Arte, estructura y arqueología : análisis de figuras duales y anatrópicas

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

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DIRECCION DE P R O Y E O C I O N SOCIAL SCMiMAtttO DC H18TCNIA RURAL AN0(11A

Arte estructura y arqueologia

Alberto Rex Gortzdlez

Lima. 1979

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Bste euaderno se edita con el peraiso especial del autor para « up circuleen forma restringida y no comercial «■* entre los estudiantes de arqueologia de la Universidad Nacionul Mayor de San Marcos.

;U INTPODUCCION En la arqueologia arner.icana, como en la arqueologiauniver­ sal; un tema de importancia e interns es el que atahe a la interpretacibn del significado o del sentido de la iconogra fia simbollck que 5 oon gran frecuepcia, hallamos en alfareria 5 piedra o metaln En America del Sur este tema ha sido. dejado de lado cost — por oompleto y este hecho se explica l6gicamente por la hi.s tori a de" estas -'ddsciplinas* En efecto, en los comienzos de las mismaS; antes de que dispusi^ramos de suficientes mat.eriaiel. arqueol6gicos? cuando careciamos adn de^©onocimientos adecuados e- incluso elementales sobre cronologia y comple-'Jos culturales o sobre el modo de subsistencia de los pue*=>-rbios desaparecidos? muchos investigadores dedicaron buena parte de su 3.abor a la fascinante tarea de intebpretar las imageries repbe.sentadas’en los objetos arqueoldgicos conocidos entonces, Esta tarea se antepuso, a menudo, a la labor sistem&tic.a del. terreno y a la de. clasificacidn taxonomica y analitica que necesariamente debia preceder a la interpre^ tativa 0 ■ ■Algunas de qquellas primeras interpretaciones aportaron ele mentos e ideas quo adn pueden ser utiles., Otras en cambio,navegaron en las aguas de la mas libre. fantasia o del absur doc No falto quien viera en algunas complejas imagenes de la arqueologla andina la representacion' riaturalista de ejem plares extinguidos de la megafauna pleistocena o signos del simbolismo de la froya homdrica o de escrituras desaparecidas,, El result ado ,, en el campoprofesional, no ae redujo al descredft© de los•investigadores particulares o de su metodo,' sino que se.higo extensivo al dmbito mismo de la problem mdtica del tema de referenda, Hoy. pese a lo mucho que que da por hacer, no es poco lo que se ha avanzado en el conocT miento arqueolbgico y es entonces el caso de preguntarse sn^ debrido a los problemas y a las dificultades inherentes al tema, debemes renunciar a el dafinitivamente o bi£n volver a remontar aquel apasionante seGtor del,conocimiento que' bosqueJaron los investigadores pioneros, comp Tello y Vale a# cel en Pert. Ambr-osetti, lafone Quevedo y Quiroga en nues--tro pais, Pese a la renuencia.de muchos arqueologos no hay

.2 duda de que exists una reaction favorable, como lo demuestran trabagos recientes y auh reuniones y conferencias (Ben son, compil., 19 7 2 ), destinadas a interpretar el sentido y complego simbolismo implicito en buena parte de la rica iconografia aut6ctona de America, Wo ignorant os las dificul tades que entrana la interpretacion y lo resbaladizo de mu chas de sus conclusiones, pero la disyuntiva es bien clara;' o renunciamos a toda interpretaci6n o bien la intentamos ~ pese a todos los riesgos que ella entrana. la posibilidad de megorar lps modelos interpretativos estara en relacion con el ndmero de modelos seriamente. formulados. El coteg’oda los mismos frente a la realidad y a la acumulacion de conocimientos pondrd en evidencia -su mayor o menor aproximacion a la verdad. Personalmente por imposici6n del momento que. nos toc6 vivir, estuvimos dedicados por d&cadas a la labor ar^ueologica en el terreno tratando de completar, dentro del area de investigacion escogida, los cuadros contextuales, los modes de subsistencia y la cronologxa que pudiera servir a la impres •cindible ubicacion temporal de las culturas estudiadas, pun to de partida inevitable de cualquier- otro conocimiento arqueolbgico. Sin embargo, paralelos a aquellas tareas surgian muchas veces interesantes problemas, planteacios por lab eng maticas figures que exornaban las p.iezas de- alfareria o los recipientes de piedra. La disyuntiva era, pues, si por las dificultades inherentes debiames degar definitivamente de lado todo intento de in— terpretacion del simbolismo de esa inconografia o si, por lo contrario, podiamos en algirn momento empezar a estable— cer cierta sistematizacion de signos que permitieran en el futuro elaborar una verdadera semiologia arqueologica de esos materiales.. Muy pocas dudas-caben.de que gran parte.de las im&genes, realistas unas veces y fant&sticas otras, que por cent.ena— res apareceb reproducidad en la iconografia de las culturas andinas (Carrion Cachot, 1959) poseen un . indudable cardc— ter signif icativo ,.como signos cuyo mensage era inteligible para sus creadores y receptores. Esto Lace entonces posible que podamos imaginar la existencia de una futura semiologia iconogrdfica precolombina cuyos datos primarios habra que co m'enzar por sisternatizar,cultura por culture, a fin de p.oder captar en algun momento las relaciones estructurales bdsi— cas que permiten aproximarnos de alguna manera a su inter— pre-tacion. En este trabago tratamos de senalar una serie de relaciones distribdcionales en imdgenes arqueol6gicas deLW.O. argenti­ ne, apuntando similitudes con otras del area andina. Se tra ta de un primer paso elemental en la busqueda de relaciones .mas complegas. Existe cierta analogia con lo intent ado por Leroi-.Gourh.an, por su puesto en una escala mucho mas amplia y completa, en su estudio del arte paleolitico, en el que-

- 3 " o«.■encontramos la sintaxis: -de ese language com&i de las ca vernas pero no su’semcintica, una re alidad expresada era si— fras, cuyos valores no conocemos". :,Para la ligiilstic’a - di ce"el comentarisja transcrito- constituye una ©specie de de_ mostracion casi perfect© de lo que darla una descripcidn linguistic© distribucional pura, y para el semiologo una ex periencia an&loga la de los■fenomenos de comunicacidn (probablemente), pero cuya estructdra, quizes impecablemente aclarada, no revelaria ipso facto su fuiicidn significante" (Hounin, 19?2,p*250)