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Spanish Pages [226] Year 1999
Ai,née co11 Lacari
SILVIA ELENA TENDLARZ
Aimée con Lacan Acerca de la paranoia de autopunición
LUGAR EDITORIAL
. ISBN: 950-892-067-X ( Kahlbaum, en 1874, describe la verbigeración. El concepto de agraniatism.o aparece en 1877 con Kaussmall, mientras que 'l'anzi estudia este trastorno en todas las enfermedades mentales (1889 ) y subraya el «culto mágico» que tiene el delirante por la palabra. En 1890, Neisser enlaza los neologismos a la afasia, y lleva a cabo el estudio de las relaciones entre el lenguaje psicótico y el len guaje afásico. Séglas distingue en 189 1 los «neologismos activos» (con signi ficación) de los «neologismos pasivos» (sin significación). También j erarquiza la, importancia del lenguaje en el tratamiento de pacientes p sicóticos. Dice: « . • • es absolutamente necesario recu rrir al interrogatorio del alienado. Sólo es posible entrar en comu nicación con el enfermo a través del procedimiento del lenguaje en sus diferentes modalidades, y tanto en el alienado como en el hombre s ano, el intermediario del lenguaje, de la palabra, de la escritura, de los gestos , traducirán afuera las modificaciones del pensamiento y de las diferentes emociones» 1 4 • En 19 12, Chaslin crea el término de locura discordante verba l p ara nombrar todas las manifestaciones lingüísticas del esguizofréni�. Kraepelin crea en 1913 el término esquizofasia al aproximar el prefijo «esquizo» (como Bleuler lo había hecho precedentemente con la esquizofrenia ) y el sufij o «fasia» que lo enl aza a la afa sia. En 192 1, Tuczeck lieva a cabo un análisis del lenguaje catatónico, y Quercy subraya la importancia de los factores alucinatorios en el origen de las manifestaciones gloso lálicas . A p artir de 1924 las teorías sobre el lenguaje psicótico comien zañ nrnJtiplicarse Teuhé y Pfersdorff publican los trabaJos que analizaremos a continuación.
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1 ·1
p. l.
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S é gl ns, Les lroubles du la11gage chez les a liénés, e d . Rueff et C i u , 1 89 2 ,
III. Las primeras referencias l. Dela.c roix, Head, Pfersd_o rff y Teulié m útrico de Lacan d mos comenzar or subrayar el es iza miento que se rodu'o en su ensamiento entre os ,, sen os 'mspira os': Esguizografía» ( 193 1) y su tesis 1 En el primer texto. Lacan analiza los escritos de la paciente psicótica utilizando cuatro referencias teóricas ue serán aban donadas al año si uiente en su traba · o sobre Aimée: _ ea , �rsdorff y Teulié. Delacroix se s · ' n la orientación de la teoría lingüística; · miéntras que Head describe la teoría médica de las a asias, y �fersdorff y Teulié otorgan las categorías de estudio del lenguaje_ QSicótico . Lacan se apoya en estas referencias al analizar el caso dé Marcelle C. puesto que el problema del lenguaj� escrito y oral de la:s pf?icosis paranoides y paranoicas (según la clasificación de Claude) constituía una preocupación importante en esa época. En la tesis de Lacan esas concepciones resultan insuficientes. Dice: « • • • consideramos que el estudio de l.ós trastornos del lenguaje (particularmente del lenguaj e escrito) eri nuestro caso, pedía ser realizado de acuerdo con otros esquemas funcionales: la inadecua cion de los que hemos tratado de usar salta a la vista en todas las líneas» (p. 2 6 1 ). La consecuencia de este viraje es que el análisis del lenguaje de los escritos de Aimée no está orientado por los fenómenos deficitarios que desencadenan los automatismos, sino por la emergencia de un beneficio positivo de la psicosis, que más allá de la adaptación social guarda su alcance humano. De esta manera, Lacan pone de manifiesto en los escritos de Aimée el carácter !atónico del amor, así como su sensibilidad la acció áe os ideales -el carácter articu armente bovárico. e acroix 1 5 . orna como referencia la difi renciación realizada or �aussure entre en.gua y hablg. Pero añade algo más: una mo dalización entre la formulación verbal el habl ro iamente_ ... · i� o,_ o que lo conduce a proponer cuatro aspectos diferentes del l.,:::guaje: .. 15
Delacroix, Le la ngage et la pensée, ed. Al ea n , Paris, 1930 ( l" ed. 1924).
fü)
1 ) El lenguaie_propiamente dicho ; es decir, la función humana que construye y p ermite utilizar el sistema de signos; 2) La lengua , conjunto de conve:nciones lingüísticas, variaciones históricas y sociales alrededor del gran tema humano del lenguaj e ; 3 ) El hablar o l a formulación verb al ; es decir, e l manejo d e l a lengu·� y la sumisión a las exigencias del lenguaj e ; · 4 ) E l ha bla , que e s u n sistema auditivo-motor ; e s decir, el mecan'ismo psicofísico que le permite al suj eto hablante exterio rizar el sistema lingüístico. Delacroix señala, siguiendo a Saussure. g_u e un carácter ese n :. cial del signo lingüístico es poder..m.m,binarse con otros s i gnos. Describe el vocabulario _como un sistema de entidades opuestas., relativas y negativas. Comparte con Head la idea de que el hecho verbal es la expre sión de una función cerebral complej a que hace funcionar una parte importante del cerebro según l a posición ordenada de los procesos fisiológicos. • rtida l a estrucEn resumen: Delacro"·x tura mgüística de Saussure y la concepción fisiológ:ica de Ele.ad.,_:_ Head 1 b diferencia cuatro funciones del lenguaj e :
1 ) Trastornos verbales o formales d e l a palabra dicha o escrita. 2) Trastornos nominales o del sentido de las palabras. 3) Trastornos gram,a ticales o de cons trucción sintáctica. 4 ) Trastornos sema nticos o de organización general del sentido de la frase.
Luego del análisis de estos trastornos del lenguaj e , Head clasifica los distintos tipos de afasi a. Los trastornos de emisión definen tanto la afasia verbal (que afecta sobre todo la estructura de las palabras ) como la afasia sintáctica (que concierne a la gramática). En cambio, la comprens ión defectuosa define la afasia nominal ( que altera los valores del lenguaje) y la afasia semántica (que concierne a la constitución de lós conj urítos). Según Jackson, la incapacidad de formular constituye el aspecto emisivo de la afasia, y la incapacidad de entender es el aspecto perceptivo. Años más tarde , Jakobson le da una nueva dimensión a esta 16 Head, Aphasia and kindred disorders of spee�h, ed. Cambridge Universi tiy Press, London , 1926.
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clasificación. En los trastornos de selección , la contigüidad deter mina todo el comportamiento verbal del enfermo (trastorflo de similaridad). En cambio, en las afasias con déficit de contexto, de combinación, se produce una alteración de la contigüidad. «La metáfora si� vuelve imposible en el trastorno d_e la similaridad, así como la metonimia es imposible en el trastorno de la con tigüidad» 1 7 . Head explica las afasias de la siguiente manera:
1) En la afasia verbal las palabras son pronunciadas con difi cultad y tienden a volverse anormales en su estructura, lo que produce también un trastorno de la estructura de la frase. La comprensión permanece relativamente intacta. En algunos enfer mos la falla sólo se manifiesta en la incapacidad de producir la palabra reQ_11 erida par la propia voluntad aunque puedan recono-_ _ cerla. De todas maneras, la pérdida de la función no es puramente articulatoria. El «lenguaje interior» está dañado. La escritura y la lectura revelan las mismas fallas que la palabra. En los casos graves las emisiones del lenguaje del enfermo se reducen a algunas frases estereotipadas o afectivas. La «defectiue word formation» -como lo escribe Head- es de primera importancia. Es un defecto de formación de la palabra tanto para el lenguaje exterior como para el lenguaje interior. 2) La afasia nominal está marcada por la comprensión y el uso defectuoso de las palabras: su valor de significación es manejado de manera incorrecta. Una palabra es tomada por otra. Hay una parafasia de la emisión y de la recepción. El paciente tiene muchas palabras a su disposición, pero es incapaz de de signar objetos familiares, aunque pueda describir su uso y su composición.· El cálculo no es posible ya puesto que no entiende la significación de las cifras. La escritura espontánea también está afectada. 3) La afasia sintáctica es la agramaticalidad que repercute sobre Tas palabras. El ritmo de la frase se encuentra destruido. El lenguaje está sinco ado. Las alabras de enlace están ausen tes o son moperantes. Es un trastorno e a ormu ac10n s1m o 1ca y de . la expresión. La escritura está igualmente afectada: el ·
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R. Jakobson, Essa.is de lingiiistique générale, París, p. 6 1 .
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paciente es capaz de copiar un texto pero no puede hacer un dictado. 4) ½ª afasia semántica es la incapacidad de entender y de utilizar la palabra como elemento de un acto compl eto del len guaj e. El enfermo se detiene en la conversación como si hubiera ·olvícíado lo que estaba por decir. No entiendé ni el rol de los distintos elementos de la frase en un período determinado, ni la finalidad de la intención de su acción. Delacroix sugiere que el lenguaj e se basa en una amplia va riedad de automatismos estratificados y los pone en correspo,1dencia con las diferentes afasias de Héad :
1 ) afasia verbal : alteración de la formación de hábitos articu latorios y auditivos. 2) afasia nominal: trastorno del automatismo de enlace del signo con la signi ficación. 3) afasia sintáctica·: trastorno del automatismo que une ·m emoria y pensamiento lógico. 4) · afasia sem ántica: alteración de la unión del pensamiento ·· actual con los automatismos intelectuales.
El principio neurológico de Jackson establece que la lesión destructiva nunca puede ser responsable de los síntomas posi tivos: estos son la consecuencia de una actividad infrenable de los centros inferiores. La destrucción sólo produce efectos negativos 1 8 . Delacroix, por el contrario, piensa que el automatismo es una función negativa incapaz de explicar los fenómenos positivos. Afirma: «No nos hemos equivocado al afirmar que los delirios y las alucinaciones manifiestan la reacción personal del sujeto que se siente perturbado, invadido o dominado por las influencias que emanan de los automatismos, expresión de una enfermedad orgánica». Curiosamente, da un lugar privilegiado a Clérambault a causa de su concepto de automatismo mental. La reacción de la personalidad reorganiza la acción de los automatismos, produce en consecuencia una adaptación del individuo a la situación. IR
H . Ey y ,J . Rou art, «Essai d'applicati o n des prí nci pes de Jackson a u n e dyn a m í que de l a n euro-psychiatrie», l'E 11céphale, 1 9 3 6 , pp. 30-60.
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La hipótesis se aproxima a la posición de Lacan en su tesis. La importancia del estudio de la escritura en la reflexión del Lacan de esa época también proviene de Jackson. Jackson con sidera que la única diferencia entre el lengl:laje interior y el lenguaje exterior. es la articulación, Así, la escrittira se vuelve la "ía más directa para saber si el lenguaje interior está afectado. Dice: « Writing is the key to the condition of interna[ speech». Lacan si ue esta conc ción n 19 1 afirma que algunas erturbaciones del ensamiento sólo se manifiestan en e engua e ��- Ese año Lévy-Valensi, Migault y Lacan mtro ucen e término de «esquizofasja» parafraseando en la escritura lo que es la esquizofasia en el l enguaje oral. ,.,...---.- �;:� En 1927, Pfersdorff utiliza el término·de �)Jara nom brar el lenguaje patológico en la demencia precoz. Este término lo retoma de Kraepel in, que lo creó a su vez para designar un éstado esquizofrénico en el cual el trastorno del lenguaje es un _ síntom a precursor. Pforsdorff reserva ese térm ino para la psi co sis disociativas que producen los síntomas activos del lenguaje au tomático (Spontansprache ). Este lenguaje está •caracterizado por su incoherenci a. Para el estudio del lenguaje util iza también las funciones verbales, nominales, sintácticas y semánticas aisladas por Head. Sus trabajos sobre este tema se extienden de 1927 a 1929 1 9 • Por otra parte, Pfersdorff se opone a la concepción jackso niana y subraya la importancia del estudio de los síntomas posi tivos. E stos síntomas permiten diferenciar la verdadera esqui zofasia de las diferentes formas clínicas de incoherencia del lenguaje. Los síntomas del len a·e sicótico se diferencian de los de la afasia. o tra ajan nunca ,. En a su tesis la sítua-cteTTa -o· oe· 1aá ln erprefacíone·s· aellrantes. le .. f éta-mrltr·g'ar····eri:tf" e tofr . ·. ·. ·. · • . . . . . . P.. sicóti. . . .. .. . · ·· . ·· · · ······· · ···--···-eñónienos -·--········· • · ·· · ··- ··· . . . . ..P.··:rimarios ... . .. ... ... . . . ··· ··· . . de . . . . . . . .síntomas . ... . .Tos cos (de· ·1a -misma manera que Jaspers). . ·· Meyerson v Quercy desarrollan este concepto a través de las sin un ra interpretacío�·es ·mancas;"es · a--ecfr; fas iriterpretaciones n puesto que �osible de precisar» (p. 124). Stlratl:l d e �!��J�.!!.QQ?- en o e�---�Lmie. lª, .�igp}f_i_c;.11ci§!1_. p�1:s onal no Hega a ci��itÜ}}ir� _gQm,Q: 1JJ1a yg.rdJ1��r a ii:it�rpr�tªC!i ón, . y en e l qu � c;i�r.� 52 • tas palabras.. :r�§t@_ CQJ!lQ p_:µrªm�nt� __a\_usivas i · ;,Haíval�;_y_ �"lfferarfo. -Lacan se refiere a él como un·· «paranoico de· gÉmio» .(p. 263). Dice: «En el caso de B,Qusseau, _ �,e plai�t-�3-:__g_ª_t uralmente la_�µ�t.!_Qg_gg_ _c:_µ�J,I -�§ Jª p11rJe _g_ll El clebe su geñiº �tl i::le�ªrroUo. ª11ºmªl9__gElJª pernmmfüiJ!c! 9.ue revelan esos rá�g9;,;» (p. 263 ). Y concluye: «Por lo demás, s61o · un estúdio 1:iistórico minuciosísimo de la actividad social y de la actividad creadora del escritor podría darnos la posibilidad de apreciar qué es lo que deben de positivo a su anomalía mental sus medios de expresión mismos . . . » (p. 264). ��--le. ..permit�LP.9.JJ�X de relieve _ l osJenómfurns po.sitivos.de la p.sico..sis {a difer.encia de Iii-·conce_pc:ió:n. _ o f' psy c h oa 1 1 a lyt.i c U w rn py ,, , /11 /,•nwliona l cfounu, I o/ l 'sy, · h oa n a lysis, vol . V i l , l'J:W, p p . :3 8 1 -:fü l . 1 6 W . Reich, « A c1i tici sm o f recent theories o f the probl err¡ o f n e urosi s», lnter national Journal of Psychoanalysis , vol . IX, 1928, pp . 2 7 - 7 0 . 1 7 Vé a n se l os artícu l o s sobre Rei ch ¡jubl i ca dos e n Onzica r ? N º 3 5 . 1 º F. Al exander, «A reply of Reich's Criti cí sm», lnternational Journal of'Psy cltoa nalysis, vol . IX, 1928, pp. 240-246. 1 � F. Al exander, «The n eed of punishm ent and th e death -i n sti n ct», Interna tiona l Journal of Psychoanalysis , vol . IX, 1929, pp. 256-269. 2 ° F. Al exander y H. Staui:>, Le criminel et ses juges , Gallimard, París, 1934, ( 1" edi ci ó n 1928).
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tra11-.!'?_gresión. El castigo ciego del superyó suscita la transgresión. Liga la autopunición a la pulsión de muerte, y distingue la pul sión de muerte primaria y las tendencias destructivas secunda riamente vueltas con tra sí. La neurosis se plantea como la satis facción d e la pulsión y d e l a n ecesidad de castigo (que aparece primariamente). Junto al sadismo del superyó existe un ma soquismo primario del yo que se manifiesta por las resistencias del ello contra la realidad. Este masoquismo primario explica el suicidio y otros procesos autopunitivos. Se puede contraponer el rechazo de la pulsión de muerte, el sadism o primario y el temor de ser castigado . en Reich, a la aceptación de la pulsión de muerte de la que deriva la autopuni ción, el masoquismo y la necesidad de castigo prima:r�io, así como la falla de la acción del superyó en Alexander. Esto permite entender la diferencia entre el crimen 'p or necesidad de castigo de la impulsión homicida 2 1 • Desarrollaremos tres casos del libro de Alexander y Staub retomados por Lacan en su artículo «Introducción teórica a las fun ciones del psicoanálisis en la criminología », al estudiar la par ticularidad de los crímenes o delitos que emanan del superyó: «la tentativa de homicidio de un neurótico», el caso del estudiante de medicina, y el «poseído de los viajes en auto». Parten de la idea de que la falta de un móvil para el crimen obedece a la dificultad del juez de comprender el acto criminal, de allí la importancia de la inclusión de un psicoanalista en la sala de audiencias. Su tarea es doble: «dar primero un diagnóstico clínico, y luego la explicación psicológica del culpable y de su acto» 2 2 ; gn el caso del «poseído de viaje en auto», el delito de este j oven es el siguiente: i::ecorre largas dist�ncias en taxi sin ningún fundamento racional, y al final del viaje no puede pagar, desa pa ,u�e con cualqui e r pretexto pero ,foja las suficientes i n dicaciones como para ser capturado. Alexander califica sus acciones como sintomáticas y considera que se originan en su particular rela ción con su madre. Aísla tres signos característicos de este funcionamiento neu� 2 1 S . Tei1dlarz , «L'auto p unition dans le cas Ai m ée» , Qua rto N º 33-34 , Bruse l a s , 1988 , pp. 28-3 1 . 22 F . Alexander y H. Staub, op. ci t., p . 195.
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rótico : 1) el carácter irracional de las acciones, la falta de moti vos oportunos o explicables por efectos conscientes; 2) la este . reotipia de las acciones ; 3) la exi stencia de un con flicto psíqui co. A diferencia de Guiraud, Alcxander y Staub no buscan la explicación del crimen en el enfermo. Su punto de partida es diferente. El enfermo no tiene ningún objetivo en su acción, puesto que una motivación inconsciente lo impulsa a actuar. Tanto en la neurosis como en la psicosis el trabajo de comprensión de los motivos del crimen queda del lado del analista. Así, la cuestión de la justificación consciente del crimen se desplaza. Lo que cuenta es la posibilidad de una reconstitución de los móviles inconscien tes del crimen a partir del relato del paciente, para determinar a continuación la orientación del tratamiento. En este caso Alexander concluye que los viajes en auto, apa rentemente desprovistos de sentido y de finalidad, tienen un sentido inconsciente, «expresan una huida angustiada de la nostalgia del incesto, pero al mismo tiempo la liberación simbólica de -ese· deseo reprimido» 23 • Los delitos no tienen un fin criminal; son la consecuencia de un trastorno afectivo. Bruno es un intelectual de 34 años condenado a más de un año de prisión por pequeños .robos. Gracias a un falso diploma tra bajó durante mucho tiempo como cirujano, mostrando sólidos conocimientbs médicos. Es detenido depués de haber robado en una librería libros de medicina y haber intentado venderlos en una librería vecina, sin tan siquiera haber quitado la marca del vendedor. De esta manera, descubren que su diploma es falso. El robo se presenta aparentemente como inmotivado. Desde hacía mucho tiempo compraba libros en esa· librería; tenía incluso el dinero para comprarlos. Cuando el comisario intenta dejarlo en libertad, dada la futilidad de sus delitos, confiesa otros robos. Logra así hacerse condenar. Alexander y Staub explican esta conducta extravagante de Bruno por la necesidad inconsciente de ser castigado. Sus crímenes son puestos en relación con el sentimiento de culpabHi dad que surge del Complejo de Edipo. En su novela familiar, después del padre, sólo el médico tenía el privilegio de aproxi marse físicamente a su madre, de allí su elección de la medicina. Hacía una equivalencia entre la ¡>rofesión del médico y la satis23
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ldem, p. 216.
facción de los deseos incestuosos infantiles, por lo que le resul tab a completamente prohibido volverse un médico de verdad, es dec i r, apro x i m a rse al c u e rpo de su m a d re. Así expl i ca n todos los robos relacionándolos al Edipo. La cuestión de la inmotivación del robo deja lugar a los avatares de la culpabilidad enlazada al Com plejo de E dipo. El tercer caso, el de l a tentativa de homicidio en un neurótico, plantea otras cuestiones. Se trata del caso de un hombre, Karl, que dispara contra su amante y se desmaya luego. Cuando se despierta llama al médico y a la policía. En realidad, trataba de suicidarse j unto con su· a m ante, lo que a ella le costó un oj o , pero no tuvo el coraj e de continuar y se entregó. Lo primero que constatan es que el hecho que desencadena el pasaj e al acto no difiere de la situación pre-existente en relación a su amante. Comienza su relación con ella a sabiendas de que estaba por casarse con otro hombre y sin querer cambiar la situa ción. Cuando esta mujer decide llevar a cabo su matrimonio, toma la decisióri. de suicidarse j unto con ella ( ella lo propone). Alexan der y Staub relacionan esta situación con su vida familiar. La decisión de matar a la m uj er significa un ensayo de robar a la muj er de su padre (su madrastra) . «Así, el acto contiene los dos componentes del deseo de E dipo: tomar a la muj er de su padre para unirse a ella» 2 •1 • Se preguntan luego cómo logra Karl ej ecutar el acto sin sentimiento de culpab ilidad. La línea de identificación al padre brinda una respuesta. Karl se identifica con el padre que se venga de la infidelidad. El sentimiento de culpabilidad por el incesto cometido es detenido por el hecho de que. a través de esta identificación pone la fuerza de su superyó del lado del ello. El tercer punto que debe desarrollarse es su tentativa de suicidio. Cumple su dese o edípico en una vertiente sado-ma soquista : suicidándose mata a su hij o a causa del incesto , asesi nato camuflado de otra p ersona introyectada. Así, los autores utilizan sobre todo l as líneas identificatorias derivadas del Edipo para explicar la manera particular en la que estos enfermos manej an su sentimiento de culpabilidad a través del crimen.
2·1
ldem, p. 153 .
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3. Desp ués de Freud
Numerosos psicoanalistas se han interesado por el problema del sentimi ento de culpabilidad y por la necesidad de castigo. Los más importantes s on Théodore Reik, Ernest Jones y Melanie Klein. Cada uno de ellos tomará partido en la discusión entre Reich y Alexander, pero de distinta manera. Por otra parte, en Francia, Marie Bonapar�e, con su trabajo sobre el caso de Mme. Lefebvre inaugura la relación del psicoanálisis francés con la criminología. A este recorrido le añadiremos algunos otros trabaj os franceses contemporáneos a la tesis de Lacan. Theodore Reik interviene en la discusión entre Reich y Alexan der para reunir las posturas que, a su entender, no son irrecon ciliables. La acumulación de la libido es el factor determinante, aunque e xista una necesidad de castigo inconsciente. El senti m iento de culpabilidad desencadena la necesidad de castigo -refuerza la libido y aumenta la satisfacción- y se relaciona asimismo a la tentación. Cuando la acumulación de la libido aumenta la tentación, el s entimiento de culpabilidad se vuelve más intenso. La tentación y el sentimiento de culpabilidad se vuelven cada vez más urgentes e impetuosos. Concluye: «Reich y Alexander han insistido cada uno por su lado sobre uno de los aspectos de este proceso psíquico, mientras que en realidad los dos factores de la acumulación de la libido y del s entimiento de culpabilidad son complementarios» 25 • Esta posición particular de Reik no tendrá ningún eco dentro de la comunidad psicoanalítica. La posición de Jones es menos conciliadora. En 1926 Jones publica su primer artículo sobre el supe ryó 26 como respues ta al artículo de Freud «El yo y el ello» . Rechaza a la pulsión de muerte: se trata de un concepto filosófico inaplicable a una discusión puramente clínica. Por otra parte, sostiene la conexión entre el superyó y el Complejo de Edipo. El año siguiente, en una conferencia dictada en l a Sociedad Psi coanalítica de París, se incluye en la discusión en torno al tema 25
Th. Reik, «I)ésir sexuel et sentiment de culp abilité,► ( 1927), Le besoin
d'avouer, Payot, París, 1973, pp. 331-340, p. 333, 26
E . J ones, «The ori gi n and structure of super-ego», lnternationa l Journal
o.f Pscyhoa na lysis, vol . VII, 1926, pp. 303-3 1 1.
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de la autopunición tomando partido por Reich. Considera que es parcial la afirmación de Alexander de que la culpabilidad puede desaparecer por el sufrimiento. Al mismo tiempo, no se aven tura a tomar una posición clara sobre las relaciones entre el sen- timiento de culpabilidad y la autopunición en la neurosis. Dice: «Sería abordar una cuestión que todavía suscita discusiones violentas en el medio psicoan.alítico, y que lejos están de con cluir» 2 7 . Considera que la autopunición intenta inhibir las impulsiones prohibidas capaces de suscitar un peligro externo (es el miedo a la castración). Desarrolla a continuación su concepción del «temor» que se pone en juego en un estado de «pre-superyó». A partir de «Inhibición, síntoma y angustia» de Freud, Janes plantea que existe un estado que precede al Complejo de Castración en el que el niño responde a la privación, a la falta de satisfacción erótica, ya sea con angustia o con cólera. El rechazo de la satisfacción es sentida por el niño como un acto hostil. Se encuentran aquí las premisas de lo que más tarde, cuando la privación exterior repre sente un proceso activo por parte de los padres, es decir que se enlace al Complejo de Edipo,' se volverá el sentimiento de culpa bilidad. Aparece entonces en el niüo el temor a la castración, y en la niüa este temor se presenta como privación. Janes desarrolla estas ideas en el artículo «El temor, la culpa bilidad, el odio» en el que la autopunición permanece ligada al padre. Aísla tres niveles: 1 ) el miedo del castigo del padre, 2) la autopun_icíón y la culpabilidad para protegerse del castigo exte ri or, 3) el llamado al castigo exterior a fin de protegerse de la severidad de las tendencias autopunitivas. Constata la siguiente paradoja: «¡El padre es invocado para salvar al suj eto de lo que lo salvó del padre!» 28 • Esta paradoja es retomada por Lacan en su Seniinario VIII para distinguir el padre como origen del superyó del padre como castrador 29 • En el primer nivel se sitúa el origen del superyó y en el tercero la función paci ficadora de la castración que enlaza el goce a la función fálica. 27 E. Jones, «La concepti on du surmoi» , Reuue Fra.nqaise de Psycha.na.lyse N º 1, 1927, pp. 324-336, p. 332. 28 E . Jones, «La crai nte, l a culpabilité, la haine», Reuue Franr; aise de Psy chana lyse, t. IV, N º 1, 1930-3 1 . pp. 454-4 7 1 , p . 459. 29 J. Lacan, Seminario VIII: La. ética del psicoa nálisis ( 1959�60), Pai dós, Buenos Aires, 1987. En su capítul o XXIII Lacan elogi a el artícul o de Jones.
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Janes concuerda con Melanie Klein en el hecho de que hay que encontrar la génesis del s uperyó en el estadio sádico del desa rrollo más que en el fálico. Por otra parte , cambia de posición en relación a la teoría del · castigo de Alexander -tal vez por el derrotero que toma la teoría de Reich- y lo cita más amigablemente. El punto clave de su concepción es la afánisis como aniquila miento total de la capacidad de toda satisfacción sexual , lo que se constituye como el traumatismo primario. El temor queda al comienzo asociado al temor p rimario de la afánisis y luego a la « señal de alarma» frente a ese peligro. :81 odio se enlaza primero a l a cólera frente a la frustraci ón y luego al sadismo. Finalmente , la culpabilidad se relaciona primero a la inhibición pre-criminal, y sólo secundariamente aparece ·el estadio de la culpabilidad propia en el que su función es la de proteger contra los peligros exteriores . Jorres al concluir su artículo i�dica que el temor, el odio y la culpabilidad son medios de comb atir la situación traumática primaria de la afánisis . Años más tarde, en . 1947, planteará directame11te que el superyó se constituye como una defensa contra la afánisis:w_ Freud, por su parte , critica tanto a Jones como a Melanie Klein ' en este punto : la privación de una 'satisfacción pulsional no puede agravar directamente el sentimiento de culpabilidad. La agre sividad experimentada hacia la persona que impide la s atisfac ción es reprimida y transferida hacia el superyó, de allí que se transforma en ;Sentimientos · de culpab ilidad3 1 ; En 1927, Me\anie Klei_n p ostula que la acción del superyó comienza en el segundo· año de vida 3 2 • Este superyó precoz se nutre de las tendencias s ádico-orales y sádico-anales. Por otra parte, en este. artículo intenta demostrar que las tendencias criminales están presentes en todos los niños en tanto que están ligados al Complejo de Edipo. C ompara el caso de un criminal de su época llamado Hartmann y el de un niño neurótico llamado
30 E . Jones, Théorie et pratiq ue de la psychcmalyse, ,cap. IV: «L'origi n e du surmoi» ( 1947), Payot, París, 1960, pp. 132-138. ª 1 S. Freud, «El mal estar en l a cul tura», op. ci t. , p . 132. 32 M. Kl ei n , «Les tende n ces cri mi n ell es che z l e s e nfants norm aux» ( 1927), . Essais de psychanalyse, Payot, París, 1980, pp. 2 1 1-228.
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Peter. El criminal le había cortado la cabeza a cierto número de homosexuales con quienes había mantenido relaciones sexuales y a continuación vendía su ropa. El niño que Melanie Klein trataba, Peter, jugaba a cortarle la cabeza a una muñeca y vendía su ropa a un carnicero imaginario. De la misma manera que el criminal, Peter se apropia de los bienes de la víctima. Este ejem plo le permite a Melanie Klein señalar la proximidad que existe entre los fantasmas infantiles y los crímenes. El niño repite ince santemente acciones que expresan a la vez sus deseos y su nece sidad de ser castigado como efecto de su sentimiento de culpa bilidad. Tanto en el niño como en el criminal el sentimiento de · culpabilidad conduce a cometer delitos (como actos reprehensibles en el niño). Hasta aquí su teorización sigue los trazos del artículo de Freud. de 1915. Pero al año siguiente, en su artículo «Los estadios precoces del conflicto edípico» 33 , formaliza su posición en relación al Edipo precoz y plantea que las tendencias pulsionales pregenitales ligadas al conflicto edípico producen un sentimiento de culpabili dad. Es de un producto de la formación del superyó que se origi na en los primeros años de vida del niño. Melanie Klein llega a postular la existencia de un superyó materno arcaico que se diferencia del superyó paterno. La introyección del objeto se vuelve una instancia que castiga. El acento sobre el sadismo del niño le permite separar la severidad real del padre de su acción como objeto introyectado. Freud está de acuerdo con ella en este punto y la cita en «El malestar en la cultura» 34, pero sin reenviar a ningún artículo, sin duda por la disputa que tiene lugar en esa época entre ella y Anna Freud en relación al análisis de niños. Un caso célebre examinado en esa época fue el de Mme. Lefebvre, publicado por Marie Bonaparte en el primer número de l a Reuue fransych.ia trie, Hl l2, pp. 120 - 133. I r, P . Guiraud, «Les déli res chroni q u e s (hypothese pathogéniques contempo rai n es)», o p . cit.
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rológi co del automati smo m ental. A su entender, «son a fortiot:i ajenas a nuestro tema,, (p. 117). De todas formas, es im portante destacar que ' de alguna ma n era Lacan deja a Cléram bault fuera de esta categoría en rela ción a la paranoia, quien, por el contrario, afirma en un artícu lo que el sentimiento de desconfianza es antiguo y que el · co m ienzo del delirio no puede ser seüalado en el pasado 1 6 • Lacan concluye que este sentimiento de desconfianza no fechado permite encontrar un mecanismo psicogénico en las psicosis paranoicas ( p . 1 17). Ahora bien, Clérambault ,e labora su teoría sobre el automa tismo mental entre 1920 y 1927. Su punto de partida es la pre� cocidad de los fenómenos de disgregación en la evolución de las psicosis alucinatorias. Aunque el automatismo mental es basal en las psicosis alucinatorias crónicas, también puede vehiculizarse en otras psicosis. El automatismo es el fenómeno primordial sobre el que se edifican los más variados delirios secundarios. No implica en s í mismo ningún tipo d e hostilidad. Las ideas d e persecución son un trabajo aüadido; el enfermo se siente perseguido en forma se �undaria. Además, las voces acompaüan al enfermo. Se siente molesto por las experiencias que lo invaden, pero las voces no lo perturban. De hechq, «Se puede decir que cuando el delirio aparece, la psicosis ya es antigua. El delirio no es más que una superestructura» 1 7 • Este automatismo mental es tá constituido por fenómenos iniciales, de carácter irruptivo, esencialmente neutros (consis ten solamente en un desdoblamiento. del pensamiento) 1 8, anide icos, no temáticos y no sensoriales; el eco del pensamiento y los sin-sentido son los fenómenos iniciales del automatismo mental. Clérambault sigue a Baillanger y a Séglas en esta concepción, y opone el automatismo a las alucinaciones auditivas ; es decir, a 1 6 G . Clérambault, «Les déli res passi o n n e l s : érotom anie, revendicati o n , jal ousie», Oeu vres completes , op. cit., p p . 337�34 6 , p . 342. 17 G. Cl éra m bault, «Auto m atisme me ntal et sci ssio n du moi» (1920), op. ci t., p p . 457-4G7, p. 4 G6. 18 G . Cléra m bault, «Absen ce de caractere paran o1aque che z la m ajorité des persécutés hal lucinés» ( 1923), op. cit. , pp. 468-469.
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las voces a la vez objetivadas, individualizadas y temáticas que aparecen en forma tardía 19 . El automatismo se inicia con fenómenos sutiles, abstractos primero, que luego se aproximan gradualmente a la forma ver bal2 0 . Clérambault nombra a este conjunto de fenómenos el «pequeño automatismo mental», que constituye «un trastorno por así decir molecuiar del pensamiento elemental»2 1 . Cuando el sujeto es interrogado, habla de la novela explicativa que construye a continuación: , de allí la necesidad de buscarlos atentamente en tanto que constituyen el nudo de la psicosis. Para Clérambault, el automatismo mental por sí solo no al. canza a modificar profundamente el carácter del sujeto, ni si quiera en el sentido de la persecución. La mayoría de los sujetos calificados de perseguidos siguen siendo «falsos perseguidos», m ientras que de alguna manera sistematizan su delirio. El delirio que surge luego de la aparición de estos fenómenos elementales se vuelve más tarde una ideación autónoma y parásita que Clérambault llama «segunda personalidad», y que no constituye una zona definida del cerebro reservada a una ideación especial como lo afirma Ceillier, sino que se trata de «hábitos de conducción» de · un sistema de asociaciones por deri vación2 2. Plantea primero un triple autom atismo: motor (constituido por movimientos involuntarios), sensitivo (que incluye todos los modos de la sensibilidad y de la cenestesia) e ideo-verbal. Añade luego automatismos emotivos y afectivos 23 • En cuanto a la etiología, se trata de un trastorno orgánico provocado por un agente tóxico o infeccioso, de secuelas sistemáti cas y progresivas de afecciones anteriores olvidadas o descono cidas. G. Cl érambault, «Définition de l'automatisme m ental» ( 1924), op. cit., pp. 492-494. 2 0 G. Clérambault, «Théorie professée a l 'i nfirmerie spécial e - Form ul es courantes de 1919 a . 1923» ( 1927), op. cit., pp. 467 - 468. 2 1 G. Clérambault, «Les psychoses hallucin atoires chroni ques» ( 1923), op. cit., pp. 470-491, p. 485. 2 2 G. Cl érambault, "Répon scs a di fTéren tes cri ti ques de M . Ceilli er rel ati ves aux travaux précédents» ( 1927), op. cit. , pp. 577-579, p. 577. 2 G. Cl érambaul t, «Les psychose halluci natoi res chroniques» ( 1924), op. cit., ª pp. 495-525 . 19
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Clérambault cambia varias veces la manera de nombrar este automatismo. Del «Triple automatismo» pasará al «Síndrome de Pasividad», al «Síndrome de Interferencia» , al «Parasitismo», a la «Perentoriedad» , para concluir con la nomenclatura de «Sín drome 8» 2 4 • Sostiene de manera constante la concepción de «síndrome». El automatismo mental es un síndrome, un conjunto de síntomas que Clérambault se encarga cuidadosamente de describir. La utilización de una letra para nombrarlo, obedece a la ne cesidad de salir de la discusión terminológica de su entorno. Quiere subrayar lo que es verdaderamente importante en su conceptualización, y evitar así la utilización de la palabra «auto matismo» que ' da lugar a demasiados equívocos2 5 • Lacan, en su tesis , no critica abiertamente a Clérambault. Cuando se opone a la teoría orga n i cista se encarga de rc.i io m a r a otros autores. Más aún, aparentemente se esfuerza por mostrar la relación de Clérambault con la psicogénesis . En el momento en que retoma la teoría de Clérambault de la erotomanía, Lacan subraya -en relación a su concepción de los delirios pasionales que «para analizar el determinismo psicológico de estos delirios, el autor toma como tipo descriptivo la erotomanía» (p. 65). Es de cir, acentúa que Clérambault también se ocupa del aspecto psi cológico. Junto a la etiología organicista, existe en . Clérambault una concepción «mecanicista» que se enlaza a · 1a aparición del fenómeno elemental. Plantea una causalidad mecánica para explicar el desdoblamiento que constituye el eco del pensamiento. De esta manera, alej a la ideogénesis para subrayar su carácter brusco e inicial de donde deriva el delirio. Lacaio., en «De nuestros antecedentes», escribe en relación a Clérambault, «su único maestro en psiquiatría», que «su automa tismo mental, con su ideología mecanicista de metáfora, muy criti cable sin duda, nos parece, en su manera de abordar el texto subjetivo, más cercano a lo que puede construirse por un análi-
24 G. Cl érambaul t, «Réponses . . . », op. cit. 2 5 G. Cl éram bault, «Di scu ssi on du rapp01t de M. Nayrac sur l 'Automa tisme Me,ntal au Congres de Blois» ( 19 2 7 ), publicado con el título «Syndro m e mécani que e t concepti o n m écani ciste d e s Psychoses Hallucinatoires», o p . cit., pp. 587-599.
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sis estructural que ningún esfuerzo clínico en la psiquiatría fran cesa» 26 . El hecho de que años más tarde tome abiertamente partido por Clérambault es consecuencia de su teorización de la primordiali dad de la estructura significante. Haremos un breve paréntesis en nuestro recorrido para situar la ·manera en que es retomado por Lacan en los años 50. Así, tanto en su Seminario III como en la «Cuestión preliminar . . . » la utilización de la teoría de Cléram bault toma otra dimensión. Por ejemplo, en su Seminario III, al indicar que tanto la alu cinación verbal como el automatismo verbal develan un hecho de estructura, el ser hablado, dice: «Si el lenguaje habla por sí solo, aquí o nunca tenemos que utilizar el término de automatismo, y esto da al término que usaba Clérambault, su resonancia au téntica, su aspecto satisfactorio para nosotros» 2 7 • · Lacan se interesa tanto por el cuidado que se toma Cléram bault en aislar una estructura, como por los elem entos neutros y anideicos planteados como iniciales. Esto constituye el carácter propio del significante: cuando se presenta solo en la psicosis, no tiene sentido alguno. Utiliza la concepción del fenómeno elemen tal, pero la concepción del automatismo mental patológica es puesta en cuestión: el automatismo del lenguaje constituye uno de los caracteres de la cadena significante. Afirma así que en el perceptum se encuentra toda la estructura del lenguaje28 • En el Seminario III, muestra la relación de Clérambault con la psicogénesis. Dice: «Sea un sujeto que es objeto de un eco de un pensamiento. Admitamos con Clérambau lt que se debe a una derivación producida por una alteración cronoáxica . . . Cualquiera sea el modo en que se construya la teoría organo gen ética o autom nti ca , ésta no escapa a la con secuen c i a de q u e e x i s te ese p u n to p ri v i l egiado. I•:n s u m a , se e s müs ps icogcnet.i s t.a que nunca»:w. En realidad, la intención de Lacan no es· subrayar la verda d era fuen te p s i cog-cn c- t i ca de Cléramha u l t. s i no resa l t.,1 1· el a u to matismo del lenguaje. Concluye: «Lo que Clérambault delimitó con 26 27
28 29
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J. J. J. J.
L acan, La.can , L acan, Lacan,
«De nuestros antecedentes», op. cit., p. 59.
Semina.rio lll, op. ci t. , p . 438.
«De una cuesti ón preliminar . . . », op. cit., p . 5 19 .
Seminario 111, o p . cit. , p. 55-56.
el nombre de fenómenos elementales . . . es mucho más fecundo concebirlo en términos de estructura interna del lenguaj e. El m érito de Clérambault es haber mostrado su carácter ideicamente neutro, lo que en su lenguaje quiere decir que está en plena discordancia con los afectos del sujeto, que ningún mecanismo afectivo basta para explicarlo, en el nuestro, que es estructural»:w_ La estructura en cuestión va más allá de la afectividad: se trata de la relación del sujeto con el significante. Lacan indica en «La cuestion preliminar . . . » que en definitiva la única organicidad que postula el psicoanálisis es la del si gn i ficante3 1 . Pero esta causalidad significante es postulada en los años 50. En su tesis, la polémica entre organogénesis y psicogéne sis ocupa un lugar de interés de acuerdo a las temáticas presen tes en esa época.
3. La psicogénesis Las teorías psicogenéticas del automatismo mental tienen dos fuentes: psiquiátrica y psicológica. La primera tiene como punto de partida la teoría de Baillanger sobre las «alucinaciones psíquicas» ( que hemos comentado anteriormente), retomada y desarrollada por Séglas con el nombre de «pseudo-alucinaciones verbales». La segunda pertenece a la teoría de Janet sobre la liberación de automatismos. Esto puede parecer paradój ico puesto que Clérambault re toma tanto a Baillanger como a Séglas en su teorización. Pero este doble aspecto (organicista y psicogenético), que abre el de sarrollo clínico de Séglas, muestra que la verdadera encrucij ada en es ta d i s cusi ón psiquiátrica no es la primordialidad de la aparición de un fenómeno nuevo sino la causalidad tle esta irrupción. Presentaremos a continuación las teorías de Séglas, de Janet y de Cl aude, i n cl u idas con suR concepciones pa rticul ares en I n discusión e n torno al automatismo mental. ªº Idem , p. 359 . . J. Lacan , «De un a cuesti ó n prelimi nar . . . », p. 554: « . . . l a ú ni ca organi cidad que está esencial mente i nteresada e n ese proceso: l a que •moti va la estructura de la significación,,. 31
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Años después de sus p rimeros análisis de las alucinaciones verbales psicomotrices, Séglas se vuelve a ocupar de las aluci naciones. En su artículo «Alucinaciones psíquic"as y pseudo-alu cinaciones verbales» ( 19 14 ) , intenta desarrollar nuevamente la concepción de Baillanger s obre las alucinaciones psíquicas :i 2 • Parte de la oposición entre alucinaciones psico-sensoriales o alucinaciones verdaderas y alucinación psíquica . La primera corresponde a la definición clásica de la p ercepción s in obj eto, en cambio en l as segundas lo que .cuenta son las «voces inte riores » o «locuciones intelectuales» ( Baillanger). A continuación distingue dos grupos en el interior de las al ucinaciones psíquica s : las que se relacionan con obj etos o per sonas, como espacio representativo interior subj e tivo ( como la experiencia de los místico s ) , y las que revi sten un carácter ver bal, que corresponde tanto a l as alucinaciones verbales psico motrices com o a las pseudo-aluci naciones verbales ( sólo las pri meras son verdaderas alucinaciones). E n su desarrollo Séglas es tablece una progresión. Antes que nada está el lenguaj e interior que constituye el hecho de que nuestro pensam iento se traduce en p al abras y que estas pala bras dan una impresión de pertenencia. El enfermo que se quej a d e voces interiores tiene e l mismo tipo de lenguaj e que l os otros, pero lo siente como extraño. El reconocim iento de que las p ala bras percibidas por el suj eto son interiores , y pertenecen al propio pensamiento, es un dato inmedi ato de la conciencia. Para el enfermo las ílalabras no consti tuyen ya la expresión de su propio pensamiento . «Las encuentra insignificantes , absurdas, e xtrava gante s , enigmáticas . . . extrañas a su yo» 33 • El suj eto percib e el automatismo de su pensamiento .· D e hecho, en el eco del p ensamiento, el enfermo que escucha su pensamiento formulado por voces exteriores, reconoce este pensamiento como suyo y puede decir : i,repiten mis pensamien tos » . A partir de la aparición de estas alucinaciones surgen las . ideas de influencia, de posesión, de dominación. La cons trucción delirante resta secundaria. Lo que queda de inmedi ato es el automatismo, los j uicios interpretativos intervienen l uego como '
J. Ségl as, «Halluci n ati o n s psychi ques et pseudo-hallucinations verbal es», Joumal de Psycholo'gie, 1914; pp. 289-3 15. 33 lde m , p . 296. 32
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justificaciones o explicaciones. «El elemento primordial, necesario, es la incoordinación psíquica y el sentimiento de automatismo a través del cual se traduce en la conciencia del enfermo . . . Y esto alcanza: lo demás es agregado» 34 • En cuanto al origen y al carácter de la pseudo-alucinación verbal, Séglas indica que a lo mejor la teoría de la represión de Freud podría explicarla. Esta teorización corresponde con exactitud con la doctrina de Clérambault. Lo que se presenta como diferente es la organicidad y la refenmcia a la teoría freudiana. Este artículo es el punto de partida de las dos corrientes -organogénesis y psicogénesis- que intentamos desarrollar. Janet se ocupa de la cuestión del automatismo desde una perspectiva psicológica. Opone la actividad psicológica inferiqr automática ordenada por las leyes de la asociación a la actividad sintética de la conciencia que permite la adaptación del individuo al medio social. En 1903 , publica con Raymond Obsesiones y Psicastenia , una de l_as referencias de Lacan en relación a la psicastenia 35 • Plan tean que tanto en los obsesivos como en las histerias hay una insuficiencia de la resistencia que permite los desarrollos parasi tarios que llaman «estigmas psicasténicos». Los trastornos psicológicos se presentan como sentimientos que experimentan los enfermos. El rasgo común es la noción de in completud, de insuficiencia. A la idea fija de imperfección se añade la pérdida o· la disminución de la «función de lo real». Este texto introduce una variación del concepto de automa tismo puesto que establece una jerarquía de los fenómenos psico lógicos --para Lacan esto constituye su verdadera teoría psi casténica. (p. 120)-, que va desde la función de lo real (en primer grado) hasta los actos automáticos e inconscientes ignorados por el sujeto. Ahora bien, Janet hace equivaler tanto la neurosis obsesiva a la paranoia (al aproximar el delirio de persecución al escrúpulo del obsesivo) 3 6 , como las ideas fij as de la histeria a los fenómenos
34
Idem, p. 3 10 . P . Janet y Raymond, Obsessi01ts e t Psychasthénie, Alean, París, 1903. 36 P. Janet, L'éuolution psychologiq ue de la 'persona.lité, París, 1984 ( 1ª edi ci ón 1929). 35
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automáticos de la psicosis:n_ Es el producto de su punto de par- : tida: su análisis fenomenológico de orden psicológico, con un fondo j acksoniano, en el análisis de los fenómenos mentales borra toda di sti nción entre neurosis y psicosis. Concluye que existen muchos fenómenos comunes entre los psicasténicos y los paranoicos. Esta afirmación le permite a Lacan · indicar que el deliri o aparece sobre un fondo psicas ténico com o reacción a ciertos ev.entos traumáticos. Esta concepción , que incluye los trastornos de orden orgánico, se enlaza a la noci ón de «proceso» de Jaspers, en la medida que permite «entender la relación de las interpretaciones con ciertos estados orgánicos» ( p . 197). Los sentimientos de incompletud se transmutan en sentimien tos intelectuales en la teorización de Janet, modalidad de nom brar los fenómenos elementales. Estados afectivos casi inefables: el delirio no es más que una explicación secundaria. En este punto, Janet coincide con Clérambault. No utiliza la palabra «automatismo» : lo llama «sentimiento de dominio» para no incluir prejuicio alguno acerca de su formación. Establece una graduación que va del malestar inefable incial con el sentimiento de vacío al sentimiento de dominio ; establece así una distinción entre la aparición del fenómeno y el hecho de ponerlos en relación con el medio social. Los explica de la siguiente manera: «Los verdaderos sentimientos primitivos . . . son inexpresables a través del lenguaje . . . los enfermos están forzados a intelectualizar sus sentimientos . . . a dar a la expresión de las conductas una forma común, análoga a la que puede existir también en las acciones de los otros»:is. Los «sentimientos intelectuales» intentan incluir la relación del decir del propio individuo con su medio social . Como Janet lo indica: «el enfermo obj etiva en el medio social su propio senti miento» =39 . Lleva a cabo una «objetivación social intencional». Estos términos son retomados por Lacan en su tesis. La intencionali dad fenomenológica de la person alidad se enlaza así al medi o social. 37
P . Janet, Névroses e t Idées fixes, Alean, París, 1898. P. Jan et, «Les senti m ents dans le délire de persécution,, , Journal de Psychologie, de Neurologie et de Méclecine mentale, 1932, pp. 1 6 1 -240 y 40 1-460, p . 193. 39 ldem, p. 209. 38
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Janet rechaza calificar estos sentimientos iniciales de ceneste sia (se opone así a ciertas teorías organicistas próximas a las de Guiraud), por l o que Lacan subraya cómo «se explica así que ,Janet haya criticado vigorosamente esta explicación, y que no vacilara en hablar de su carácter puramente verbal» (p. 117). Nuevamente constatamos que el interés de Lacan se vuelca sobre lo verbal. La importancia que Janet · adjudica al medio social lo aproxi ma también al desarrollo de Lacan. Si bien Janet es tan organi cista como Clérambault -de hecho Lacan lo incluy,e en el capítulo en el que desarrolla su estudio sobre las concepciones organicis tas-, para Lacan lo importante es que «Janet insiste en el hecho de que el delirio aparece como una reacción a ciertos acontecimien tos traumatizantes» (p. 62-63). La predisposición psicasténica -constituida por el sentimiento de insuficiencia de la propia persona, la necesidad de apoyo y de disminución de la tensión psicológica- tiene rasgos muy dife rentes a los de la constitución paranoica. Lacan utiliza este con cepto para desembarazarse de esta . concepción: el fondo psi casténico de Aimée -retar'clo en la acción, abulia profesional, perseveraciones , ambición inadaptada, necesidad de dirección moral , desarrollo de la actividad imaginativa-, le permiten po ner de relieve el factor reacciona!. De la jerarquización de los fenómenos psicológicos planteados por Janet, Lacan retoma principalmente las correlaciones socia les de los actos para subrayar la acción del medio social sobre el individuo. Aunque Lacan afirme que en este análisis los «actos concretos conservan la huella de las colaboraciones sociales que han per mitido adaptarlos» (p. 120), la relación al medio social que plan tea Janet permanece exclusivamente en el registro imaginario propio de la intersubjetividad. La injuria que escucha una en ferma en la alucinación corresponde a su entender al sentimiento de fracaso en la valorización social que experim enta y que es atribuido a otro que la degrada; el sentimiento de presencia responde al fracaso de estar solo; la adivinación del pensamiento es un secreto fracasado; el eco del pensamiento, una exageración patológica de la enunciación del acto incluido en el acto volun tario; etc. El esbozo de elaboración lacaniana del medio social en la tesis va más lejos que esta elaboración imaginaria de Janet. Es por eso que el recurso exclusivo de la concepción psicológica de Janet no
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le resulta suficiente para su conceptualización de 1� paranoia de Aimée. ,El arraigo psicológico en la vida social del fenóm en o clcm cn lal, 4.ue propone Janel, no alcanza para explicar su presencia irruptiva y establecer una diferencia estructural entre la psico sis y la neurosis. La elección de Lacan de los «sentimientos in tcleclualcs» de ,Janct obedece exclusivamente a su inlcrés de relacionar la personalidad de Aimée al medio social, acentuando así el concepto de reacción. Lacan trabajaba en el servicio del Dr. Claude en la época en que redada su tesis. B ercherie señala que alrededor de Claude, en los años 20, en la Clínica ele Sainte-Anne, se elaboran los últimos grandes trabajos de la escuela francesa. Es el primer psiquiatra que introduce psicoanalistas en un servicio de psiquia · tría, lo que tendrá como consEicuencia la gran influencia del psicoanálisis en la psiquiatría. Dice: «Los trabajos del grupo de Claude tiene una característica común: son muy receptivos a las ideas surgidas de la corriente psicodinámica alemana (su filiación a Janet vía Ballet sin duda los preparó a ello), en particular de Bleuler y de Kretschmer, y a la utilización de nociones de com plejo y de reacción en el abordaje clínico» 4 0 • Pero su grupo se i:µteresa princ:ipalmente por la esquizofrenia. Esta influencia orienta el desarrollo de Lacan sobre la para noia. Su rechazo de la teoría de una constitución paranoica (que su maestro no rechaza) le deja como única salida la psicastenia para explicar el estado anterior de la enfermedad antes del desencadenamiento de la psicosis. Esto contribuye a aclarar la elección de Lacan de la teoría de Janet. De esta manera, Lacan permanece ligado a su grupo de trabajo acentuando el factor reacciona! relacionado al medio social. Por otra parte, la mayor preocupación de Lacan, dado el tema , de su investigación, es el estatuto de la interpretación en el psicótico. Cuestión que no escapa a su toma de posición por la psicogénesis. También Claude se ocupa del automatismo mental. En 1927 escribe un artículo sobre lo que llama el «síndrome de la acción exterior» 4 1 • Los pacientes pretenden escuchar voces que parecen 40 P. B ercherie, Les fondements de fo clinique, o p . ci t., p. 270. H. Claud e , «Troubles psychopathi ques émoti on n els sans ph énom e n es d'au tom atism e m ental », l 'Encéplw.le, 192 7 , pp. 130- 133. 41
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estar más o menos exteriorizadas, pero sobre todo le hacen comentarios sobre todos sus actos o pensamientos, tienen la i m presi ón d e q u e s u s ic;cntim icn tos o id eas son conocidos, enunc ciados , que sus actos es tán ,, Repertoire de Droit Pénal et de Procédure Pénale , Dalloz, París, 1 985. Roudinesco (E. ) , Histoire de la psychanalyse en France , 2 tomos, Seuil , París, 1986. Saussure (R. ), «Note sur la pluralité du surmoi» , R.F.P. , t. V, NQ 1, pp. 163-165. Sauvagnat (F.), «Histoire des phénomenes élémentaires - A pro pos de la signification personnelle», Ornicar? Nº 44, Navarin, París , 1988, pp. 19-27. Schiller, Les brigands, Aubier Flammarion, París, 1968. Schmitt ( P. ), «Dalí et Lacan dans leurs rapports a la psychose paranoi:aque», Cahiers Confrontation NQ 4, Aubier, 1980, pp. 129- 135. Stéfani ( G. ) y Levasseur (G. ) , Droit pénal général, t. I , 6 ed. , 1972. p. 263. Palomera y col . , «Du phénomene a la structure» , Clinique différen tielle des psychoses, Navarin, París , 1988, pp. 25-35 . Ten d larz ( S . ) . Etudcs autou.r du cas A imée , D.KA. en Ps icoanúl i sis, U n i vers idad de París VII I , 1987. «Acerca del kakon», Ma lentendido NQ 3, Buenos Aires, 1988, pp. 2 1 -2:3. «La significación personal», trabajo presentado en el V Encuen tro Internacional del Campo freudiano, Buenos Aires , julio de 1 988. «L'autopunition dans le cas Aimée», Quarto 33-34, Bélgica, 1 9 89 , pp. 28-3 1. Tendlarz ( S . ) , Gorog (F. ) y Sepel (C. ) , «Nouvelles considérations sur les meurtres immotivés» , Ncrvure Nº 6, París , 1990, pp. 42-48.
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