
120 122 124 126 128 130 132
El lugar adecuado
Internarse... Lugares buenos y malos La elección del lugar de trabajo Incluye coches en tus dibujos Los coches envejecen los dibujos Añadidos Las cosas
Prólogo
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¿Por qué un cuaderno de dibujo? Tras la llegada de los medios digitales a todas las áreas de trabajo creativo y artístico, el mundo de los diseñadores, los dibujantes y los ilustradores ha quedado reducido a un espacio muy pequeño: su escritorio. Como resultado, hemos perdido parte del contacto con el mundo exterior. Nos sentamos frente al ordenador y, si queremos dibujar un motivo que no está delante de nuestros ojos, simplemente lo buscamos en Google. El libro que ahora tienes en tus manos intenta algo diferente. En primer lugar, es un manual para aprender a dibujar y a abocetar en el que se transmiten conceptos básicos y consejos, pero, sobre todo, este libro habla del placer que produce dibujar. Con este libro me gustaría transmitir también que el dibujo es un medio que abre espacios nuevos y más amplios: espacios en el mundo interior y en el exterior. Abre puertas a la imaginación y al conocimiento, y es uno de los pocos ámbitos artísticos en los que se disfruta de los motivos in situ, de primera mano. Al dibujar algo, repensamos la realidad. Dejamos de dedicarnos a procesar imágenes ajenas para salir y mirar el mundo con nuestros propios ojos. De ese modo, el cuaderno de dibujo se convierte en una extensión de la mirada que, a su vez, nos permite ampliar nuestro propio mundo. Además, el dibujo es algo individual y auténtico. Si nos limitamos a buscar un motivo en Google, nos encontramos con el problema de que todos acabamos utilizando las mismas imágenes y, de este modo, estrechamos nuestra visión del mundo en función del embudo jerárquico que establecen de los buscadores. En la actualidad asistimos a un importante renacimiento del dibujo, a una demanda de lo real. Las inmensas posibilidades del
procesamiento digital de imágenes han socavado la credibilidad de las imágenes, de ahí que el dibujo esté experimentando un nuevo auge, debido a su autenticidad. El artista responde de su dibujo. El “haberlo hecho” y el “haberlo vivido” lo convierten en el propio garante de la autenticidad de su imagen. Paradójicamente, son la subjetividad y la intimidad manifiestas del dibujo las que lo hacen más auténtico que las fotografías o las imágenes de Google. Por eso, el dibujo cobra también mayor relevancia como documento. Y así llegamos al cuaderno de dibujo. El cuaderno de dibujo es algo muy personal. En él dibujo para mí, no para otros; en él represento mi mundo y mi vida. Me intereso por el mundo en el que vivo mediante un proceso deliberado y prolongado, y no solo durante el tiempo que tardo en hacer una foto. Me relaciono con el mundo. Esta relación se establece también a través de los sentidos: dibujamos a las personas de forma distinta si hay un olor asociado a ellas. Si estamos dibujando un plato de comida, el resultado será diferente si no nos gusta el plato, y dibujamos de forma distinta nuestro perro que cualquier otro animal. El cuaderno de dibujo es el lugar ideal para plasmar estas impresiones: es un medio personal, humano. Y es ahí donde residen sus ventajas, que lo son para uno mismo, pero también para el arte en sí. Para tener experiencias propias tenemos que salir de casa, y cuando uno sale por la puerta conviene llevarse un cuaderno de dibujo.
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El cuaderno de dibujo
¿Qué tipo de cuaderno de dibujo?
Consejo: Escribe tu nombre y dirección en el nuevo cuaderno de dibujo, así tendrás la posibilidad de recuperarlo en caso de perderlo.
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¿Debe ser una libreta Moleskine escandalosamente cara, o también nos sirve el cuaderno sin marca del supermercado? Para ser franco: no harás mejores dibujos porque te hayas comprado el cuaderno de dibujo más caro del mundo. Más bien al contrario: es posible que al utilizar un cuaderno valioso tengamos miedo a cometer errores, y sin errores es imposible avanzar. Sin embargo, hay un par de cosas importantes que hay que tener en cuenta a la hora de comprar un cuaderno de dibujo. Primero: que el papel sea libre de ácido. A menudo, el papel se somete a un proceso de blanqueamiento a base de ácido, proceso que no solo daña el medio ambiente, sino que, a la larga, también daña el propio cuaderno. En el proceso de producción siempre queda algo de ácido en el papel, que lo va deteriorando con los años. Si uno se fija en los libros de bolsillo baratos de la década de 1960, puede ver que el papel está resquebrajado. También es importante que el cuaderno tenga una encuadernación resistente. Por tanto, mejor no utilizar una libreta de espiral, de lo contrario no podrás hacer un dibujo a doble página, porque este tipo de cuadernos tienen un hueco en medio. Por otro lado, las páginas deberían estar cosidas, no pegadas, para que no se deshoje. Un cuaderno de dibujo decente no debería costar más de 10 €.
En un cuaderno con papel de cierto grosor puedes pintar también con tinta y acuarela.
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El cuaderno de dibujo
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El formato apropiado El formato de tu cuaderno de dibujo (¿grande o pequeño?, ¿horizontal o vertical?) es solo una cuestión de gusto. No obstante, puedo decirte cuáles prefiero y cuál es, en mi opinión, el formato más apropiado para cada caso. Los términos ingleses landscape y portrait (para el formato horizontal apaisado y vertical respectivamente) sugieren ya para qué son más apropiados estos formatos. Por supuesto, también podemos dibujar una bonita escena de playa a doble página y en formato vertical, aunque resulta más difícil dibujar razonablemente bien un grupo personas de pie en formatos muy apaisados. Ahora bien, los formatos apaisados pueden ser geniales cuando uno va de viaje. Tiendo a utilizar cuadernos de dibujo más bien pequeños, de formato A5, por ejemplo. Son más ligeros y, sencillamente, no llaman tanto la atención. Te recomiendo ir a una tienda, coger unos cuantos cuadernos en la mano y guiarte por tu instinto para elegir tu favorito.
Consejo: Haz pruebas en el papel de tu cuaderno con distintas técnicas para comprobar, por ejemplo, si la tinta lo traspasa.
Pruebas de color en una página de una libreta Moleskine (a la derecha, el dorso de la misma página). De arriba abajo: acuarela, rotuladores de punta fina, rotulador, tinta, tinta china sepia, rotulador industrial, rotulador permanente, bolígrafo.
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Un libro con carácter
El principio… la página 17 es la mejor El miedo a la hoja en blanco es un problema conocido del artista. Y, por supuesto, resulta todavía más inquietante el gigantesco taco de hojas blancas que ahora tienes ante ti en forma de cuaderno de dibujo. ¿Cómo empezar, pues? Y lo más importante, ¿cómo empezar sin estropear ese precioso cuaderno nuevo con un error inicial? No te preocupes, no tienes que matricularte en ningún seminario de relajación. En realidad, el miedo a la hoja en blanco es el miedo a cometer errores y a no estar a la altura de las expectativas que tú mismo te has marcado. Y justo para eso es para lo que no debe utilizarse un cuaderno de dibujo: este es tu cuaderno y sirve precisamente para poner en práctica el método del “ensayo y error”. No es un dosier de presentación para una agencia. Por tanto, comienza deliberadamente con un mal dibujo. Rompe el hielo y, después, ya verás cómo dibujas con más soltura. Consejo: No empieces el cuaderno por la primera página. La página 17 es la mejor. Haz el primer dibujo en tu nueva libreta en cualquier página del medio y no trabajes en orden cronológico.
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Un libro con carácter
Protege tu cuaderno de dibujo Un cuaderno de dibujo no es ningún espacio público
Imagina que estás sentado en una cafetería o en un parque. El sol brilla, estás tomando un café y escribiendo unas notas en una libreta. Tal vez estés apuntando algunas ideas, escribiendo un diario o una postal. Ahora imagina que, de repente, un completo desconocido se acerca, se sienta a tu lado y comienza a leer y a comentar tus notas a medida que las escribes. Alaba tu ingenio, comenta esta o aquella idea personal, corrige tus errores ortográficos y te pregunta quiénes son Gabi y Frank. Seguramente te quedarías perplejo. Curiosamente, es bastante común que se produzca esa escena cuando estás dibujando en tu cuaderno. Siempre aparece gente que se siente autorizada para comentar tu trabajo
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y que, al parecer, asume que tus dibujos le incumben de algún modo. Hay que atajar esas situaciones. Protege tu cuaderno de dibujo. No tengas miedo a decir “no”. Es tu cuaderno y de nadie más, y no le atañe a nadie más que a ti. Cuando somos conscientes de ello, se trabaja con mucha más soltura. No pensarás en tus supuestos críticos o admiradores, sino que dibujarás para ti mismo. No estás componiendo ninguna carpeta de presentación para los demás, sino trabajando en tu propio campo creativo, uno en el que te permites hacer pruebas y cometer errores deliberadamente. Tu cuaderno de dibujo no es un espacio público. Protégelo.
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Un libro con carácter
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Se permiten comentarios Los comentarios no solo están permitidos en los cuadernos, sino que aumentan el poder narrativo del dibujo. Los comentarios generan un nuevo nivel de información adicional. Cuando, por ejemplo, escribes junto a un dibujo: “el hedor era insoportable”, o “me encanta su hermosa canción”, esas notas contienen una información que difícilmente podrías transmitir “solo” con tu dibujo. Además, no debemos olvidar que la escritura y el dibujo son parientes, muy lejanos pero de la misma familia. Todos los alfabetos han evolucionado a partir del dibujo, se han formado desde el lenguaje visual hasta la lengua, y no es de extrañar que la escritura y el dibujo armonicen tan bien. Al compartir autoría, el dibujo a mano se funde orgánicamente con nuestra caligrafía. No dudes en añadir notas escritas a mano en tus dibujos, no solo para dejar constancia de la hora y el lugar, sino también porque, a veces, la información adicional situará tu dibujo bajo una luz totalmente diferente: existe una gran diferencia entre que una mujer esté sentada en la calle por la noche porque quiere o porque es pobre y tiene que vender pañuelos de papel.
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Un libro con carácter
Tu diario Cuando cogemos en la mano un viejo cuaderno, se percibe de manera inmediata lo que quizá no estaba tan claro mientras lo “hacíamos”: no solo es un cuaderno de dibujo, también es un diario. Las páginas hablan de muchos días, semanas y meses de tu vida en los que tu cuaderno de dibujo te acompañó allá adonde ibas y en los que plasmaste tu experiencia diaria en papel. Además de tus bocetos, tus cuadernos reflejarán también tu vida cotidiana, una estancia en una ciudad extranjera, tal vez un boceto de tu novia, unas figuras que dibujaste con dolor de muelas o un paisaje que se te apareció mientras estabas merendando. En resumen, el cuaderno de dibujo constituye una crónica de tu vida. Y si a tus dibujos les añades comentarios, ideas, descripciones y apuntes similares, ese material retrospectivo adquiere una inesperada plasticidad. Tu cuaderno de dibujo —o mejor dicho, tus cuadernos de dibujos— te contará más adelante mucho de ti y de tu vida, y será interesante y revelador hojearlo de vez en cuando años más tarde. El sentido de un diario es siempre el desarrollo de uno mismo y de sus propios puntos de vista. Piensa que crear significa, sobre todo, decidir, y para decidir es necesario que tengamos clara nuestra propia posición. Con el tiempo, tu cuaderno de dibujo te ayudará a lograrlo.
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Adquiere libertad dibujando mamarrachadas
Estamos hechos de la misma materia que los sueños… (Próspero en La tempestad de William Shakespeare)
Tu cuaderno de dibujo no solo sirve para documentar tu entorno, también puede ser un espacio para dar rienda suelta a tu imaginación. Tómate de vez en cuando la libertad de ocupar una página doble. Déjate llevar por tu dibujo. Todos conocemos los típicos dibujos que garabateamos mientras hablamos por teléfono. En realidad, para hacerlos no necesitamos ningún teléfono: simplemente ponte a dibujar sin pensar, sin reflexionar previamente en el objetivo o el motivo de tu dibujo. Empieza con un trazo, un ojo, una nariz y luego trabaja sobre ellos. ¡No tengas miedo a dibujar una mamarrachada! Deja que tu dibujo avance por derroteros insospechados. Te darás cuenta de que, al hacerlo, experimentarás una libertad que te seguirá siendo útil cuando estés inmerso en otros proyectos profesionales. Confía en tu imaginación: nunca deja de sorprendernos lo inteligente que resulta la parte de nuestra mente que no pretende ser inteligente de forma deliberada.
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Un libro con carácter
Dibujar bien y dibujar mal Al ver mis primeros dibujos, a mi abuela le gustaba comentar que uno debía empezar por saber representarlo todo a la perfección antes de poder pintar lo que uno quería. “Al fin y al cabo, el propio Picasso sabía pintar bien antes de volverse abstracto.”
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reside en que refleje su propia posición, su propio punto de vista. No en vano, los dibujos que intentan imitar a las fotografías resultan extrañamente amanerados y aburridos. Solo añadiendo u omitiendo un componente, exagerando o caricaturizando un elemento, solo cometiendo errores un dibujo despierta a la vida.
Ese consejo era típico de mi abuela, quien también creía que uno debía acabarse las patatas y la ensalada antes de que le sirvieran el postre. El hecho de que el arte resultara divertido le parecía obviamente sospechoso. Y, por principio, uno se ganaba el derecho a divertirse solo si antes había hecho su trabajo. Por desgracia, la técnica del dibujo o de los bocetos no es apropiada para quien pretenda complacer a todo el mundo (incluida mi abuela). Si lo que se quiere es solo representar algo “tal como es”, lo mejor es hacer una foto.
Así que el consejo de mi abuela, al principio, me llevó por el mal camino. Aprendí a dibujar “mejor” y probablemente tenga que agradecerle a mi entusiasmo que ese consejo no me quitara toda la alegría por dibujar. El dibujo es un arte manual que exige diligencia y disciplina, pero la potencia del dibujo radica en la inmediatez, la expresividad, la emoción y la creatividad. La alegría de ponerse a dibujar sin más. Y uno empieza a dibujar “mejor” por sí mismo.
Por supuesto, el dibujo puede representar la realidad. Sin embargo, la fuerza del boceto
“Ya lo verás”: si te divierte, lo harás a menudo, y si lo haces a menudo, lo harás bien.
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Herramientas
Rotuladores, plumas, rotuladores de punta fina
Consejo: Utiliza plumas, rotuladores o bolígrafos de distintos colores. En las papelerías hay una amplia gama de modelos —fabricados a menudo para oficinas o para niños— excelentes para dibujar. Experimenta, prueba a ver qué es lo que más te conviene.
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Para trabajar en un cuaderno de dibujo, resultan especialmente recomendables los típicos utensilios de escritura disponibles en todos los comercios: el bolígrafo de tinta líquida, los rotuladores, las plumas, los marcadores, etc. Por un lado, tienen un precio razonable y, por otro, permiten trabajar con rapidez y fluidez. Además, no se difuminan tan fácilmente ni traspasan la página. Si utilizas plumas resistentes al agua, puedes colorear más adelante tu dibujo con acuarelas o, como se ve aquí, darle profundidad con un rotulador gris. Si utilizas rotuladores o plumas de tinta solubles en agua, puedes desdibujar las líneas con agua limpia. Al hacerlo, se crean unas deliciosas gradaciones de gris o de tono.
Herramientas
Consejo sobre la tinta sepia: Por desgracia, los plumines de acero no son apropiados para utilizar tinta porque rayan el papel fácilmente. La alternativa es el cálamo. Puedes tallar cálamos a partir de una caña delgada de bambú o carrizo. Para ello, lo primero que tienes que hacer es cortar el bambú con un cuchillo afilado en un ángulo de 30º. El corte no será recto, debido a la forma circular del bambú. A continuación, haz una hendidura vertical con el cuchillo en el extremo largo y luego afila cuidadosamente el cálamo. Asegúrate de que quede algo de madera a ambos lados de la punta.
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La tinta sepia El trabajo con tinta sepia era común en la antigüedad y es una de las técnicas de dibujo con más historia. Los iluminadores de los manuscritos medievales la empleaban igual que los artistas de hoy en día, ya que el color marrón, que originalmente procedía de la tinta de sepia, es ideal para dibujar y colorear. La tinta sepia puede emplearse para dibujar o, diluida, para crear veladuras. Para colorear es recomendable trabajar con abundante agua. En este caso sucede como con la acuarela: el blanco del papel es el tono más claro del dibujo.
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Herramientas
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Los lápices de colores Hay lápices de todos los colores imaginables. Son adecuados tanto para dibujar como para colorear. Con los lápices de colores se puede trabajar como con el lápiz, con la diferencia de que la mayoría de ellos no se pueden borrar. Cuando dibujes con lápices de colores procede de la misma manera que en el dibujo a lápiz: al pasar varias veces sobre la misma línea, se creará un color más intenso y el color más claro será el blanco del papel. También puedes acumular diferentes tonalidades en el mismo espacio para obtener una combinación de tonos. En el cuaderno de dibujo, los lápices de colores están especialmente indicados para poner acentos de color en tus dibujos; es decir, para que los colores importantes se perciban rápidamente. (En cualquier caso, cuando salgas a pintar a la calle probablemente te baste con un “puñado” de lápices de colores.) También es bonito utilizar los lápices de colores para dibujar directamente. Por ejemplo, resulta muy efectivo hacer un dibujo de línea con dos o tres lápices de colores y realzar el contraste entre las distintas partes de la imagen mediante el cambio de color.
Consejo: No tires los finales de los lápices, consérvalos para llevártelos cuando salgas de viaje. Una buena gama de puntas de lápices de colores es mucho más fácil de transportar que una caja de pinturas nuevas y, por lo general, también contiene suficientes colores.
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Herramientas
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El bolígrafo Cuenta la leyenda que el bolígrafo es un producto de la era espacial. En su búsqueda de un utensilio de escritura adecuado para escribir en el espacio, el gobierno de Estados Unidos gastó millones de dólares y finalmente inventaron el bolígrafo; los rusos simplemente utilizaron un lápiz. Esta historia, aunque resulta divertida, desgraciadamente es una patraña. El bolígrafo fue patentado en 1938 en Hungría (ya en el siglo xix existía uno de sus precursores, que se empleaba para grabar cuero). Durante mucho tiempo, el bolígrafo ha tenido mala reputación entre los artistas por ser un producto de bajo coste, pero resultan excelentes para dibujar. En primer lugar, tienen la ventaja de que la intensificación del trazo se puede controlar haciendo más o menos presión sobre el papel, algo especialmente útil para los sombreados. Presionando el bolígrafo con cuidado, pueden crearse gradaciones muy sutiles. Además, los bolígrafos son baratos, no requieren cuidados especiales y duran mucho: la cantidad de tinta que contiene un bolígrafo dibujaría una línea de entre cinco y diez kilómetros de largo. Por tanto, el bolígrafo es un objeto que debería estar presente en todos los estuches.
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Herramientas
... y, por supuesto, los lápices Hoy, los lápices ya no contienen plomo, pero el nombre alemán Blei-stift [plomo-estilo] delata que hace mucho tiempo sí lo tenían. Al parecer, hace 5.000 años los egipcios ya utilizaban papiros sobre los que se vertía plomo para escribir. Nuestros lápices actuales contienen grafito y arcilla. La proporción de la mezcla determina el grado de dureza del lápiz: cuanto más alto sea el porcentaje de arcilla, más dura será la mina. Los lápices más apropiados para dibujar son los más blandos. En los lápices, la H significa duro y la B blando. Un lápiz HB representa el término medio. Cuanto más blandos sean los lápices, mayor será el número que precede a la letra B. Los mejores lápices para dibujar son los 2B o 3B. La gran ventaja del lápiz es que, mediante diferentes presiones o superposiciones, es posible generar distintos tonos de gris. Con un lápiz puedes abordar la representación de tu motivo con gran cautela, pero también crear líneas fuertes y poderosas. Por otro lado, ¡los trazos de lápiz pueden borrarse! La posibilidad misma de corregir proporciona a los principiantes la importante sensación de seguridad. Es decir, un lápiz combina una amplia gama de posibilidades en un único utensilio sencillo y barato.
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Según Wikipedia: H = duro B = negro HB = negro duro
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Herramientas
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A pesar de que el lápiz es increíblemente versátil, no puedo recomendarlo al cien por cien. Su principal desventaja es que hay que afilarlo constantemente. Los portaminas, que contienen solo la mina, no suponen ninguna excepción. Eso puede llegar a ser un problema cuando estás dibujando, porque justo en esos momentos en los que la velocidad es más importante, nuestra herramienta de dibujo se quedará sin punta (y hablo por experiencia). Además, los lápices (los lápices de colores también, por cierto) son muy delicados. Cuando se caen, a menudo la mina se rompe por dentro, lo que notaréis la siguiente vez que lo afiléis. La mina se hace pedazos y ya no se podrá afilar adecuadamente. Otra cosa que me molesta de los lápices blandos es que dejan borrones en el papel. Cuando estamos trabajando en un dibujo normal, esto se puede prevenir hasta cierto punto poniendo un pedazo de papel blanco debajo del pulpejo de la mano. En el cuaderno, sin embargo, los dibujos se pasan a la página opuesta o pierden intensidad con el roce. La solución es utilizar un fijador. Pero la cuestión es si quieres tener que llevar siempre contigo un espray. Yo suelo resolver este problema colocando una hoja en blanco entre las páginas del cuaderno y después rociando el dibujo con fijador. Por cierto, que, contra lo que afirma un persistente rumor, la laca del pelo no sirve para sustituir al fijador, porque amarillea y es pegajosa.
Consejo: Los trazos de lápiz también pueden fijarse cubriéndolos con veladuras de color, sobre todo con acuarelas. ¡Pon una delgada capa de color sobre tu dibujo y ya no se borrará!
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Herramientas
Las otras herramientas: desde el rotulador de dibujo hasta los rotuladores con purpurina Te sorprendería saber la gran variedad de cosas que podemos utilizar para dibujar. Podemos dibujar con rotuladores industriales, con rotuladores para madera empleados por los trabajadores forestales, con lápices de copia, con pinceles de tinta o con marcadores. En especial, encontramos una amplia gama de rotuladores de punta de fieltro. En esta familia se incluyen los rotuladores fabricados expresamente para dibujar. Podemos encontrar rotuladores de todos los colores que, con toda justicia, son muy populares entre los diseñadores. Lamentablemente, los rotuladores son bastante caros y, además, la tinta casi siempre traspasa el papel, por lo que debe evitarse utilizar un papel especial. (Boesner ha sacado recientemente unos cuadernos que han llamado “cuadernos de dibujo para rotuladores”.) Cada papelería ofrece asimismo cientos de lápices y plumas que no han sido concebidos para el dibujo artístico, sino para escribir o decorar. Hay rotuladores de purpurina y de neón, marcadores, resaltadores, lápices de oro y de plata, con los que se puede dibujar de maravilla y que son especialmente apropiados para crear efectos. El único inconveniente de este tipo de herramienta es que no permite reproducir fielmente tus dibujos. Si escaneas tus bocetos y los vuelves a imprimir, notarás que se pierde el atractivo efecto del brillo, porque los pigmentos de estos rotuladores a menudo han sido sometidos a un proceso de realce y contienen tintas fluorescentes o pigmentos metálicos que no pueden reproducirse en la impresora de color. De todos modos, te animo encarecidamente a probar distintos lápices y rotuladores. Dibuja con todo lo que caiga en tus manos, y si no dispones de nada más, hasta el café te puede servir.
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Consejo: Hay unas cuantas técnicas clásicas que no son apropiadas para los cuadernos: básicamente, todas las técnicas que manchan cuando se cierran las páginas (por ejemplo, las ceras, pero también los pasteles o el carboncillo si no se fijan). Por otro lado, todas aquellas técnicas que necesitan mucho tiempo de secado, como la pintura al óleo, resultan poco prácticas.
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Herramientas
Para trabajar en un cuaderno de dibujo, es suficiente con una pequeña caja de acuarelas corrientes. También es útil llevar consigo una pequeña taza o vasito de metal.
Cuando salimos de viaje, son muy prácticos los pinceles que nos permiten encajar distintos haces de pelo en un solo mango.
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Las acuarelas Las pinturas clásicas para colorear son las acuarelas. Estas poseen tonos naturales, se trabajan con rapidez y, al venderse en pequeñas cajas, son muy fáciles de transportar. Por desgracia, si no se utilizan adecuadamente, las acuarelas pueden quedar realmente mal. Y, también por desgracia, es fácil utilizar mal las acuarelas porque su aplicación es tan rápida como lento es el aprendizaje de su técnica de empleo. Un truco consiste en las técnicas translúcidas, cuya clave es la omisión. Las cajas de acuarelas no contienen color blanco, sino que el blanco (y todos los tonos claros) son las zonas que dejamos sin pintar en el papel. Por eso siempre debe trabajarse con ellas procediendo de los tonos claros a los oscuros. Básicamente, pintar con acuarelas es como dibujar: rellena solo las áreas oscuras con color, olvidándote de los colores claros. En el cuaderno solo hace falta colorear ciertos puntos para marcar acentos expresivos. Colorea solo lo que te parezca más importante y atrévete a dejar el resto sin pintar. Ya verás qué bien funciona: el ojo se imagina el resto.
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Herramientas
Las acuarelas Cuando trabajes con acuarelas en superficies amplias, recuerda que debes hacerlo con mucha rapidez. Empieza por las áreas más claras (por ejemplo, el cielo) y ve avanzando hacia las más oscuras. Es importante ser generoso con la cantidad de agua utilizada. Si, por ejemplo, estás pintando un cielo, mezcla antes una cantidad suficiente de acuarela y agua para no quedarte sin pintura a la mitad, porque, si tienes que interrumpir el trabajo para mezclar un nuevo color, esa interrupción se notará más tarde en tu acuarela. Un principio básico es que las acuarelas deben trabajarse a gran velocidad. Cuanto más rápidamente trabajes, más convincente será el resultado.
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Herramientas
Consejo: Utiliza acuarelas para colorear tus dibujos de personas. Verás cómo, con unas pocas pinceladas de color, tus dibujos cobran vida.
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Los contrastes entre colores complementarios se refuerzan mutuamente y realzan los pálidos colores de la acuarela (aquí: rojo y verde)
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Herramientas
El collage Los collages ofrecen un sinfín de posibilidades: puedes incluir en tus dibujos entradas a espectáculos, tickets de restaurantes, etiquetas, billetes de bus, pedazos de papel con números de teléfono, tarjetas de visita, notas personales, sellos y mil cosas más. ¡Todo lo que necesitas es un poco de pegamento y mucha imaginación! Los collages son evocadores y poseen una gran fuerza narrativa. Incluso años más tarde, un collage te traerá recuerdos a la memoria de una manera que ni siquiera una foto puede lograr. La mezcla de materiales resulta más atractiva cuando los integras en tu dibujo de tal modo que el conjunto transmita algún tipo de información adicional. Es decir, para un retrato creado mientras estamos resfriados, lo mejor es utilizar la etiqueta de nuestro espray nasal (o como vemos en este ejemplo: la sopa de pollo que me tomé cuando caí con gripe estando de viaje). En resumen: utiliza los collages para añadir una capa adicional de contenido al dibujo.
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Consejo: También los sellos pueden enriquecer tus dibujos. En los museos, restaurantes, tiendas, cafeterías y lugares de interés donde te pongas a dibujar, pídeles que “sellen” tu página. El sello documenta tu dibujo y ofrece un elemento extra de diseño.
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Insustituibles: la idea y la expresión De niño, a menudo soñaba que sostenía algo maravilloso en las manos, como, por ejemplo, un gran trozo de chocolate. El caso es que, ya durante el sueño, era consciente de que cuando despertara ya no lo tendría y que me vería obligado a dejar el chocolate imaginario dentro del sueño. Era algo que me provocaba auténticos quebraderos de cabeza. ¿Habría alguna forma para transportar las creaciones de la fantasía a la realidad? ¡Por supuesto que la hay! Con un dibujo puedes hacer visible no solo las cosas que hay en el mundo, sino también aquello que hasta ese momento solo existía en tu cabeza. Utiliza el dibujo para visualizar tus ideas. Usa tu cuaderno de dibujo para tus garabatos y borradores, y para explicarles tus ideas a los clientes con un par de trazos rápidos. Y sé consciente de que, si bien las ideas son muy difíciles de plasmar con fotografías, sí se pueden dibujar con gran eficacia. Página izquierda: Dibujos para ilustraciones en distintas publicaciones.
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Dibujar a ciegas Me gustaría que hiciéramos juntos un pequeño ejercicio. Cierra los ojos, luego toma el dedo índice de tu mano izquierda y pásalo por tu cara. Acaríciate suavemente las cejas, los ojos cerrados, la nariz y la boca. Pasa de tu barbilla hasta las orejas y continúa hasta la frente. Ahora, coge un lápiz en la otra mano. Mantén los ojos cerrados y dibuja tu cara mientras pasas la mano izquierda de nuevo sobre tus rasgos. Cuando vuelvas a abrir los ojos y eches un vistazo a tu dibujo, probablemente descubrirás que tienes un ojo junto a la oreja y el otro junto a la boca. Pero después también te darás cuenta de que el trazo es firme y suelto. Pruébalo con un modelo. Esta vez con los ojos abiertos. Solo mirando el modelo y dibujando, pero sin desviar la vista hacia el dibujo.
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Sigue con los ojos las líneas de su rostro al tiempo que dibujas el retrato. ¡No mires el papel mientras dibujas! Mantén la mirada en el modelo y no compruebes el resultado hasta que hayas terminado. También en este caso te darás cuenta de que el resultado posee una soltura excepcional y, al mismo tiempo, es muy certero. Posiblemente hayas vuelto a dibujar un ojo al lado de una oreja, pero eso no importa en los inicios. Estás en el camino correcto. La técnica del dibujo a ciegas es una de las ayudas más importantes para el dibujo y tu cuaderno de bocetos es el lugar ideal para practicarla. Acostúmbrate a no dibujar mirando primero y luego dibujando, entrénate en la simultaneidad. Mira el papel para revisar dónde está la boca, comprueba las relaciones y las proporciones, pero después traza la boca con la vista puesta en el modelo. Verás cómo tus dibujos irán mejorando, trabajarás más deprisa y tu línea adquirirá una resuelta seguridad. Por paradójico que parezca, el dibujo a ciegas te ayudará a aprender a mirar mejor y con más precisión. Consejo: Colorea el dibujo que has hecho ciegas y utiliza el color de manera consciente para darle fuerza a la forma.
La idea y la expresión
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El trazo como espejo Dibuja como te salga. Cada dibujante tiene algo que podríamos denominar su “trazo natural”, que le es inherente. Cuando hayas aprendido a aceptar ese trazo intrínseco, habrás dado un gran paso. Es decir, no te fijes demasiado en lo que hacen los demás e intenta no copiar estilos de dibujo ajenos que te parezcan “mejores” o “más modernos”. Se pueden aprender trucos y estrategias, pero recuerda: acepta tu trazo y tu manera de dibujar. ¡Es tu caligrafía más propia y distintiva! Y por cierto, con el tiempo acabarás dándote cuenta de que tu propia letra posee una gran belleza. Así que dibuja con total libertad. De hecho, lo auténtico y lo personal es lo que hacen emocionante el dibujo. ¡Y tu dibujo ganará con ello!
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La idea y la expresión
Esto no es un dosier de presentación: ¡bienvenidos los errores! En la pantalla de nuestro Mac procedemos así con los errores: presionando Manzana + Z. Evidentemente, no podemos hacer lo mismo en nuestro cuaderno de dibujo. Y está bien que así sea. De hecho, el problema del comando “deshacer” es que es demasiado fácil. Utilizándolo perdemos la oportunidad de aprovechar el potencial que subyace en nuestros errores. Puedes aprender de tus errores. Ahora bien, para ello es necesario dar por sentado que los errores cabrean y que no se eliminan con un simple chasquido de dedos. Solo si el error te enfada, aprenderás a no cometerlo la próxima vez. El segundo punto que hace que el error sea algo útil es que si siempre lo hicieras todo “bien”, solo te moverías usando los carriles que ya existían en tu mente desde el principio. Sin embargo, en tu cabeza suele haber sobre todo imágenes que ya has visto, imágenes ajenas.
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Como artista, no debes conformarte con imágenes de segunda mano, sino buscar las tuyas propias. Y las casualidades y los errores te acompañarán y te motivarán en ese proceso. A veces necesitamos una desafortunada mancha de café en nuestra hoja de papel o estropear un dibujo para que surjan nuevas ideas. Así pues, deja espacio para el azar en tus dibujos.
Consejo: No arranques ninguna de las páginas “fallidas” de tu cuaderno de dibujo. El resultado es feo y arruina también la página opuesta del cuerpo del cuaderno. Es mejor que dejes la revisión de la página para otra ocasión. Continúa dibujando, introduce algún collage o juega con el color. Te sorprenderá todo lo que puede seguir dando de sí una página fallida.
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La idea y la expresión
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Dibuja lo que sientes Dependiendo de cómo ves las cosas, qué tipo de sentimientos despiertan en ti tus motivos, estos cambian. El dibujo te da la posibilidad de ir mucho más allá de la mera copia y la reproducción de imágenes. El dibujo puede reforzar lo que se ve y añadir componentes emocionales al motivo. ¡Y eso no hará más que mejorar tu dibujo! Es decir, no vaciles a la hora de dibujar lo que sientes. Tu dibujo debería reflejar cuál es tu actitud hacia el motivo. Al elegir una técnica u otra, puedes otorgar valor a las cosas, puedes representarlas más densas o más ligeras, más salvajes o más serenas. Asimismo, al incluir elementos creados a tal efecto, como por ejemplo el color, puedes expresar tu actitud respecto al tema. El rojo en el fondo del dibujo del caballero que vemos en la página opuesta no solo sirve para rellenar, sino que transmite además, y ante todo, un sentimiento. En el arte, el término medio trae consigo la muerte; ¡cuánto más posicionado esté el dibujo, más vida tendrá!
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La idea y la expresión
Los dibujos no son fotos A diferencia de lo que sucede con las fotos, el dibujante no está obligado a mostrarlo todo. Cuando hacemos una foto, se captura una imagen general en forma de píxeles o en el celuloide: primer plano, fondo, motivo y entorno. Obtenemos una imagen que llena el papel de un extremo al otro. En un dibujo, lo tienes más fácil. Aquí decides tú mismo sobre el terreno lo que es y no es importante para ti. En eso reside el poder narrativo de un dibujo: las líneas se condensan en aquellos puntos que son importantes para el artista, o simplemente dejan fuera aquellos otros que no le dicen nada. El dibujo da lugar a algo que va más allá de la profundidad de campo: hace que lo que carece de sentido desaparezca en el blanco del papel y que lo importante aparezca como por arte de magia.
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Cuatro trazos son suficientes, la fantasía completará el resto Cuando hablamos de dibujo, es importante pararnos a pensar durante un momento en el blanco del papel, ya que la imaginación del observador completa esa área vacía que rodea nuestro dibujo. Sabemos el aspecto que tiene una acera, la superficie de una pared o una nube, y por eso advertimos menos ese tipo de cosas que los aspectos especiales de un lugar. Esa es la razón por la que las imágenes funcionan “de manera independiente”, sin que el espectador se pregunte acerca del entorno. El blanco circundante es el mundo, que el que mira el dibujo se ocupa de añadir. Por ese motivo, el dibujante puede plasmar en una hoja solo ciertos aspectos de un paseo y, sin embargo, estar seguro de que el dibujo se entenderá como un todo. Los dibujos son los momentos que permanecen en nuestra memoria, el blanco es la cotidianidad que pasa desapercibida. Lo que nos corresponde hacer como dibujantes es, por tanto, establecer prioridades, mostrar solo unos cuantos aspectos de un lugar: todo lo que falta, el mundo circundante, lo completará la imaginación del observador.
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Dibujar lo que no está ahí Todos los niños lo saben: los rayos del sol se pueden dibujar. Sin embargo, si observamos con más atención, veremos que esas líneas amarillas que supuestamente salen de nuestro sol en realidad no existen. De hecho, el sol es solo una bola luminosa en el cielo. Aun así, cuando los vemos en un dibujo, reconocemos los rayos solares sin darle más vueltas al asunto, de igual modo que reconocemos las líneas onduladas verticales que salen del dibujo de una salchicha. Sabemos al instante que significan olor o calor. Naturalmente, uno puede escribir al lado de una figura: “se mueve”, pero también puede dibujar un par de líneas a su lado. El observador sabrá que esas líneas representan el movimiento. Esos signos forman parte de un vocabulario visual sobre el que nuestra cultura se ha puesto de acuerdo. También las flechas, los bocadillos de los diálogos, los signos de puntuación y cosas similares pertenecen a este repertorio. Por eso mi recomendación es utilizar las formas abreviadas correspondientes, emplear el vocabulario de los cómics.
Consejo: Prueba a crear tus propias soluciones, ¡inventa un vocabulario nuevo! ¿Tal vez sea posible dibujar el ruido con un signo determinado o representar la tristeza como un sombreado?
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Principios básicos
Planos Configuración de la imagen y las películas del oeste Si hay algo que podemos aprender de las películas del oeste es a dibujar. A partir de las convenciones de este género cinematográfico, es posible entender con claridad cómo funciona una de las técnicas básicas del dibujo: los planos. En realidad, todo es muy sencillo: detrás de términos complejos como configuración de la imagen, primer plano o plano general se esconde simplemente la distancia a la que se sitúa el espectador de su motivo, así como el tamaño resultante con el que representa el motivo en su dibujo. La aplicación de estos conceptos a la ilustración lo cambia todo: representar un motivo desde muy cerca lo acerca literalmente a nosotros. De repente, el dibujo se convierte en algo emocional, directo, y nos enfrentamos al motivo de un modo totalmente diferente a como lo hacemos cuando se trata de un motivo que dibujamos de pasada en el fondo. Si utilizas de manera meditada varios cambios de plano en una serie de imágenes —por ejemplo, en un libro—, la serie resultará más interesante. La alternancia entre los distintos planos le dará mayor carácter. Por tanto, para un artista es importante conocer los distintos tipos de planos y emplearlos conscientemente.
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Principios básicos
Los cinco tipos de plano
De muy lejos a muy cerca: 1. El plano en el que el motivo está más lejos del espectador es el panorama; por ejemplo, el plano de un paisaje. Los motivos aparecen muy pequeños, como ese vaquero que vemos surgir en el horizonte. 2. El siguiente plano es el plano general. En este caso, el motivo ya está significativamente más cerca; es decir, en tu inmediata proximidad, a unos 10 metros de distancia. 3. El plano americano también es un término usado en las películas del oeste (en el cine “americano”). En este caso, la imagen ya muestra a la figura tan cerca que queda cortada aproximadamente por la mitad del muslo (por la “cartuchera”). 4. El plano medio corto se utiliza a menudo en interiores y muestra cortada la figura de la persona que hemos elegido como motivo, por ejemplo, sentada en una mesa. El fragmento abarca aproximadamente desde la cabeza hasta el abdomen. 5. El plano más cercano es el primer plano. Muestra la cabeza, la cara y, a veces, solo detalles de la persona, como los ojos. Trata de emplear en tus dibujos las distintas opciones de planos de forma consciente. Por ejemplo, dibuja el mismo motivo utilizando planos diferentes, o narra una historia mediante cambios de plano usados con deliberación y con sentido.
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Consejo: Combinar distintos planos de una imagen dentro de un mismo dibujo puede resultar especialmente emocionante. Para continuar con las películas del oeste, este podría ser el primer plano de un vaquero, a cuyo rival en un duelo vemos aparecer, muy pequeño, al fondo. Intenta reunir diferentes planos en el dibujo. Amplía el enfoque de algunos pequeños detalles y muestra las cosas pequeñas a gran tamaño. Como contraposición, sitúa al fondo algunos dibujos realizados usando otros planos.
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Principios básicos
Panorama
Plano medio corto
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Plano americano
Primer plano
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Principios básicos
El encuadre es un tema que hay que analizar en detalle Parece imposible hacerle justicia a un tema tan importante como el encuadre de la imagen en una o dos páginas. La razón de por qué, aun así, me atrevo a abordarlo, es muy simple: creo que no existe ninguna fórmula mágica al respecto. Por supuesto, existen unas normas, pero lo ideal sería que desarrollaras una intuición general en torno al encuadre; tu cuaderno de dibujo te ayudará a conseguirlo. Como creador, te toparás muy a menudo con el mismo formato de tu cuaderno abierto: un formato horizontal partido por la mitad. Lo encontrarás en libretas, catálogos y revistas, en folletos y, naturalmente, en otros libros. Además, los formatos horizontales se utilizan en las películas, los videojuegos y las páginas web. Al mismo tiempo, evidentemente, puedes utilizar el formato vertical de cada una de las páginas de tu cuaderno como base del encuadre. Por todo ello, tu cuaderno de dibujo es un campo de prácticas idóneo para abordar casi cualquier encuadre, y cuanto más trabajes con él más seguridad adquirirá tu sentido de la composición.
Por otro lado, también es importante prestar atención a la posición que ocupa el motivo en la imagen. Utiliza toda la superficie de tu página doble y crea una composición interesante para tu dibujo. Si, por ejemplo, dibujas dos jarrones, el resultado será menos impactante si sitúas los dos centrados en sus respectivas páginas que si los muestras de modo parcial.
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Consejo: Es útil dibujar una serie de microbocetos como ejercicio orientativo. Prueba a situar tu motivo en diversas posiciones antes de elegir la composición definitiva del dibujo.
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Principios básicos
El peso y el equilibrio
Consejo: También la fecha, datos sobre el lugar donde estés dibujando o algún comentario por escrito pueden servir como elementos compositivos de tu dibujo. Es decir, incluir información de ese tipo en los cuadernos de dibujo a veces tiene que ver directamente con el objetivo de crear equilibrio en el dibujo. De ahí que lo mejor es que dejes esas “firmas” siempre para el final y que escojas con mucho cuidado dónde colocarlas, ¡merece la pena!
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Aunque los trazos en el papel no pesan, ópticamente pueden inclinar mucho la balanza. En todas las composiciones encontramos una determinada distribución del peso. Eso significa que los dibujos poseen sus focos de atención. Por ejemplo, si acumulas todos tus motivos en una esquina, el equilibrio del dibujo “basculará” en esa dirección. Si pintas algo en la esquina opuesta, tu dibujo tomará otra dirección visual. Según lo que desees lograr, este juego puede resultar muy emocionante y supondrá un enriquecimiento de tu habilidad para dibujar. Por tanto, utiliza esta técnica con conocimiento de causa y trata de desarrollar un sexto sentido para la distribución del peso y el equilibrio en la obra. No te limites a copiar los motivos sin más, organízalos en el papel en la disposición que elijas. Lo cierto es que es muy sencillo y efectivo integrar el “peso óptico” en la composición de la imagen. Lo más fácil es desplazar ligeramente detalles “marginales” como, por ejemplo, una sombra, una farola o un pájaro. Tómate esas libertades: tus dibujos serán más interesantes si estableces prioridades compositivas. En la página siguiente, arriba a la derecha, la sombra “sostiene” la botella y evita que el dibujo se incline demasiado hacia la derecha. En el dibujo del centro, la farola asume esa tarea y aporta un contrapeso óptico a la iglesia. Además, el comentario escrito arriba a la izquierda también contribuye al equilibrio de pesos. En el dibujo inferior, el cuervo compensa la inclinación óptica del minarete. Al tener un tono más oscuro, contrarresta la torsión hacia la izquierda de la torre.
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Principios básicos
Un poco de todo Reúne en un solo dibujo motivos distintos que, por sí solos, no resulten lo suficientemente potentes como para crear una imagen. Aprovecha, por ejemplo, una visita a un museo para llenar una doble página con dibujos. Verás que las misceláneas poseen un gran atractivo compositivo y una capacidad narrativa, como mínimo, igual a la de los motivos individuales.
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Principios básicos
La perspectiva
Consejo: Para determinar el ángulo de una línea, puedes medir la página como si se tratara de la esfera de un reloj: toma tu lápiz, alarga el brazo y coloca el lápiz de modo que coincida con la línea. Imagínate la esfera de un reloj y traslada de ese modo el ángulo al papel (“bordillo de la acera: 17:00”). Los ángulos horizontal y vertical se determinan a partir de los bordes de tu cuaderno de dibujo.
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Lo más importante que necesitas saber sobre la perspectiva, ya lo sabes: todo aquello que está cerca nos parece más grande que lo que está lejos; es un truco de nuestros ojos. Y el truco de la perspectiva es el de lograr trasladar ese fenómeno al papel. En principio, lograrlo no es particularmente difícil. No obstante, el arte europeo tardó su tiempo en conseguir dominar la perspectiva. Mientras que la Antigüedad clásica conocía las leyes de la perspectiva, con la caída del Imperio Romano y el mundo antiguo, también las leyes de la representación espacial cayeron en el olvido. Durante casi un milenio, la perspectiva supuso un inmenso enigma para los seres humanos. Las representaciones medievales utilizan soluciones espaciales completamente originales: las líneas de fuga salen en todas las direcciones posibles, y las personas —aunque estén situadas a la misma distancia— son unas veces más altas y otras más bajas. La solución al problema no se encontró hasta el Renacimiento, con el redescubrimiento de la Antigüedad y con las innovaciones de la época en el campo de la arquitectura. Que la perspectiva siempre se explique a partir de los objetos o con la ayuda de la arquitectura se debe a que el efecto se manifiesta con más claridad cuando existe uniformidad entre los elementos. Una serie de columnas de igual altura y equidistantes entre sí se vuelven más pequeñas visualmente y lo hacen todas justo en la misma proporción. Sin embargo, en las ciudades medievales no predominaba esa regularidad, gracias a la cual los artistas habrían podido percibir esa disminución proporcional del tamaño. Al dibujar trabajamos con puntos de fuga hacia los que se dirigen las líneas del dibujo. Allí donde todas las líneas se unen se encuentra el punto de fuga. Este punto depende del punto de vista del observador y no necesariamente debe encontrarse dentro de la imagen, pero siempre se encuentra a la altura de los ojos. En la página siguiente tienes un ejemplo con un solo punto de fuga: en la calle, el punto de fuga se encuentra aproximadamente en el centro de la imagen. Todas las líneas de la imagen se dirigen hacia él. Ese punto de vista se denomina perspectiva central. Lo más habitual es encontrarnos con este tipo de perspectiva central en espacios interiores, o, como en este ejemplo, en el dibujo de una calle.
Principios básicos
La perspectiva Resulta reconfortante saber que, en el fondo, no existe la perspectiva, sino la perspectiva de cada uno. La perspectiva siempre depende del propio punto de vista. Si nos movemos, cambia también la/nuestra perspectiva. Normalmente, utilizamos uno o dos puntos de fuga dependiendo de cuántos lados veamos de un objeto. En arquitectura, por ejemplo, esos dos puntos de fuga pueden ser dos laterales de una casa. Los dos puntos de fuga en la perspectiva de dos puntos se sitúan siempre en una línea en el horizonte y, al igual que en la perspectiva de un solo punto, siempre se sitúan a la altura de los ojos. También en este caso, la perspectiva y los puntos de fuga dependen del punto de vista del observador. Todo lo que está situado por debajo de la línea del horizonte lo vemos en alzado; es decir, desde la parte superior. Todo lo que se encuentra por encima de la línea del horizonte lo vemos en contrapicado; es decir, desde la parte inferior. Hay un hecho que simplifica un poco el asunto. Por lo general, solamente las líneas horizontales tienden hacia los puntos de fuga, mientras que todas las líneas verticales permanecen estáticas. (La excepción es solo la vista desde muy lejos y desde debajo, o desde muy lejos y desde arriba, llamadas perspectiva de “gusano” y perspectiva “a vista de pájaro” respectivamente.)
Consejo: Cierra un ojo mientras dibujas. Verás que al mirar como un “tuerto”, dibujar te resulta mucho más fácil. Trasladar al papel una imagen bidimensional es más fácil que dibujar una tridimensional. Procura mantener cerrado siempre el mismo ojo, de lo contrario la perspectiva “saltará”.
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Consejo: Dibuja un pequeño boceto en el margen del papel, como una especie de chuleta visual, antes de empezar. Te ayudará a no perderte con la perspectiva.
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Principios básicos
El espacio y la perspectiva Hasta aquí la teoría. Conviene que te familiarices con ella y aprendas a dominar las técnicas básicas. No obstante, a la hora de dibujar, lo más importante no es el enfoque puramente técnico. Un ordenador también puede construir puntos de fuga. Recuerda que la perspectiva no consiste solo en realizar una construcción. El espacio puede representarse de muchas maneras diferentes. Como vemos aquí, es posible representar a las personas con perspectiva. Cuanto más cerca están, más grandes son. Se puede representar la tridimensionalidad haciendo desaparecer el fondo en la bruma o simplemente superponiendo en la imagen unas cosas encima de otras, porque incluso un “ocultamiento mutuo” crea sensación de espacio. También pueden utilizarse colores para crear profundidad óptica. Cuanto más lejos esté algo, más azul se vuelve (piensa en las montañas azules del fondo). Sobre todo, es importante que desarrolles el sentido del espacio. No dejes que la inseguridad te gane la partida. Lánzate a dibujar y ve desarrollando tu sentido de la perspectiva. En este tema, los mejores artistas apuestan por la intuición, ¡no por la tecnología o el diseño!
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Principios básicos
Los paisajes Un paisaje nos lo pone fácil: no pasa de largo ante nosotros ni sale corriendo. El paisaje es paciente. Démosle 20 minutos y pongámonos a dibujarlo. Empieza en una esquina del papel y, como una hormiga, ve recorriendo cada sendero y cada línea de la superficie de la zona con el lápiz. Ve elaborando tu dibujo de lo pequeño a lo grande, de un lado al otro. Cuando luego observes el resultado, te darás cuenta de cuánta intensidad puede poseer un dibujo. Recordarás el tiempo que hacía, el sol, los ruidos que viajaban en el viento. Tal vez te acordarás de la persona que te acompañaba y de un pícnic, de un olor, quizá recuerdes los bocinazos de los coches, el ruido que hacían los insectos o la ciudad. Dibujando experimentamos las cosas de otra manera. Una instantánea tomada con nuestra cámara de fotos es un documento que afirma simplemente: “yo estuve aquí”. El dibujo crea en nosotros el recuerdo de haber estado realmente allí. Tómate esos 20 minutos y dibuja un paisaje.
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La naturaleza Se diga lo que se diga, lo más bonito de dibujar en la naturaleza… ¡es estar en la naturaleza! Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con el dibujo de paisaje, al realizar apuntes de la naturaleza reducimos la distancia: dirige tu atención hacia formas concretas y explora los diversos aspectos del motivo elegido. En los árboles hallamos formas y estructuras, en las flores encontramos simetrías. En resumen, en la naturaleza descubrirás principios compositivos y, al fin y al cabo, dibujamos siempre con el fin de entender algo. Utiliza esa comprensión de las formas compositivas en tus dibujos.
Consejo: Cuando organices una excursión de dibujo al campo no te olvides de llevar un protector solar, un repelente de insectos (¡para las garrapatas!) y quizá también un impermeable. ¡Y por supuesto la cesta de pícnic!
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Principios básicos
El paisaje y el tiempo Lo más habitual es que solo percibamos el paisaje mientras pasa a nuestro lado. Te animo a hacer el siguiente experimento: intenta representar un viaje en forma de cómic, de modo que el factor tiempo esté incluido en los dibujos. Dibuja un panel de microbocetos durante un viaje. Dibuja, por ejemplo, las imágenes más distintivas que veas durante un viaje en tren. Completa los motivos a partir de tus recuerdos y toma nota de las horas respectivas a las que hiciste cada boceto.
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Principios básicos
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Colorear los paisajes Las acuarelas son excelentes para colorear dibujos de paisajes. Las tonalidades de color de un paisaje contribuyen decisivamente a dotarlo de una u otra atmósfera. Con las acuarelas podrás capturarla de forma rápida y segura. No dejes de dibujar paisajes solo porque creas que es un tema que ha sido copado por lo pintores aficionados. Los bocetos de tu cuaderno de dibujos son para ti, no para los demás.
Consejo: Incluye siempre algún ser vivo en tu paisaje. Dibuja un pájaro o un gato (aparecerán por iniciativa propia, por algún lado…). Los seres vivos romperán el estatismo de tu dibujo.
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Dibujar y colorear paisajes con tinta Otro medio muy apropiado para colorear paisajes es la tinta diluida en agua. Podemos encontrar tinta en muchos colores distintos y, además, es práctica y nada cara. El color sepia es muy popular para dibujar, pero también podemos crear efectos muy hermosos con otros tonos. Cuando viajamos podemos llevarnos sin problemas un pequeño bote de tinta y un pincel. Y el agua la encontramos en todas partes. Podemos utilizar la tinta tanto para dibujar como para colorear. Utilizando distintas cantidades de agua para disolverla lograremos diferentes matices y gradaciones de color. Consejo: En vez de tinta, puedes utilizar también el yodo o el permanganato de potasio que lleves en el botiquín de viaje.
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Toscana, cerca de Monterigiano
Desierto jordano en las inmediaciones de Petra
La Selva Negra, cerca de Friburgo
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Principios básicos
La luz y la sombra La sombra no es más que la ausencia de luz. La luz es una mezcla de ondas electromagnéticas que se tornan visibles allí donde inciden; es decir, donde se reflejan. Allí donde no hay luz, hay sombra. O también podríamos decir que el estado original es la sombra. Cuando dibujamos trabajamos con ese estado original. Curiosamente, en nuestros dibujos no representamos la luz. La luz es el blanco de nuestro papel. La luz ya está ahí, antes de empezar. O lo que es lo mismo: dibujar significa dejar a un lado la luz y crear sombras. Las sombras son, como mínimo, tan importantes como la forma, porque las sombras definen el espacio.
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Principios básicos
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La sombra y la luz Al dibujar reproducimos los valores de gris de la sombra mediante el sombreado; es decir, utilizando trazos más o menos juntos que, visualmente, dan lugar a las superficies del dibujo. Con esta técnica podemos crear gradaciones de gris que vayan desde un gris muy delicado a un color casi negro. Por otra parte, el sombreado nos brinda la posibilidad de representar, además del gris, las distintas estructuras y texturas de la superficie. La segunda forma de representar los valores de gris es coloreando la superficie. Esto puede hacerse mediante campos de color, creados, por ejemplo, con tinta, o pintando trazos muy apretados. También es posible utilizar una combinación de ambos métodos, por ejemplo coloreando un dibujo o reforzándolo con una veladura. Lo más importante es ser consciente de este hecho: lo que ves es luz, pero lo que dibujas es sombra. No seas tacaño a la hora de utilizarla.
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El ser humano no es un objeto Dibujar personas es lo más difícil, o al menos muy difícil, o al menos no es tan fácil, o al menos… al menos… Como ves, la cosa se complica. Comencemos de nuevo desde cero. Dibujar personas no es una tarea sencilla. Eso se debe sobre todo a que nos resulta difícil mantener la distancia respecto a ellas. Y eso es cierto en un doble sentido. Por una parte, tendemos a juzgar nuestros propios dibujos de personas con un ojo mucho más crítico que los dibujos de cualquier otro motivo, pues todos sabemos con bastante exactitud cómo deberían ser. Tenemos tal familiaridad con nuestro propio rostro, con nuestra propia figura, que somos mucho más conscientes de los errores. Por otra parte, el ser humano no es un objeto. Estamos dibujando un ser vivo, un individuo. Los seres humanos sienten, piensan, se mueven. Y puede suceder perfectamente que un ser humano no solo se aleje de nosotros. Es posible que también se mueva hacia nosotros. O todavía peor, es muy posible que nos pregunte: “¿Se supone que ese soy yo?”. Por eso, al dibujar un ser humano debemos tener en cuenta que no solo estamos representando algo, sino que, al mismo tiempo, estamos entablando una relación con la persona que dibujamos. En el siguiente capítulo, intentaré dar un par de consejos para hallar la solución a este dilema.
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Los seres humanos
Los amigos La primera y más sencilla manera de abordar este dilema es dibujar a tus amigos. Esta opción tiene la ventaja de que tus amigos seguramente se presten a quedarse un rato quietos si se lo pides y que no serán demasiado críticos con los resultados. Además, los amigos también se dejan “caricaturizar”, sin tomárselo demasiado a pecho. Para las caricaturas, te recomiendo combinar el dibujo a ciegas con el dibujo consciente. Empieza dibujando “a ciegas” y, tras haber realizado unos cuantos trazos, continúa la caricatura dibujando ahora con consciencia y deliberación.
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Los seres humanos
Los transeúntes Con los desconocidos, la fórmula es la siguiente: convierte a los desconocidos en amigos. Pregúntales simplemente si puedes hacerles un retrato rápido. Por lo general, no solo no se negarán, sino que, al contrario, la mayoría de ellos se sentirán incluso halagados y tendrán curiosidad por ver el resultado. Ahora bien, aquellos que no se sienten orgullosos de su apariencia no te darán necesariamente las gracias si los documentas. Por ejemplo, es conveniente pedirles permiso a los mendigos para dibujarlos y tener cuidado con los borrachos. Consejo: Incluye siempre parte del entorno en tu trabajo. Muestra siempre un fragmento del mundo en el que se encuentra la persona dibujada.
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Pastor durante el sermón. Medio: rotulador negro de punta fina y un pedazo de la tarjeta de visita pegado en un collage. En casos como este, el resto de espectadores podrían sentirse hasta más molestos que las propias personas que estás dibujando. Muéstrate respetuoso en situaciones así. ¡Dibuja, pero hazlo con discreción!
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En el espacio público Además de los transeúntes, también están quienes trabajan en los espacios públicos y montan para ello una puesta en escena. Dibujar a estos personajes puede darnos mucho juego. A menudo, nos brindan un motivo atractivo y, como actúan en público, nos sentimos más libres a la hora de dibujarlos. Entre este tipo de motivos se cuentan los músicos callejeros o los actores en un teatro, los políticos u oradores, un párroco en una iglesia, modelos, participantes en un desfile o bailarinas de striptease. Todas estas personas tienen en común el hecho de que la representación pública forma parte esencial de su papel y, por tanto, en principio, deberían poner pocas objeciones a ser dibujados. Con todo, yo no pondría la mano en el fuego al respecto.
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Jugar al escondite Dibujar a personas que rechazan expresamente ser dibujadas o fotografiadas puede dar lugar a situaciones comprometidas. Fuera de Europa, puede resultar muy peligroso, por ejemplo, dibujar a policías o a soldados. En este caso, el único consejo posible es el siguiente: déjalo estar o no te dejes pillar. Mantén la distancia y, siempre que puedas, evita que haya un contacto visual directo entre el retratado y tú. Dibuja desde una posición a cubierto, desde dentro de un coche o de una tienda, por encima del hombro de un amigo, oculto detrás de un puesto del mercado o desde una cafetería. Dibuja a tus motivos desde atrás. Consejo: En todos aquellos lugares donde se puedan hacer fotografías, también puedes dibujar. Y, viceversa, eso significa que donde esté prohibido hacer fotos, tampoco estará permitido dibujar.
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Los seres humanos
La iconoclasia
Consejo: Las personas se dan cuenta cuando uno las mira durante cierto tiempo. Es un hecho que tiene algo de mágico, pero, como en el caso que os he contado, también de peligroso. No mires fijamente durante demasiado tiempo a la persona que hayas elegido como motivo. De vez en cuando, mira a propósito en una dirección completamente diferente y actúa como si estuvieras interesado en otra cosa completamente distinta. ¡Ponte gafas de sol!
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Hace unos años dibujé a un grupo de religiosos musulmanes que se habían reunido al otro lado de la calle en el distrito Fatith, en Estambul. Cuando vieron lo que estaba haciendo, me gritaron encolerizados y se pasaron un dedo por la garganta, dejándome bien claro que les gustaría cortarme el cuello. Ante ese gesto, atravesé la calle y me dirigí a ellos para preguntarles cómo se les ocurría amenazar a alguien que estaba visitando su país. Discutimos un rato y, en el curso del debate, por primera y única vez, perdí una página de mi cuaderno de dibujos. Pero, al fin y al cabo, conservé la cabeza. Probablemente lo más sensato en ciertas situaciones sea no tentar la suerte. Sin embargo, no dibujar no puede ser el consejo de un libro sobre dibujo, como este. Así que no dejes que te pillen. El cuaderno tiene la ventaja de que se puede cerrar en caso de que una situación te parezca peligrosa.
Los seres humanos
El retrato y las caricaturas
Consejo: Pon especial atención en los ojos y la boca: son más importantes que la nariz a la hora de lograr que el retratado pueda reconocerse. Las caricaturas con narices grandes no funcionan gracias a, sino a pesar de la nariz.
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Cierra un momento los ojos y trata de describirte a ti mismo. Seguramente no pensarás: “soy el de la nariz grande y las pecas”. Y si les pides a tus amigos que te describan, oirás pocas palabras sobre tu aspecto físico. En cambio, tal vez les oigas decir que cocinas bien, que eres divertida, o que te gusta Star Trek. Mi recomendación es que metas todo eso en tus dibujos. No eres el de la nariz grande. Tal vez la tengas, pero la nariz no es lo que te hace ser quien eres.
El gran arte de la caricatura se basa en representar a las personas exagerando una de sus características. No obstante, el dibujo puede hacer más, y puedes tratar de ir más allá de la apariencia externa y agregar a tu boceto algunos componentes de las cualidades internas. Así que deja atrás la superficie, no seas demasiado analítico y trata de entender intuitivamente lo que hace que las personas sean quienes son. Una buena forma de lograrlo es dibujar a ciegas.
Los dibujos a ciegas acortan el camino recorrido desde el ojo hasta la mano, pues nos ahorramos tener que pasar por la duda y el análisis. Mira a las personas con atención, contémplalas bien y trata de ponerte en su lugar. Los buenos dibujantes se interesan por la gente, no por las narices. Si consigues tener cercanía con las personas, lograrás hacer un buen retrato.
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Los seres humanos
El desnudo y las proporciones Si introduces las palabras “ser humano” en el buscador de imágenes de Google, comprobarás que los primeros resultados no son fotos ni fotogramas de películas. Los primeros resultados son dibujos de personas, sobre todo el famoso estudio de las proporciones que Leonardo da Vinci realizó hacia 1492. Por supuesto, de eso no puede deducirse ninguna valoración general sobre el dibujo, pero sí nos da un indicio de hasta qué punto el dibujo figurativo sigue siendo importante. No obstante, el dibujo figurativo no es nada fácil. Hay varias opciones para hacerlo algo más sencillo. Seguro que conoces esas figuritas de madera cuyas partes del cuerpo han sido reducidas a sus formas más básicas. Pueden resultar útiles, pero mi consejo personal es que empieces a dibujar sin más, que trabajes en tu cuaderno de bocetos y te vayas familiarizando con el dibujo de la figura humana. Cuantas más veces dibujes personas, más sencillo te resultará hacerlo. Por cierto, uno se encuentra con oportunidades de dibujar a gente desnuda más a menudo de lo que cree: ve a la piscina o a la playa, dibuja a tu pareja o dibújate a ti mismo y asiste a cursos de desnudo. Verás que el desnudo es divertido. Y, al final, es como todo lo que se aprende. Si te divierte, lo harás a menudo, y si lo haces a menudo, lo harás bien.
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Los animales
¡No paran de moverse! Esta exclamación nos lleva directamente a la raíz del problema. Sí, suena complicado, pero merece la pena, porque los animales constituyen motivos verdaderamente excepcionales. Comienza dibujando animales que no se mueven. Pueden ser animales dormidos (tu gato) o muertos (como, por ejemplo, un ratón que te haya “regalado” tu gato). También puedes trabajar con animales perezosos o lentos, como tortugas y caracoles. Para empezar, por supuesto, puedes utilizar animales disecados. Muchas ciudades tienen un museo de historia natural, un lugar ideal para realizar un primer acercamiento al tema del dibujo de animales.
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Los animales
Por otra parte, podemos encontrar animales vivos casi por todas partes: en la naturaleza y en las ciudades, en un prado, en el zoológico y en el circo. Los animales vivos son excelentes modelos para un dibujo, porque son como nosotros: tiene su propio carácter y personalidad, sienten y piensan, y vale la pena trasladar al papel lo que vemos en ellos. Por desgracia, dibujar animales vivos presenta un problema: no pueden estarse quietos ni un segundo. Apenas hayas dibujado un par de líneas, lo más probable es que el bicho se mueva. Utiliza tu memoria, tus conocimientos de anatomía y tu imaginación. Lo mejor es empezar a dibujar mientras el animal está inmóvil y añadir lo que falta haciendo uso de tu “archivo” de imágenes mentales en cuanto empiece a moverse. Cuanto más a menudo dibujes animales, más conocimientos adquirirás. Y cuanto mayor sea tu archivo de imágenes, más fácil te resultará.
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Consejo: Trabaja con rapidez, mientras el motivo todavía está quieto, y empieza por dibujar siempre lo más importante: la postura. Los detalles del pelaje pueden añadirse cuando el animal se haya vuelto a meter en su madriguera.
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La arquitectura
Lugares nuevos y viejos ¿Por qué dibujamos la casa de campo toscana? ¿Por qué el pintoresco casco antiguo? ¿Por qué el castillo junto al Rin? La respuesta podría ser, simplemente: porque esas imágenes son de una belleza y romanticismo extraordinarios. Y por supuesto que eso es verdad. Pero ¿por qué esos motivos son más bellos, por ejemplo, que una urbanización recién construida en una ciudad cualquiera? ¿Por qué hay miríadas de acuarelistas pintando la Toscana una y otra vez y no un almacén de venta de neumáticos en un barrio de Hamburgo? La respuesta a esa pregunta es algo más complicada. Lo cierto es que los molinos de viento de Rembrandt no representaban en su época los añorados “viejos tiempos”, sino el nivel más avanzado de la técnica, del mismo modo que los castillos que dibujaba Durero reproducían su presente. Básicamente, en la Antigüedad, los artistas pintaban las instalaciones eólicas y los cuarteles de su tiempo… ¿Por qué hoy en día nos resulta tan extrañamente difícil apartarnos de los mismos motivos de siempre y en su lugar pintar lo moderno? Por supuesto que la Toscana es hermosa. Ahora bien, nuestra manera de experimentar “lo hermoso” quiere decir demasiado a menudo “lo conocido”, y lo que significa “conocido” es que ya hubo otros antes de nosotros que lo experimentaron como “hermoso” y por eso es un motivo que está permitido pintar. Los románticos buscaban ese tipo de motivos, pero no porque les parecieran hermosos, sino porque significaban algo. La mirada hacia el pasado del Romanticismo significaba siempre el anhelo de tiempos mejores. El anhelo de un mundo secreto y la huida de una cotidianidad a menudo poco halagüeña.
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Neue und alte Orte
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La arquitectura
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De castillos y gigantescos adefesios hoteleros La pregunta está completamente justificada: ¿por qué seguimos subiendo para dibujar los castillos? ¿Son hermosos los castillos porque significan algo para nosotros? ¿Porque de ellos emanan la historia y el romanticismo, porque son un motivo atractivo? ¿Porque significaron algo para las generaciones que nos precedieron? Las imágenes tienden a degenerar y a acabar convertidas en calcomanías. Si se trata del acto de documentar, comprobarás que en la actualidad el paisaje está definido menos por los molinos de viento que por los almacenes de bricolaje. Pregúntate a ti mismo cuando dibujes: ¿qué significa para mí personalmente este motivo? Busca un estímulo propio. Si al final de esa reflexión se encuentra el castillo, genial. Pero debería producirte la misma satisfacción pintar una interesante parada de autobús en una ciudad cualquiera.
Es tu cuaderno de dibujo: decide tú mismo con qué quieres llenarlo.
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La arquitectura
Dibujar la arquitectura ¿Cómo traslado una casa tan grande a un trozo de papel tan pequeño? Y, después, ¿cómo dibujarla bien? Que no cunda el pánico: no es tan difícil. Ante todo, cuando se trata de dibujar arquitectura, la clave está en la perspectiva. Es un proceso similar a dibujar, por ejemplo, una caja de zapatos: hay dos puntos de fuga, escorzos, etc. No obstante, en los edificios concurren muchos otros detalles que contribuyen a crear confusión. Por todas partes hay puertas, ventanas, rincones y ángulos, y todos estos detalles siguen a su vez las leyes de la perspectiva. Cuando, además, a eso le añadimos formas redondeadas como arcos y cornisas, la confusión es ya completa y sentimos un deseo irrefrenable de soltar el lápiz y abandonar. Es comprensible. Ninguna forma de arte ha cambiado más la faz de la Tierra que la arquitectura, y no hay ninguna forma de arte que nos sobreviva durante más tiempo. No es de extrañar, por tanto, que al principio la arquitectura nos inspire tanto respeto. Mi recomendación es que reduzcas tu motivo al tamaño de una caja de zapatos. Si te imaginas una forma básica, más pequeña y reducida a sus rasgos esenciales, todo resultará mucho más fácil. En primer lugar, considera las líneas sin tener en cuenta todos los detalles del edificio. Es decir, intenta ver la casa como si se tratara de un enorme cubo. Transfiere esa forma básica a tu página y, solo al final, completa el dibujo con los detalles. Ahora la arquitectura ya encaja perfectamente en tu cuaderno. Consejo: No olvides que estás dibujando el conjunto: tu propósito no es construir la casa, es decir, no cuentes meticulosamente todas y cada una de las ventanas; puedes pulir los detalles cuando hayas reflejado lo esencial del conjunto.
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El lugar adecuado
Internarse... ¿Lugares cotidianos para dibujos especiales? ¿Lugares especiales para dibujos sobresalientes? Naturalmente, puedes dibujar en cualquier lugar. Que un lugar sea o no espectacular no desempeña un papel tan importante. Es mucho más importante que el lugar te parezca interesante a ti personalmente. Intérnate en un lugar, obsérvalo, y puedes estar seguro de que tu dibujo lo reproducirá fielmente. Puede que no tal y como es desde un punto de vista objetivo —eso pueden hacerlo las fotos—, sino tal y como era para ti. Y eso es lo que cuenta.
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El lugar adecuado
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Lugares buenos y malos A pesar de todo, es evidente que, para un artista, el dónde y el qué dibujar supongan una diferencia considerable. El hecho de estar dibujando en un parque de una pequeña ciudad alemana implica prepararse para unas circunstancias totalmente diferentes a cuando estamos dibujando en lugares difíciles o peligrosos. Para internarse en un lugar, debemos valorar dónde y cuándo se puede dibujar allí. El dibujo a doble página que vemos en la parte superior de la página izquierda fue realizado en un campamento de refugiados en Oriente Medio, y si pude dibujar allí fue solo porque estaba viajando con un periodista y un guía que habían informado a las milicias de mi presencia (y, aun así, la situación seguía siendo amenazante). Por el contrario, el dibujo inferior del Teatro Nacional de Wiesbaden lo hice en una hora libre de un día soleado. En resumen: uno debe adaptarse a los lugares, tanto para lo bueno como para lo malo. El artista viajero no debe internarse con actitud ingenua y sin preparación en lugares peligrosos o poco seguros.
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El lugar adecuado
La elección del lugar de trabajo Antes de empezar, escoge muy bien el lugar donde vas a trabajar. Reflexiona previamente sobre qué técnica vas a aplicar en el dibujo. Si lo vas a colorear, necesitarás más tiempo que si vas a trabajar solo con el lápiz. Asegúrate de que en el lugar que elijas para trabajar puedas permanecer cómodamente durante el tiempo que precises. No te coloques en caminos transitados y evita lugares poco confortables, con frío o viento, así como aquellos donde te sientas vigilado. Lo mejor es que busques un lugar donde nadie pueda situarse detrás de ti; idealmente junto a una pared.
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Incluye coches en tus dibujos Recordarlo puede sonar innecesario, pero ¡no quites los coches de tus dibujos! Si evocas la imagen de una mezquita de Estambul y luego la comparas con la imagen real, descubrirás una diferencia crucial: en tu imagen mental faltan los coches. Todos tenemos una gran variedad de imágenes, películas y fotografías en la cabeza que dan forma a nuestra concepción del mundo. Cuando dibujamos, traemos con nosotros montones de dibujos, bocetos y representaciones de anteriores generaciones de pintores: imágenes idealizadas que en su gran mayoría fueron creadas antes de que los automóviles hicieran su entrada triunfal. Y, sin embargo, hoy en día, el aspecto de los lugares ha cambiado, de modo que deja de basarte en dibujos de viaje de generaciones anteriores y empieza a utilizar tus propios ojos. Incluye los coches en tus dibujos. Dibuja las vallas publicitarias, los aires acondicionados, las señales de tráfico... ¡Dibuja tu tiempo! Esa actitud te ayudará a descubrir lo que está ahí en lugar de ir buscando algo que se parezca a las imágenes de nuestra mente. Las fotos antiguas representan un tiempo pasado: ¡representa tú el tuyo!
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El lugar adecuado
Los coches envejecen los dibujos Un comentario más sobre los coches: envejecen los dibujos. Todos tenemos una idea muy concreta sobre qué coche se corresponde con qué lugar y con qué época. Un elegante coche deportivo pertenece a la década de 1960 y un coche híbrido que respeta el medio ambiente pertenece al presente. Es decir, que los coches permiten reconocer con exactitud (de modo similar a las señales de tráfico), dónde y en qué año se hicieron los dibujos. No somos del todo conscientes, pero nuestro propio presente se aleja a cada instante de nosotros a una velocidad asombrosa. Y esa es una buena razón para plasmarlo con precisión (a él y a sus coches).
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El lugar adecuado
Añadidos Consejo: Resalta lo importante usando el color.
Las fotos son especialmente adecuadas para captar el momento; los dibujos para reproducir panoramas. Utiliza tu cuaderno para iluminar algo más que un ángulo visual único de un lugar concreto. Plasma sobre el papel lo que te rodea. Dibuja vistas panorámicas. Llena una doble página con bocetos de la zona y de sus residentes dibujados desde distintas perspectivas. Combina aspectos espaciales y temporales en la imagen y cuenta de esa manera una historia. Ya lo verás: los panoramas cuentan muchas más cosas que una simple vista.
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El lugar adecuado
Las cosas Los objetos técnicos son motivos muy agradecidos. Resultan excelentes para aprender a mirar. Se puede entender su funcionamiento y explorar los problemas que plantea dibujarlos, como el espacio, la perspectiva, el contraste, la estructura y la textura. Y es que lo bueno de los objetos es que son modelos muy pacientes.
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Ahora bien, el problema con los objetos es que los dibujos técnicos a menudo solo despiertan un interés superficial. Tan fascinantes nos resultan la primera vez que los vemos como mecánicos y aburridos la segunda. Por eso, para dotarlos de interés, antes debemos aclarar algo fundamental: en general, los objetos son interesantes sobre todo en relación con nosotros. Los objetos son inimaginables sin las personas. Un objeto necesita un autor, un creador, así como un usuario. Por ese motivo, de la representación de un objeto se desprende siempre también una referencia a una persona. Por ejemplo, podemos captar muy bien conceptos abstractos como la “soledad” a través de la apariencia de un objeto, simplemente porque el motivo en sí nos brinda un indicio de la ausencia de personas: por ejemplo, una silla caída. Para nosotros, los artistas, eso significa que no realizamos meras reproducciones de modelos, sino que también los empleamos para contar historias. Y, así, los objetos dejan de ser simplemente “cosas”.
Consejo: Si te preguntas cómo podrías representar un objeto inanimado de modo que resulte interesante para el observador, la respuesta es muy sencilla: ¡necesitas encontrarlo interesante tú mismo! Por lo general, el interés por el motivo se comunica por sí solo a través de la obra.
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De viaje
Otros países, otros puntos de vista Una cosa está clara: al otro lado de las azules colinas que vemos en el horizonte siempre se está mejor que aquí. Viajar es una actividad esencialmente humana. No es por azar que muchas historias comiencen con un viaje, estamos de viaje “la mejor época del año” y “la vida entera es un viaje”. Los cuadernos de dibujo son, en primer lugar, libros de viajes, diarios y libros de horas en los que trabajamos no cuando estamos en nuestro ambiente habitual, sino cuando estamos fuera, reflejando el exterior, lo desconocido. Los cuadernos de dibujo no sirven exclusivamente para dibujar. En nuestro cuaderno capturamos recuerdos, anotamos direcciones de personas a las que conocemos de vacaciones y pegamos billetes de bus de aspecto interesante. Un cuaderno de dibujo es muy versátil, es un ordenador portátil sin cable, listo para recoger y conservar nuestras miradas y momentos.
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De viaje
Los dibujos de viajes Clic: eso ha sido un segundo. Clic clic: eso han sido dos. Los países extranjeros son maravillosos y fascinantes. Seguro que merecen algo más de dos segundos de atención. Cuando bosquejes tus impresiones de un país extranjero, es propio de la naturaleza del dibujo que le dediques más tiempo a tu motivo que el que se tarda en hacer una foto. Tus motivos te lo agradecerán. La gente reconoce claramente la diferencia entre el interés real y esa forma de ver algo para “tacharlo de la lista”, tan típica del turista. Ya lo verás. Si te pones a dibujar en un país extranjero, las conversaciones con los lugareños son absolutamente diferentes (incluso en países donde la representación de seres humanos pueda estar mal vista). El hecho de que dibujes algo y le dediques tu tiempo y tu pasión a la tarea ponen de manifiesto un interés genuino. Y el interés casi siempre es recompensado, tal vez con una sonrisa, una charla o un té, pero sin duda con un momento que siempre recordarás.
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De viaje
El dibujante que viaja no es un turista A lo largo de los siglos, los viajeros han acumulado tesoros y trofeos, conquistas y saqueos… y no siempre han contribuido a mejorar el mundo. Utiliza tu cuaderno de dibujo de otra manera. El artista debe viajar. Debe reflejar y documentar, y ese será su beneficio. Con tu cuaderno de dibujo te traerás algo de un viaje sin haberte llevado nada de allí. En principio, incluso habrás aportado algo: te habrás dado a ti mismo y al mundo una página de recuerdos.
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Zeichnen ist eine globale Sprache
El dibujo es un lenguaje universal No te preocupes si no se te da muy bien la lengua del país a donde viajes: los dibujos son un lenguaje universal. Las imágenes son el principio de todas las lenguas, se entienden más allá del vocabulario y la gramática. Dibujar significa comunicarse. Una cama o una hogaza de pan garabateados en un pedazo de papel superan cualquier frontera lingüística. Quizá esa sea una de las razones por las cuales tantas culturas veneran las imágenes, aunque también hay muchas en las que son tabú. La prohibición de la representación mediante imágenes o aniconismo es también por tanto un tipo de prohibición comunicativa: la prohibición de entablar diálogo entre diferentes culturas. Infórmate sobre esta problemática si quieres dibujar durante un viaje. Las imágenes pueden construir puentes tanto como pueden quemarlos. Buena parte de lo que a nosotros nos resulta exótico representa para los lugareños identidad y realidad vital. Es decir, no te comportes como un paparazzi. Estate al tanto de lo que se puede y lo que no se puede hacer, y no hieras los sentimientos de tus anfitriones. En caso de duda, no sueltes tu cuaderno ni un momento y, si te piden que les enseñes algo, muestra algo neutro. Consejo: Un buen truco es dibujar diferentes motivos en una doble página. Dibuja, por ejemplo, una escena de la calle en la hoja derecha y figuras en la izquierda. Utiliza un folio suelto para tapar el dibujo y cubre con él la página de las figuras cada vez que alguien se asome a mirar.
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De viaje
Sobre el lugar y el momento justos
Que uno puede estar en el momento justo en el lugar equivocado (y viceversa) es una verdad de Perogrullo. Para dibujar, ambos deben coincidir. Si hay multitudes moviéndose a través del motivo que has decidido dibujar, disfrutarás tan poco del dibujo como cuando llueve o hace frío (aunque una vez estuve pintando acuarelas con vodka en medio del invierno polaco, porque el vodka, a diferencia del agua, no se congela...). Es decir, necesitas no solo un lugar adecuado, sino también estar allí en el momento adecuado. Por tanto, es aconsejable elegir un lugar y volver a él cuando las condiciones sean las apropiadas. Espera a que llegue un día soleado, o la luz correcta, o la hora en que los turistas ya están en la cama. No olvides que necesitas un lugar tranquilo para dibujar. Para variar, prueba también a dibujar a una hora inusual. De hecho, algunos sitios hay que dibujarlos en torno a las siete de la mañana.
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De viaje
Los museos no son solo un refugio para días de lluvia No hay nada más molesto para dibujar al aire libre que la lluvia. Por eso te aconsejo que —sobre todo cuando estés de viaje— utilices un día de lluvia para hacer una incursión en el museo local. Casi todos los museos cuentan con alguna pieza que merece la pena dibujar, desde los pequeños museos locales o los de historia de la ciudad hasta los que albergan grandes colecciones internacionales. Además, en especial en los viejos museos, se respira una atmósfera fascinante y podemos encontrar sugerentes miradas hacia el pasado. Y, por supuesto, es una buena oportunidad para aprender algo. Así que ¡a dibujar en los museos!
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Consejo: Algo que resulta interesante es que en los museos casi siempre se permite dibujar, incluso en zonas donde no se permite hacer fotografías. En realidad, por lo general, en los museos solo está prohibido sacar fotografías con flash porque podrían decolorar las piezas expuestas. Para dibujar no se necesita flash.
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De viaje
Las vistas panorámicas Dibuja desde posiciones muy elevadas. En casi todas las ciudades encontrarás un lugar desde el que poder disfrutar de una vista panorámica. Busca una colina cercana, una torre o un edificio alto y dibuja desde allí. Consejo: Al dibujar una vista de la ciudad, comienza siempre por un edificio grande que esté en primer plano y deduce a partir de ese punto de referencia el tamaño de los edificios circundantes. Cierra un ojo y ponte a medir (por ejemplo: “la cúpula de la izquierda tiene la altura de siete escalones”).
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Bagatelas y libros de cocina Los cuadernos de dibujo no solo están hechos para representar “grandes panorámicas”. También las cosas pequeñas poseen fuerza narrativa: por ejemplo, utiliza tu cuaderno para plasmar en el papel todo aquello que merezca la pena saberse sobre tu país de destino. Puede tratarse de la descripción de una ruta o de algunas palabras del idioma, pero también, naturalmente, aquellas cosas con las que te encuentras todos los días, como, por ejemplo, la comida. ¡Apunta recetas de cocina y dibuja el plato y los ingredientes! También los enseres cotidianos son buenos motivos para nuestros dibujos. En los restaurantes, dedica el tiempo de espera antes de que te traigan la comida a dibujar a otros clientes o algún detalle del restaurante. Y si aprovechas la ocasión para añadir unas líneas sobre el sabor de los distintos platos y bebidas en el cuaderno, le darás a la narrativa un interesante plano adicional.
Utilización y reutilización
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La realidad no es la realidad Al plantearte la pregunta de con cuánto realismo deberías representar el motivo elegido, hay que tener muy claro que caminas sobre arenas movedizas. Porque el caso es que, sencilla y llanamente, la realidad no existe. Lo único que existe siempre es el punto de vista de quien mira, y este resulta muy diferente dependiendo del observador. Alguien que para uno es un luchador por la libertad, para otro puede ser un terrorista. “La realidad” es un término medio entre varias perspectivas. Con lo cual también el dibujo realista es más bien una especie de mínimo común denominador de la realidad. Es mucho más importante preguntarse qué deseamos comunicar con él. Si lo que más te importa es reproducir los detalles más ínfimos del motivo, entonces debes esforzarte por alcanzar la máxima exactitud. Ahora bien, si lo que quieres es representar un estado de ánimo o un movimiento, probablemente te será más útil hacer un dibujo expresivo. Pero incluso un dibujo aparentemente hiperrealista no es realista si no se hace justicia al motivo; y viceversa: un bosquejo realizado con rapidez puede reproducir de manera adecuada la realidad —por ejemplo, transmitir información sobre el estado de ánimo del retratado— sin ser realista desde el punto de vista objetivo. Parece una contradicción, pero la realidad no es particularmente realista. Consejo: Nada te impide mezclar diferentes puntos de vista en un dibujo. Prueba, por ejemplo, a pintar con un estilo abstracto todo lo que se mueva y de forma realista todo lo que esté quieto. Te sorprenderá ver los excelentes resultados que obtendrás con esta estrategia.
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Utilización y reutilización
Todo pasa Un dibujo no es solo una imagen de la realidad. Un dibujo es un trozo de tiempo. Los momentos pasan para siempre, solo tú ves los que has visto así. Todo se mueve y nada vuelve hacia atrás, jamás. Esa incapacidad para recuperar el pasado siempre ha asustado a los hombres, que siempre han ideado estrategias para luchar contra ella. Una manera de conservar algo en la memoria es compartir los momentos con los demás, por ejemplo a través de historias, o a través del dibujo. Lo que hace especial al dibujo es que detiene el tiempo. El dibujo no solo representa, también documenta su proceso de creación, pues mientras estabas experimentando el momento representado, lo estabas dibujando. Esto hace que los dibujos sean valiosos. Porque se “llenan” del momento. Así, quienes ven el dibujo más tarde obtienen algo inmediato, la posibilidad de contemplar un momento pasado. Aunque tu dibujo no sea perfecto, es un fragmento de tiempo auténtico que nunca volverá a repetirse.
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Utilización y reutilización
El procesamiento digital de los dibujos y su traslado fuera del cuaderno A lo mejor has intentado alguna vez copiar o volver a realizar uno de tus dibujos, cosa que, curiosamente, casi nunca tiene éxito. A menudo, con cada nueva tentativa, el mismo dibujo se va aplanando y pierde interés. Parece como si fuera imposible reproducir la inmediatez y la espontaneidad de un dibujo. Incluso si sospechas que una nariz te quedará mejor la segunda vez, el precio para conseguir esa mejora suele ser una boca nueva patética.
Por eso, la llegada del procesamiento digital de los dibujos ha supuesto un fantástico golpe de suerte. Para poder trasladar un dibujo fuera del cuaderno, las generaciones anteriores de dibujantes no tenían más remedio que recurrir a la copia o el calco manual (cuando no querían arrancar ninguna página). Hoy en día puedes escanear tus dibujos y procesarlos digitalmente. Puedes utilizarlos como parte de una imagen o una ilustración o combinarlos con otras partes de la imagen, de modo que puedes preservar la inmediatez que probablemente se perdería al copiarlo varias veces. Si la segunda nariz te sale mejor que la primera, ahora ya no tendrás que renunciar obligatoriamente a la espontaneidad del primer boceto. No obstante, al barajar todas las posibilidades, ten en cuenta que tu dibujo es tan único como el momento en que lo realizaste; sé consciente de ello cuando trabajes con él.
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Dibujo transformado en ilustración a través del procesamiento digital mediante Photoshop. Se usaron tres bocetos originales y una capa de color. Ilustración editorial para un artículo sobre Estambul.
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Utilización y reutilización
Los medios digitales y cómo aprovechar al máximo los dibujos No cabe duda de que el ordenador le ha dado un fuerte impulso al dibujo en los últimos años. En la época en la que era técnicamente imposible producir ilusiones visuales, existía entre los creadores un deseo de intentar hacerlo utilizando los medios del dibujo o de la ilustración. Pensemos en el fotorrealismo de la década de 1970 o las pinturas con aerógrafo de la de 1980.
Con la aparición de software gráfico de mayor capacidad, de repente se ha logrado dar vida a las ilusiones. Por ejemplo, ha sido posible animar a los dinosaurios, simplemente porque los avances tecnológicos lo han permitido. Durante algún tiempo, las técnicas tradicionales se quedaron increíblemente anticuadas. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha ido constatando lo contrario: precisamente el desarrollo técnico del dibujo ha dado pie a una vuelta al dibujo primigenio, porque lo perfecto resultaba con frecuencia demasiado frío y plano y relegaba lo personal a un segundo plano. Y es que la fuerza del dibujo está en la idea, el contenido y la expresión. Es justamente el factor personal lo que hace fascinante un dibujo. Y cuando logras sacar provecho a sus mejores cualidades, el dibujo se presta maravillosamente a ser utilizado en conjunción con las nuevas tecnologías. Con los ordenadores podemos editar y transformar los dibujos, darles el tamaño, color o forma que queramos, podemos generarlos serial y secuencialmente, convertirlos en películas y animaciones, y combinarlos con otros medios visuales, como la tipografía y los textos. En resumen, que no te dé miedo seguir desarrollando tus dibujos en el ordenador. ¡La mezcla de técnicas da buenos resultados!
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¿Dónde está el cuaderno de dibujo de Leonardo da Vinci? Por último, quiero dedicar unas palabras a relatar lo que ha sucedido con los cuadernos de dibujo creados a lo largo de los pasados siglos. Para empezar, ¿dónde está el cuaderno de dibujo de Leonardo da Vinci? La respuesta es esta: ya no existe. Los cuadernos de dibujo y de apuntes de Leonardo fueron hechos pedazos después de su muerte y repartidos por todo el mundo. El único ejemplar que se conserva, el Codex Atlanticus, de unas 1.000 páginas, fue reconstruido posteriormente por coleccionistas, que reunieron las distintas páginas y las volvieron a encuadernar juntas. Hoy en día se encuentra en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Muchos otros cuadernos de dibujo sufrieron el mismo destino que los de Leonardo (por desgracia, es más fácil vender las páginas una por una), aunque, por ejemplo, se conservan algunos de Durero y de Rembrandt. A partir del siglo xix, los cuadernos de dibujo empezaron a coleccionarse y, todavía hoy, pueden comprarse los cuadernos de William Turner y Caspar David Friedrich en edición facsímil. También los cuadernos de dibujo de la mayoría de pintores de la modernidad clásica se han conservado en gran parte completos (si es que no los roban, como ha sucedido recientemente con un libro de bocetos de Pablo Picasso en París...). Hoy, la mayoría de dibujantes publican regularmente sus cuadernos de dibujo en internet. El panorama es enorme y visitar algunos de los innumerables blogs y páginas web de bocetos de artistas siempre merece la pena. No obstante, pese a las amplias posibilidades de publicación, el cuaderno de dibujo sigue siendo algo íntimo y personal, un campo de prueba y experimentación, un cuaderno de apuntes y un diario. Y hay otra cosa que tampoco ha cambiado: el cuaderno más importante de todos sigue siendo tuyo —y el que todavía no existe—, ¡el que ahora vas a comenzar!
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Biografía Felix Scheinberger nació el 14 de enero de 1969 en Fráncfort. Para él, la batería era más importante que la escuela, y en lugar de prepararse la selectividad, tocó en varias bandas de punk hasta los 22 años. La prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años le permitió entrar en la Fachhochschule für Gestaltung de Hamburgo, donde estudió Ilustración y, nada más acabar, se estableció por cuenta propia. En los últimos diez años ha ilustrado más de 50 libros, trabaja regularmente para diversos periódicos de prestigio, ha obtenido varios premios y ha sido profesor en Maguncia, Hamburgo, Jerusalén y Münster. Con este libro y su otro título, Acuarela para urban sketchers (Editorial Gustavo Gili, 2015), ha ayudado a numerosos creadores a redescubrir el trabajo manual, así como el lápiz y la caja de acuarelas. Scheinberger vive en Berlín y es profesor de Ilustración en la Fachhochschule de Münster.
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El autor quisiera agradecerle a Christiane Steen su amable ayuda en la elaboración y revisión del manuscrito.
Título original: Mut zum Skizzenbuch. Zeichnen & Skizzieren unterwegs, sexta edición publicada por Verlag Hermann Schmidt, 2015.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir responsabilidad alguna en caso de error u omisión. Ilustraciones, diseño y litografía: Felix Scheinberger
Traducción: Teresa Martín Lorenzo Tipografías: Quadraat y Charlottine
© Felix Scheinberger © Verlag Hermann Schmidt © de la traducción: Teresa Martín Lorenzo y para la edición castellana: © Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2016
ISBN: 978-84-252-3209-1 (PDF digital) www.ggili.com
Editorial Gustavo Gili, SL Via Laietana 47, 2º, 08003 Barcelona, España. Tel. (+34) 93 322 81 61 Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, México. Tel. (+52) 55 55 60 60 11