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Spanish Pages 189 Year 2010
: ADIOS GENERAL ! 57 AÑOS SIRVIENDO A MÉXICO:
BIOGRAFÍA DEL GENERAL DE DIVISIÓN
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RASITY OF CALIF
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Contenido: Agradecimientos Introducción Parte 1 Origen del apellido Gil .ccocooccnnnononecnoonnccnoncnnnncncconnccnonccnnno cana conan nro nen nr ron nc ran nano Pag.11 Genealogla..oooooccnnonocccnonnncconnncnononenoroncnnnnnnn cnn non n cnn na nn crac cnn rana rca nadan nn rana ncninano Pag.14
El Valle de Santa Rosalla......oonoonoicncn.... rancio
Pag.18
Las memorias, los hechos y los recuerdos narrado por el General GiNeT.. o ooocoononncicococnnonoccconaconnrnconcrnnnonrnnnnrrcnanonannonrnnnrrrnncninnanos Pag.33 Parte II Conversación con la Doctora Magali Griner BustamMadte. .ooonoocononcononncnononcononronnonenoss Pag.89 Entrevista con el Profr. José P. Meouchl Mo oooococococcccoononnnnoconnnnccnnnanononccnaninnnccnnonnss Pag.93 Entrevista con el Ingeniero Jesús Sagarnaga Alarcón. Ex- diputado y ex-presidente Municipal de CaMargO..occooonoccnononccnnonnnonncnnannnannnnonacrononnnrrcnononacnn nos Pag.106 Entrevista con el Ingeniero Gustavo Giner González...ooooonoccconnncccccnnnnccccocccocnnonoos Pag.114 Entrevista con
Jesús González Raizola...................... rra re nen nr nr nan nn nnnnnnrnnnns Pag.122
Entrevista con el Licenciado José Melgar de la Peña, ex-Procurador de Justicia....Pag.131 Entrevista con el Profesor Antonio Becerra Gaytán. rene nn nen ermano anarannn rn cnn nrn nia nannnass Pag.138
Entrevista con el Licenciado Saúl González HerTOTA...oooooocccnncnnoooocanonncnnnocnninononanos Pag.147 Entrevista con el Profesor Rubén Beltrán Acosta, ex-Diputado, líder magisterial, cronista e historladOT. ..ooconnnncccnnonccanoncccnnncncnon non ono na nnncn nc nnnnn rc Pag.151 APENDICE: Adiós a un soldado, discurso durante la entrega de El Chamizal, relativo a Kazuza y Ogata y descendencia de Don Onésimo Giner Durán.............. Pag.171 Bibliogralía....ocoonnonoocononoroncnonononnncnnonnnonrononnnnncnn conan nncc nana nno na nnnnn coa nnnnnnenccnnananaconns Pag.183
AGRADECIMIENTOS Definitivamente que Adiós, General! no hubiera sido posible sin el concurso de un gran número de personas, familiares, amistades y ex-colaboradores del General de División Práxedes Giner Durán, quienes de una u otra manera, facilitando entrevistas, proporcionando materiales, o mediante su apoyo moral, contribuyeron a la terminación de la presente biografía. Enumerar a cada uno conllevaría el riesgo de omitir a alguno involuntariamente. Cada quién sabe de que manera colaboró, esperando este autor tener la oportunidad de agradecerles personalmente sus esfuerzos. A todos y cada uno de ellos, en nombre propio y en nombre de la familia Giner, deseo expresarles la mas sincera gratitud.
Miguel Angel Giner Rey
Para:
Alejandro Giner Vega Andrea Giner Vega Cristina Giner Guyton Rodolfo A. Urbina Giner Nuestros Hijos Nuestro Futuro
INTRODUCCÍON Cuanto tuve la intención de escribir un libro, siempre me preocupé al principio por saber como lo titularía. En esta ocasión, he empezado al revés, es decir, por escribir el libro
primero y por preocuparme por el título después. Mis abuelos maternos, Candelario Rey y Felipa Lara, poseían una modesta labor en el Rancho Lareño, cercano a ciudad Camargo. Regularmente, mi madre me llevaba de la mano, siendo apenas un niño a visitar la labor donde mi abuelo, mi tío Santiago o algún arrendatario trabajaba las pocas hectáreas que componían la parcela, pero gracias a la cual mis abuelos compraron la casa donde nací y crecí en ciudad Camargo, por la calle Zaragoza.
En cada visita que dábamos a la “laborcita” como le llamaba mi madre, era forzoso pasar por la calle Pípila. Caminábamos por toda la calle Zaragoza rumbo al antiguo molino harinero, llegábamos a la calle Corona para doblar a la derecha media cuadra y llegar a la Pípila. En la esquina de Pípila y Trías, mi tío Mariano A guilar tenía un modesto abarrote donde las gentes del barrio se surtían de mercancía. Cada vez que mi madre y yo pasábamos por dicho abarrote, cuyo nombre no recuerdo, mi tío Mariano, de estatura alta, blanco de tez y gesto duro, alzando su brazo derecho en señal de saludo me gritaba, “adiós, general!” En mi pueblo natal, al igual que en muchos pueblos de México, crecimos diciéndoles “tíos” y “tias” a multitud de gentes con los que no estábamos seguros de que manera estábamos emparentados. Pero esa era la costumbre. Nuestros padres nos decían “es su tío” o “es tu tía” y nosotros no necesitábamos preguntar mas para de allí en adelante llamar y considerar a aquella persona y tratarla con el respeto y afecto con que se trata a un tío o una tía.
Don Mariano era mi tío porque estaba casado con Ernestina Ramírez, hermana de mi abuela materna, Josefina Ramírez y en consecuencia, tía de mi padre. De acuerdo a la lógica pueblerina, los tíos y tías de mi padre venían a ser mis tios. Pero no fue sino hasta años después que vine a conocer el porqué de mi parentesco con mi tío Mariano A guilar, cuyo padre, don Mariano A guilar, se encontró entre los fundadores del Club Anti-reeleccionista de Camargo. De igual manera años después vine a comprender porqué mi tío Mariano me decía cada vez “adiós, General!” Cabe recordar que al corresponder yo al saludo de mi tio Mariano y correr hacia su abarrote era generosamente recompensado con un puñado de dulces que yo disfrutaba engolosinado camino al Rancho Lareño. 7
Continuando con el porqué de los tios y tías, después vine a descifrar que mi abuelo paterno, José Giner Durán, tenía un hermano, Práxedes, quien por azares del destino, o
por angas o mangas, por sus propios méritos, había llegado al grado de General; mas o menos por los mismos años que mi madre me llevaba de la mano, el General Giner se desempeñaba como Gobernador de Chihuahua y tal vez mi tío Mariano imaginaba que ya de grande seguiría los mismos pasos en la milicia como lo hizo el General Giner. No sería sino hasta mucho después que vine a conocer personalmente al General Giner Durán, que yo recuerde. Hay quienes me relatan que siendo yo un mocoso de pañales, mi padre trabajaba en la pavimentación de ciudad Cuauhtémoc y en la
construcción de la carretera Cuauhtémoc-Guerrero. Se a ,
o.
E
La Feria de la Manzana
Cuauhtémoc, Chih. desempeñaba como presidente municipal de Cuauhtémoc don Reyes Estrada Maldonado, un hombre alto, fornido, muy afable de quien guardo un grato recuerdo, con cuya familia mis padres hicieron una amistad que perduraría por muchos años. Don Reyes Estrada con su picardía sana me enseñó que cuando me preguntaran “que quiere, m'ijo?” contestara “novia” y si me preguntaran cuantas yo debía contestar “dos”. Así que, un día, con motivo de una visita del General Giner a ciudad Cuauhtémoc por ahí me encontraba yo entre la multitud en compañía de mis padres, esperando el arribo del Gobernador. Llegado el momento,
Don Reyes Estrada Maldonado con el
Gobernador Giner en Cuauhtémoc, Chih.
mi padre se unió a la comitiva y don Reyes, . .. .
afable como siempre le dijo al General Giner: “pregúntele, General, que quiere este niño” y el General me dice: “que quieres, muchacho?” y yo, inocentemente, le contesté lo que don Reyes me había enseñado: “novia” a lo que don Reyes agregó: “cuantas?” “dos” le respondí, causando la hilaridad de la comitiva. El General con toda su adustés y su carácter de militar nomás sonrió y dijo: “ah como estás adelantado”. Pero la verdad yo no recuerdo este encuentro.
Recuerdo cuando, ya mas en uso de razón, conocí al General Giner una tarde de septiembre de 1975, cuando llegó en su carro Impala a visitar a mi abuelita Josefina en ciudad Camargo, allá por la calle Doblado, mucho antes de que se construyera en los terrenos que daban frente a la casa, mucho antes de que se soñara hacer un hospital en aquellos lotes baldios y se podía divisar hasta la sierra de enfrente, allá por Las Escobas y la Sierra del Jabalí.
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Por eso, en recuerdo a mi tío Mariano, descendiente de revolucionarios, he titulado esta
biografía “Adiós, General” porque, además, el General Giner, a quien siempre los de mi generación llamamos y llamaremos tío, dejó una huella imborrable en la historia de su tierra natal, ciudad Camargo y en la historia regional de Chihuahua: como revolucionario, como militar, como político y como gobernador a quien tocó sortear una de las peores crisis políticas por la que la historia, a medias, lo ha juzgado: el asalto al cuartel militar de ciudad Madera, el 23 de septiembre de 1965. Como dijera el Profesor Antonio Becerra Gaytán: “lo mismo pudo haber sido el General Giner o Teófilo Borunda, Oscar Flores o cualquiera que hubiera sido”. O como expresara el Licenciado José Melgar de la Peña, Procurador de Justicia del Estado durante la administración del General Giner: “ese movimiento que no era en contra del Gobierno del Estado como se hizo creer, que fue el ataque a Madera, era un movimiento de tipo internacional, de guerrillas, de comunistas de extrema Izquierda que vinieron a querer tomar el poder como la guerrilla de Chiapas, nada mas que aquella si explotó y no han podido dominarla y aquí afortunadamente luego luego se puso orden.” No es el parentesco con el General Giner lo que me ha orillado a escribir esta biografía, sino dar a conocer capítulos y opiniones sobre una época en la historia de Chihuahua de la que solo conocemos una verdad parcial: la vida de un militar y gobernador en la década de los sesentas, años convulsos, años de transición que dieron como resultado el México de
hoy. Aquí se compilan datos, fechas, nombres y hechos. Muchos, bastante conocidos para el lector. Otros, son solamente la transcripción de lo que los entrevistados han considerado ser su opinión. No se ha inventado nada. No se ha descubierto nada nuevo. Son solo los hechos que no han sido dados a conocera través de los años, que como camarguense, como chihuahuense, siento que deben darse a conocer, para tener una mejor impresión, una imagen mas completa de lo que fue la vida del CVI Gobernador del Estado, cuya carrera militar inicia a los escasos 18 años, al Irse a presentar a las fuerzas revolucionarias encabezadas directamente por el entonces “chivarrudo comevacas” Francisco Villa, en mayo de 1911 en las riveras del Río Conchos, para combatir a la dictadura porfirista. Desde entonces, la vida del futuro General Práxedes Giner Durán pasó de ser un rústico carnicero y comprador de ganado, a comprometido revolucionario, dedicando 57 años de su vida al servicio de las armas y al servicio de su estado natal. Esto no es un panegírico, ni una disculpa por lo que pasó en Madera, ni una loa. Es, sencillamente, la vida de un abuelo, la vida de un padre que creció con el siglo XX y vivió con intensidad los tiempos que le correspondieron: los meses finales de la revolución 9 |
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maderista, el orozquismo y el combate al huertismo, la gran Convención Revolucionaria de 1914, la hecatombe de la División del Norte al enfrentar a los ejércitos de Obregón en el Bajío, la amnistía y sumisión al carrancismo y los años posteriores hasta desempeñar el mando de varias zonas militares a lo largo y ancho del país, llegar al máximo grado en el ejército y ocupar el más alto sitial de un chihuahuense dentro de su estado, la gubernatura, de donde seretira a la vida civil, siempre pendiente de su ganado, de su rancho, de si llovía o no, de si había que llevar pastura a los Frailes o a Las Arenosas, ranchos que alguna vez fueron de su propiedad. “Adiós, General” es además, un libro de familia, para que nuestros hijos, los hijos de
nuestros hijos y sus hijos sepan de donde procedemos y como han cambiado los tiempos, para que siempre volvamos la vista hacia nuestra tierra natal, tierra de nuestros mayores: ciudad Camargo.
Miguel Angel Giner Rey Cd. Camargo, Chih. Septiembre 23, 2001
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ORIGEN DEL APELLIDO GINER Este apellido tiene un origen muy antiguo, remontándose a la época medieval una breve semblanza pues no es un apellido muy común y generalmente a los portadores de dicho apelativo en el norte de México se les relaciona con la persona del General y ex Gobernador de Chihuahua don Práxedes Giner Durán, motivo de la presente biografía. De acuerdo a trabajos de heráldica consultados, el apellido Giner es de origen toponímico. Esto quiere decir que los apellidos toponímicos son aquéllos que derivan su nombre del lugar donde vivió o era dueño de tierras el primer portador de dicho apellido. Según el muy prestigiado autor don Luis Villar y Pascual, cronista de armas de la Reina Isabel de España, el apellido Giner y sus variantes Gener, Jener, Janer, Chiner o Chener tuvo su origen en la tierra de Chiner en Luxemburgo y se escribió con tales variantes de acuerdo a las regiones donde estuvo asentado y de acuerdo a las épocas. Siguiendo con la versión del cronista de la Reina Isabel, doña Matilde, hija de Ricui, Conde de Ardán y
primer Conde de Luxemburgo recibió en dote el territorio de Chiner, en Luxemburgo cuando contrajo nupcias en Borgoña en el siglo X, posiblemente en el año de 941 — en plena Edad Media — con Arnald de Grauson quien fue el primer Conde de Chiner. Con el tiempo de éste matrimonio surgieron 3 hijos: Othón, que sucedió en el Condado, Clemencia, esposa del señor de Vilz, en la actualidad conocido como Wiltz en el dicho principiado de Luxemburgo y Juan. De este Juan descendió Juan Chiner aunque otros autores lo nombran como Juan Gener. Este Juan se trasladó a Barcelona para tomar parte en las guerras de reconquista. Cabe recordar que en esta época, en el siglo VIII de la era cristiana y hasta fines del XV, España estaba invadida por los moros. Urgidos por su fe y la política de los tiempos, muchos caballeros nobles entre los cuales se encontraba Juan Gener se enlistaron para expulsar al Islam de la península Ibérica y a su vez acumular méritos y recibir titulos nobiliarios, distinciones y mercedes reales. Don Juan Chiner (o Gener) fundó casa solariega en Barcelona. De ahí procedieron los Giner, Gener y Chiner, El linaje de los Giner que nos ocupa es Catalán y tenemos noticias sobre algunos varones de este apellido desde finales del siglo XIII. Don Guillén, don Bartolomé y don Fernán Giner también participaron en la guerra para la reconquista de la ciudad de Lorca en Murcia, al lado de las tropas del Rey don Alfonso X el Sabio; en dicha ciudad estos caballeros Giner fueron heredados donde dejaron ilustre descendencia.
De ahí se ramificaron a Cartagena,
donde en 1775 era
regidor y pagador de la Armada don Juan Giner. Este linaje de los Giner muy pronto se extendió por Mayorca, Aragón, Valencia, Murcia, Andalucia y Castilla. Una rama de los Giner valencianos se radicó en la Villa de Murla, en el partido judicial de Pego (Alicante) y.de esta rama procedió don Pedro Giner, natural de Murla. Este don Pedro tuvo un hijo, don Pedro Giner de Mora, Sargento Mayor del Tercio de Nápoles, quien casó con doña Crisóstoma Salellas, con quien procreó a 1
Bajo el dominio de Sacro Imperio Romano, Luxemburgo era solo un Condado que en el año de 1354 fue elevado a la
categoría de Ducado.
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Pedro Giner y Salellas, natural de Nápoles y Caballero de la Orden de Santiago, en la que ingresóel 5 de abril de 1633. Su hermano don Carlos Giner y Salellas, Mora y Barberán,
también natural de Nápoles, cursó sus estudios en el Colegio de San Felipe, de la Universidad de Alcalá de Henares en 1631, habiendo justificado plenamente su pureza de sangre. En 1675 don Francisco Cándido y don José Villalta y Giner, de Ulloa y Salellas, ambos de Madrid fueron también agraciados con la merced de portar el hábito de Santiago. El estado noble de la Villa de Madrid admitió en su seno, en el año de 1681, a don Julián Giner y a don José Giner Lozano de Cuevas. Es posible que debido a los contactos de esta familia con la realeza española, el Lic. Peralta de Giner, en funciones de
auditor y tesorero real haya formado parte de la expedición de don Juan de Oñate para la conquista del Nuevo México, en 1598, de lo que se hará mención posteriormente. Ya entrado el siglo XVHI en 1718, don Pedro y don Jaime Giner de Bou, vecinos
de Castellón de la Plana, fueron confirmados como Hijosdalgos; otros miembros de esta ilustre familia acreditaron ante la Inquisición de Valencia su “limpieza de sangre” durante los siglos XVI y XVUI, todos ellos afincados en las provincias de Valencia, Alicante y Tarragona. Don Manuel Giner, estante en Valencia obtuvo el privilegio de Hidalguía en 1801. Tres años después, en 1804, el Rey Carlos IV concedió el título de Barón de San Vicente y Giner a don Manuel Giner, noble originario del Reino de Valencia, cuando las colonias
españolas en América estaban por empezar su aventura de independizarse de la Madre Patria.
Otro ilustre porsonaje de este apellido fue don Francisco Giner de los Ríos, quien vivió en España de 1839 a 1915. Giner de los Ríos fue un educador y filósofo, reformador de los métodos de enseñanza en España, fundador en 1876 de la “Institución Libre de Enseñanza” de Madrid cuyo objetivo era el desarrollar el espíritu de la investigación de sus estudiantes. Con el término “libre” se refería en primer lugar, al hecho de estar ajenos a la interferencia de la Iglesia, El reconocimiento a sus méritos y al servicio leal a las dos majestades, Dios y el Rey, las familias nobles se ganaban el honor de poseer un escudo de armas, y los Ginerno fueron la excepción en esta antigua tradición. Al linaje de los Giner de Cataluña que se supone es el más antiguo en España, corresponde a sus armas: de oro, con una mata de enebro de sinople, bordura de ocho piezas de sinople; los de Valencia ostentaron escudo partido: 1” de oro, con una faja de sinople y la bordura jaquelada de plata y azur, y el 2* también de oro, con un trozo de enebro arrancado de sinople puesto en abismo y acompañado de cuatro alas de sable, una en cada ángulo del escudo. Esto es según los estudiosos de la Heráldica, el origen del apellido Giner, cuyos antecedentes más lejanos en el norte de México se remontan a los tiempos de la Conquista del Nuevo México a fines del siglo XVI. Es interesante notar que antes de radicarse en ciudad Camargo (antiguamente Villa de Santa Rosalía) los Giner radicaban en la región del Pilar de Conchos (hoy Valle de Zaragoza) en el extremo occidental del lago Toronto más 2
El gran poeta dramaturgo y escritor español Federico García Lorca, se forjó en la residencia de estudiantes a donde llegó en 1919 institución que se desarrolló nueve años antes, “Hija” de la Institución de libre enseñanza de Giner de los Rios,
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exactamente en la antigua Hacienda de San Antonio de la Jabonera, que aún existe en el municipio de Valle de Zaragoza, precisamente por sobre la misma ruta que siguiera don Juan de Oñate desde las minas de Santa Bárbara al norte incógnito, en cuya compañía se encontraba el licenciado Peralta de Giner como oficial de la Real Hacienda de la Expedición, representando los intereses del Rey de España.
GENEALOGÍA. crecido En la actualidad la familia Giner con orígenes en ciudad Camargo, ha se Giner General del muchísimo, pues sencillamente entre los hijos, nietos y biznietos de cuentan más cuentan más de cien personas. De la descendencia de José Giner Durán se con ella, de hijos quince tuvo Molina doscientos pues José, casado con Josefina Ramírez los que descienden numerosas familtas. Lo que este autor ha podido recabar y más o menos le consta por relatos de otros familiares, es que la familia Giner de ciudad Camargo, desde las postrimerías del siglo XIX y finales del XX consta de los siguientes individuos: Don Rafael Giner “Papá Lito” casó con doña | María del Rayo Dominguez, posiblemente procedentes del Pilar de Conchos, hoy Valle de Zaragoza y fueron padres de Práxedes, cuya foto se ha incluido en este trabajo acompañado de su esposa María de Jesús.
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..
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C
materno de Práxedes Giner Durán
Práxedes Giner Dominguez
de apellidos Giner Inocenta (que se casó con un señor Ronquillo) y José Felipe todos Domínguez.
y Práxedes Giner Domínguez casó con María de Jesús Durán (Mamá Chita)
pero crió a su procrearon a Práxedes, María del Rayo, quien no tuvo descendencia, Mateo y José, sobrino Mateo, Onésimo, Guadalupe, Eva quien murió a los cinco años, todos de apellido Giner Durán. y Cástulo Inocenta Giner Domínguez de Ronquillo tuvo a Carolina, Julía muy conocido y Ronquillo Giner. Carolina se casó con el doctor Tomoichi Kazuza, en cuyo honor se estimado en el Camargo de mediados del siglo XX. El doctor Kazuza ozco cuando y descon nombró la antigua Calle de las Flores, era de origen japonés pero 1
como llegó a Camargo. El doctor Kazuza y Carolina fueron los padres de Usther Kazuza Ronquillo. Doña Julia se casó con otro japonés llamado Elzo Antonio Ogata y fueran los padres de Ema, Héctor y Julia Ogata Ronquillo José Felipe Giner Domínguez casó con Cruz Fernández y tuvieron a Manuel, Amada (quien se casó con un señor de apellido Delgado), Librado, Rafael, Federico, Casimira, Inocenta (o Vicenta) Teresa (casada con Tobías Delgado) y María de la Luz todos de apellidos Giner Fernández. Práxedes Giner Durán y Honorata (Díaz de) Bustamante padres de Guillermo, Honorata (también conocida como Nena) Gilberto, Eva, Práxedes, Roberto, Magaly y Gustavo. Mateo Giner Durán tuvo dos hijos con Macaria Delgado Arrieta (una hija murió muy pequeña) el único que sobrevive de Mateo Giner Durán es Mateo Giner Delgado, casado con Teresa Mendoza, padres de Mateo, Teresita, Angelita, Victoria y
Carlos. Onésimo
Giner
Durán,
con
Manuela
Delgado
Arrieta,
tuvo
a Gonzalo;
Manuela fue hermana de Macaria, con quien Mateo Giner Durán tuvo a Mateo Giner Delgado. Gonzalo y Rosa María Sánchez son los padres de Rosa Isela, Gonzalo Alonso, Sergio, Enrique, Patricia, Oscar y Adriana. El Tío Onésimo, como siempre lo conocimos, casado con Matilde Benavente
procreó a Mario, Raúl y Edy Giner Benavente. Mario Giner Benavente y Elsa Elorreaga son los padres de Mario, Elsa Matilde, Laura Eugenia, Ana María, Cristina y Martha Olivia, Raúl y María Teresa Carrillo son padres de Raúl Ernesto, Onésimo, María Teresa y José Carlos. Edy Giner se casó con Uriel Falconi (de Nueva Rosita, Coahuila) y son los padres de Uriel, Edgar Enrique y el capitán Cesar Augusto, Raúl y Mario que fueron gemelos y Edy. Guadalupe Giner Durán casó con Efrén Domínguez Ramos y tuvieron a Hortensia, casada con Merced Flores; Gloria casada con Carlos Zubia; Fernando casado con
Zenorina Fierro; Efrén casado con Olivia Adame, Adolfo con Valentina Jáquez, Lupita con Ramón Sosa, Ana con Alfonso Amezaga, Julio René con Lucía Durán y Carlos Javier con Rosa Cigala. José Giner Durán casó con Josefina Ramírez Molina y fueron padres de José casado con Paulita Rey Lara, Bertha casada con Pascual Ugalde, Salvador con Refugio Pizarro, Héctor
con Concepción Pérez y en segundas nupcias con Eva
Rojas,
Hiram
con
Alicia
Pimentel
y
en
segundas nupcias con Yolanda Zambrano; Iván. 15
:
o
en la boda de su hija Angélica Concepción.
Yolanda con Arturo Martínez, Irma con Gregorio Fierro, Angélica Concepción con Alfonso García, Jorge Armando (El Capi) con Jesusita Reyes, Sandra con Martín Sánchez Armendáriz, Abel con Aidé Sanchez, Eva con Isidro Barrón, Luis con Juanita
Reyna, Beatriz Eugenia (Blanca) con Abel Barrón. Josefina Ramírez de Giner, esposa de José Giner Durán fue hija de Gabriel Ramírez y Librada Molina, quienes aparte de Josefina, fueron padres de Salvador, Ernestina, Cirita, Angelita, Petra, Pedro y Hortensia Ramírez Molina. La descendencia del General Giner Durán y doña Honorata Bustamante, hasta
donde este autor ha podido recopilar es la siguiente: Guillermo Guillermina, Honorata
Giner Bustamante (Nena)
Giner
y Esperanza
Bustamante
Treviño, padres de Esperanza
y Carlos
Garza,
padres
de Carolina,
Martha, Virginia y Luis Carlos. Gilberto Giner Bustamante y Rosalía Cerros padres de Manuel, María Elena, Gilberto, Armando (también conocido como el Judas) y Dora Alicia. Eva Giner Bustamante y Sergio Baca, padres de Sergio, Javier y Cristina. Práxedes Giner Bustamante y Margarita Chavira procrearon a Octavio, Práxedes (el IV Práxedes, quien a su vez tuvo un hijo con Rosa Isela Holguín, Práxedes V), Margarita, Lilia y Guillermo (conocido como Willy). Roberto Giner Bustamante y Bety Rejo padres de Roberto, Lucía, Miguel Oscar, Francisco y Ernesto. La Doctora Magaly Giner Bustamante no tuvo descendencia. Gustavo Giner Bustamante y Silvia González procrearon a Gustavo, Rafael, Honorato, Rocío y Fortino. Aquí faltaría agregar a los bisnietos del General Giner, quienes fácilmente pudieran llegar a más de un centenar. Lo más seguro es que se hayan omitido algunos nombres, ya que la falta de comunicación con algunos miembros de la familia no ha facilitado una recopilación de datos precisa, sin excluir a nadie, rogando una disculpa a quienes involuntariamente hayan sido omitidos.
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Familiar Giner Bustamante
EL VALLE DE SANTA ROSALÍA. Con el paso de los años el apellido Giner habría de quedar muy ligado al antiguo Valle de Santa Rosalía, nombre con que se conoció a esta pintoresca población a principios del siglo XIX. Posteriormente durante el gobierno del presidente Benito Juárez, asu pase por esa población la elevó a categoría de Villa en octubre de 1865. No podemos hablar de los Giner del norte mexicano sin mencionar a esta provinciana ciudad, y ya se ha hecho costumbre identificar a la familia Giner junto con otro puñado de familias típicas de nuestra “Perla de Conchos” como también se conocea ciudad Camargo, tierra de donde proviene el ex-Gobernador don Práxedes Giner Durán, quien por méritos propios escalara uno a uno los rangos del ejército mexicano, hasta ' lograr el grado de General de División, otorgado por decreto del entonces Presidente de la República Don Adolfo Ruiz Cortínez, en el ya lejano año de 1958. Al describir la vida de un destacado camarguense como lo fue el General Giner Durán, es imprescindible hacer mención a su tierra natal y tierra de sus mayores; ese Valle esmeralda al que un día cantara el Bardo Ramón Armendáriz, mazorquero también, como
se suele llamar a los camarguenses en los confines del estado. A la memoria del poeta
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Armendáriz me permito reproducir aquí versos de su inspiración a la tierra donde naciera y que tantos personajes ilustres ha dado a Chihuahua y a México entero.
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Una aurora sin fin pautó el sendero que bizarros titanes cierto día cabalgando del Conchos a porfía avistaron puntal, como instantero,
una cruz, una espada y un lucero una toisón y un emblema en lencería comprendieron en haz la gallardía que en blasones trazó su derrotero Era vasco el tropel y roble santo concibió en la junta de los rios fundando ahí en suelo sacrosanto núcleo, estirpe, solar y parceríos así surgió Camargo, albor y canto de espiga, sauce, ofir y señoríos” - El roble mencionado por el poeta Armendáriz es un símbolo netamente vasco — hispano y hace clara alusión al origen de los primeros conquistadores que se aventuraron por estas tierras, allá por los muy lejanos años del siglo XVL como lo fueron el joven capitán Francisco de barra, Y don Juan de Oñate y Francisco de Urdiñola. Inclusive en los escudos de armas de los estados de Durango y Coahuila y en el de la ciudad de Saltillo puede observarse el roble vasco, para conmemorar la procedencia de sus fundadores. El roble es un símbolo distintivo de los países vascos en cuyo escudo de armas también 1s
puede apreciarse el roble sagrado de la Vizcaya. Para mayor referencia en cuanto 4 blasones ligados a la Nueva Vizcaya y el significado de estos simbolos castellanos, el ingeniero Víctor Mendoza Magallanes hace muy buena descripción de ellas co su obra “Heráldica en Chihuahua” citado en la bibliografía. Pero volviendo al pueblo natal del General Giner Durán, desafortunadamente desconocemos la fecha exacta su fundación. Durante los años de 1980 y los 90 se desató una gran polémica entre historiadores y cronistas locales sobre el origen de ciudad Camargo, conocida con este nombre y título desde 1897, año en que se conmemoró el primer centenario del reconocimiento de sus ejidos por órdenes del entonces comandante General de las Provincias Internas, el mariscal de campo don Pedro de Nava, lleyado a cabo en 1797, como ya ha sido explicado por otros autores. El error histórico sobre la “supuesta” fundación de ciudad Camargo en dicha
fecha de 1797 radica en la iniciativa del diputado local don Pedro Carbajal, nativo de
ciudad Camargo, quien un siglo después en 1897 propuso que con motivo del primer centenario del señalado reconocimiento de ejidos, e interpretando dicho acto de reconocimiento como fundación, muy equivocadamente, se elevara a categoría de ciudad a la Villa de Santa Rosalía, y se le diera el nombre del caudillo insurgente don Ignacio Camargo, ejecutado en la ciudad de Chihuahua en 1811, por su participación en el movimiento de independencia nacional. Don Pedro Carbajal, persona muy conocida e influyente en los medios locales fue del cantón (de 1868 a 1869 y de 1879 a 1880) habiendo sido además diputado político jefe local en varias ocasiones. Según don Francisco R. Almada, Carbajal tomó parte activa en la elaboración de la Constitución política del estado proclamada el 24 de septiembre de 1887. Lo de Valle le viene a Santa Rosalía por su situación y condiciones geográficas. Otras poblaciones de la entidad que datan más o menos de la época, también antepusieron a sus nombres el de “Valle” como lo fueron el Valle de San Bartolomé, segunda población mas antigua del estado, hoy conocido sencillamente como Valle de Allende y el Valle de Buenaventura, San Buenaventura que con el tiempo vino a quedar solamente en Chihuahua. Podemos decir que por su ubicación y condiciones de terreno, la zona donde se | localiza Santa Rosalía de Camargo fue siempre propicia para el establecimiento de asentamientos humanos, aún desde tiempos de los que no se tiene memoría y los ríos que cruzan serpenteantes por la región han jugado un papel importante desde siglos en el desarrollo de este Valle. Apocos kilómetros de Santa Rosalía, hoy ciudad Camargo, muere el río Florido al verter sus aguas sobre el río Conchos; éste río, el Florido viene desde el norte del vecino estado de Durango y se interna en territorio Chihuahuense por el rumbo de Villa Matamoros, cercano a Parral.
El Conchos, que procede desde el municipio de Bocoyna, en las estribaciones de la Sierra Madre, baja por Nonoava, cruza raudo la llanura y por el'rumbo de ciudad 19
Camargo toma dirección noreste rompiendo con sus tonos verdes la monotonía del desierto al que parte en dos, para ir a entregar sus aguas al Bravo, en las proximidades de ciudad Ojinaga, sede del antiguo presidio del Norte. No podemos dejar de mencionar que pocos kilómetros al sur de la Junta de los ríos Conchos y Floridos, otro río de menor importancia viene a verter sus aguas en el primero: el río del Parral que en tiempos coloniales se conociera como río San Gregorio, que tiene sus orígenes más allá de las minas del antiguo Real descubierto por don Juan Rangel de Viesma en 1631: San José del Parral. Investigadores como el ingeniero Víctor Mendoza Magallanes, agrónomo graduado de la Escuela Superior de Agricultura “Hermanos Escobar” de ciudad Juárez mi maestro y amigo (Q.P.D) gran conocedor de estas tierras norteñas, nos aseguraba que las corrientes acuíferas que vernos ahora no siempre fueron las mismas, como es el caso del río de Parral, seco la mayor parte del año; decía el ingeniero Mendoza que en tiempos remotos el clima y las condiciones del terreno permitían mayores escurrimientos lo que el sobre pastoreo y el desequilibrio del ecosistema en la actualidad ya no permite. Así lo explica en su libro “Riegos de la Nueva Vizcaya” que muy gentilmente el ingeniero Mendoza me permitiera prologarle en 1989. De dicha obra se han tomado muchos de los datos mencionados en este capítulo. En resumen, podemos señalar que desde la antigiedad, las márgenes de estos rios vecinos a Camargo, facilitaron a los primeros pobladores su subsistencia, permitiéndoles desde muchos años antes de la Conquista, cultivar frijol, calabazas y maiz, además de haberles facilitado la recolección de frutos. De hecho, la práctica de la agricultura subsiste hasta nuestros días por toda la región. Baltazar de Obregón, soldado y cronista a quien se le atribuye la autoría de la “Historia de los descubrimientos antiguos y modernos de la Nueva España” obra que viera la luz por primera vez en 1584, aporta infinidad de datos sobre los primitivos
habitantes de estas latitudes, incluyendo la región donde se asienta Camargo. Dice
Obregón que éstos “comen y se sustentan de caza de venados, liebres, conejos y otros géneros de caza y sabandijas silvestres” y llama “gitanos” a los indios errantes, en su obra, dice el soldado — cronista que aquelios antepasados nuestros andaban desnudos, pero “ellas” traen faldellines de cuero de vaca y de venados y “ellos” traen algunos cueros ceñidos a la cintura con que tapan sus lugares secretos”. Baltazar de Obregón formó parte de la expedición encomendada a mediados del siglo XVI al joven conquistador Francisco de Y barra de lo que se hablará posteriormente en mayor detalle. Los diversos afluentes de la remota Nueva Vizcaya, entre estos el Conchos y el Florido, al igual que en otras grandes civilizaciones del planeta, el Nilo en Egipto y el Yang-Tse-Kiang en China también fueron importantes caudales de vida que
contribuyeron, en mayor o menor proporción al desarrollo de los pueblos situados a lo
largo de sus recorridos, El mismo río Conchos que por siglos ha dado vida a Camargo y a numerosas poblaciones situadas en sus márgenes, también ha tenido su significado e importancia 20
histórica. Por su semejanza con el río Ebro en España, los conquistadores lo conocieron por un tiempo con este nombre, tal vez por extrañar el país de donde procedían. Al rio Bravo o del Norte también lo llegaron a conocer los conquistadores como Guadalquivir, iwual que el río de la Península Ibérica, nombre otorgado por los que acompañaban al explorador Antón de Espejo, en la entrada que hicieron a este territorio en 1582 (México a través de los siglos, T.11 p. 443). Durante las primeras expediciones de conquista de los siglos XVI y XVII al Conchos se denominó también río de las Conchas por la gran cantidad de estos moluscos en sus corrientes. De ahí se deriva también el nombre de la gran nación Concha, hoy desparecida, pero que en un tiempo llegó a habitar una extensa porción del futuro estado de Chihuahua, principalmente a lo largo de este río donde se sitúa ciudad Camargo. No muchos años habían pasado después de la caída de Tenochtitlán en poder del conquistador don Hernando Cortés, cuando el río Conchos guió aguas arriba, a los Únicos cuatro sobrevivientes de la expedición que en 1527 se encomendara al capitán Pánfilo de Narváez para ira la conquista de la Florida. De una fuerza compuesta por 600 hombres de armas solo cuatro sobrevivieron a los naufragios y los ataques de los indios para venir a contar y dejar testimonio de lo que habían visto en su peregrinar desde las costas de la Florida hasta las provincias de Sonora y Sinaloa en el occidente mexicano. Los nombres de los cuatro náufragos quedaron para siempre registrados en la historia del norte de México y sur de Estados Unidos: don Alvar Núñez Cabeza de Vaca, alguacil mayor de la expedición; Alonso del Castillo, Andrés Dorantes y un esclavo mozárabe, natural de Azamor, conocido como Esbanico. Este capítulo en la historia de Chihuahua, lleno de aventura y misterio, deberían saberlo todos los niños de primaria y ser del dominio de todos los chihuahuenses, por su trascendencia y las consecuencias que este diminuto grupo de náufragos trajo para el futuro “estado grande” pues fueron ellos los primeros que llevaron noticia de estas tierras ante las cortes españolas. Los cuatro sobrevivientes, después de perder contacto con sus compañeros y extraviarse, cayendo a veces en manos de los naturales que los convirtieron en sus esclavos, sabían que al huiry dirigirse al oriente solo encontrarían el Atlántico, por lo que marcharon hacia el poniente, con la esperanza de tarde o temprano volver a reunirse con cristianos, tal como ocurrió ocho años después en la costa occidental de México.
En su peregrinar siempre hacia donde se pone el sol, pasaron Cabeza de Vaca y acompañantes de tribu en tribu, a veces como esclavos y otras como curanderos y misioneros. Á veces eran tratados a palos, mientras que otras recibían toda clase de consideraciones, pues según narra Cabeza de Vaca curaban sin ser médicos y predicaban la fe sin ser misioneros. En su relación intitulada “Naufragios” don Alvar narra la prolongada y amarga travesía que los condujo desde los actuales estados de la Florida, Mississippi, Luisiana y Texas internándose a territorio chihuahuense muy posiblemente por las cercanías de la junta de los ríos Conchos y Bravo no muy lejana a Ojinaga para continuar aguas arriba hasta el alto Conchos, habiendo pasado con toda seguridad por 21
donde hoy se ubica ciudad Camargo. Es más probable que desde la junta del Bravo y Conchos (cerca de Ojinaga) el pequeño grupo haya tomado el rumbo de este último río, ya que aquí el Conchos toma dirección suroeste mientras que el Bravo que procede del noroeste los hubiera llevado a donde era menos probable encontrar cristianos en ese tiempo, es decir, el primer tercio del siglo XVI, tierra ignota y desolada para ellos donde con seguridad sabían había menos posibilidad de volver a reunirse con otros españoles. De hecho, la crónica de Baltazar de Obregón menciona que los naturales que habitaban en las cercanías del Conchos y el río del Norte (Bravo) dieron razón, cuatro O cinco décadas después, en los años de 1580, a los miembros de la expedición de Francisco
Sánchez Chamuscado, del paso años atrás de tres hombres blancos iguales a los que iban con Chamuscado y uno más tostado que por alli habían pasado antes. Indudablemente
Cabeza de Vaca y acompañantes. Ea crónica de Cabeza de Vaca “Naufragios” una de cuyas reimpresiones obra en poder del autor, proporciona bastante información como para poder reconstruir con cierta precisión la ruta que siguió el alguacil mayor y sus compañeros, desde la Florida hasta llegar a las costas de Sonora y Sinaloa en 1535. Un día del año antes mencionado, el pequeño grupo encabezado por el buen don Alvar se encontró con una escuadra de soldados españoles que procedentes del presidio de Culiacán, Sin. se dedicaban a la cacería de indios para llevárselos como esclavos y de Sinaloa fueron conducidos Cabeza de Vaca y acompañantes ante el primer Virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza, a quien refirieron la aventura de su travesía.
Los relatos de los náufragos alimentaron la codicia de la Corona Española por descubrir y tomar posesión de los bastos territorios vistos por Cabeza de Vaca. En reconocimiento a sus méritos y valor, Cabeza de Vaca fue posteriormente nombrado gobernador de la Provincia del Río de la Plata en Argentina en tanto que los otros sobrevivientes
se pierden para la historia, no así Esteban,
quien
en calidad de
esclavo fue obligado a regresar como guía de la expedición de Francisco Vázquez de Coronado en 1540, hasta que un buen día decidió abandonar su misión de guía y según
algunos se quedó a vivir entre las tribus de Sonora. Otros autores señalan que fue muerto, pero ninguna versión sobre el final de Estabanico tiene elementos suficientes para sustentarse. El siglo XVI se caracterizó por ser el siglo de los descubrimientos y las grandes empresas de conquista. Fue en este siglo en que Cortés zarpó de Cuba en su empresa de conquista y se cierra el siglo con la salida del conquistador Oñate desde las minas de Santa Bárbara, entonces la población más septentrional de la Nueva España en pos del reino de la Nueva México. A raíz de los relatos de Cabeza de Vaca y una vez establecidos en el centro de México, los españoles empezaron a buscar fortuna y a expandir su dominio en distintas direcciones. Algunos como Francisco Vázquez de Coronado, se dedicaron a buscar por el norte el mítico reino de la gran Quivira, a principio de los 1540, llegando hasta las planicies del actual estado de Kansas, esperando descubrir otros reinos poderosos y ricos 22
como el de los Aztecas, pero sin encontrar nada mas que indios pobres que habitaban en chozas de paja y lodo quienes no poselan ni un gramo de oro siquiera para calmar la codicia de los aventurados españoles. Posteriormente y durante el mismo siglo de conquistas y descubrimientos vienen las expediciones de 1562 y 1563 encomendadas al joven Francisco de Y barra, sobrino del gobernador de la recién fundada Provincia de Zacatecas, don Diego de barra, Y suegro del
entonces Virrey don Luis de Velasco, ante quien el gobernador usó su influencia para ganar ñ el nombramiento para su sobrino Francisco, que a la edad de 16 años se lanzó a conquistar todo el territorio situado al norte, más allá de la gobernación del rico tío Diego. Desafortunadamente, así como empezó su carrera de conquistador muy joven, Francisco de Ybarra, muere también joven a la edad de 32 años y peor aún sin haber llegado a dominar totalmente, más que en el papel el enorme territorio que se le había encomendado ganar para la Corona de España. Para 1575, el río Conchos constituía la frontera con “Tierra incógnita” según un escrito elaborado por Fray Juan de Miranda y citado por don Guillermo Porras Muñoz en suobra “Iglesia y Estado en la Nueva Vizcaya” siendo la población hispana más avanzada las minas de Santa Bárbara, lugar como de treinta vecinos en el citado año, ocho leguas mas adelante del rio Florido, dice el padre Miranda en una relación que entregara al presidente de la audiencia de Guadalajara y referida por Porras que “A diez o doce leguas de las minas de Santa Bárbara al noroeste, está un río muy grande que corre hacia levante; lámanle Río de las Conchas y a esta cansa llaman a los indios que en el hay, de las Conchas; hay grandísima cantidad de indios, a los cuales por no haber habido naguatatos (intérpretes) que los entiendan, no se les ha podido hablar e llamar en paz... y que hay tanta cantidad de jente que según dice el naguatato, había tantos como en Tlaxcala... jente bruta ynabil y desabida; porque no tienen sementeras de maíz ni de otras semillas y se sustentan con muy viles y bajos mantenimientos”. Tal es la descripción que hace de nuestros antepasados y paisanos los Conchos el Padre Miranda en su informe a la Audiencia. Hubo otras empresas de conquista, tal vez de menor importancia como la de Antón de Espejo, el primer hispano que nos da noticias de asentamientos precisamente en la junta de los ríos Conchos y Florido. En noviembre de 1582 Espejo estableció su
campamento en las cercanías de dicha junta, haciendo mención a un pueblo de indios que los españoles nombraron “El Mezquital”. Antón de Espejo, para expiar unas culpas y en espera del perdón real después de haber sido acusado de asesinar a un vaquero, se ofreció voluntariamente y pagando de su propio peculio para ir en busca de tres misioneros que desde el año anterior de 1581 se habían quedado a predicar entre los naturales de la Nueva México. Por casi un año Espejo deambuló desde Santa Bárbara siguiendo la ruta de Chamuscado, hasta la tierra de los indios pueblo (lo que hoy es el estado de Nuevo México en Estados Unidos). No encuentra a los misioneros, de quienes sabe por boca de los naturales que han sido muertos a manos de las tribus. Espejo regresa a Santa Bárbara, 23
asegurando el perdón del Rey, según Fernando Jordán y con las penurias del viaje, tal vez hasta haya expiado sus culpas. Lo cierto es que Espejo deja para la posteridad el primer relato de pobladores en donde con los años se establecerá Santa Rosalía de Camargo. Cabe mencionar un hecho singular desconocido para la mayoría de los camarguenses: en la junta de los ríos Conchos y Florido fue sepultado un valiente conquistador, Francisco Sánchez Chamuscado y aunque su empresa no fue tan aparatosa ni extraordinaria como las de sus predecesores, la expedición de Sánchez fue una mas en la larga cadena en intentos por conocer, dominar y evangelizar el basto territorio septentrional de la Nueva España. Baltazar de Obregón, el cronista soldado mencionado anteriormente, atribuye a Sánchez Chamuscado el haber descubierto “Las naciones que habitan en casas de gran altura que llaman el Nuevo México... que se hizo en el año de 1581”. Este insigne capitán Francisco Sánchez Chamuscado, nativo de la Villa del Arroyo del Puerto, en el obispado de Coria, España, partió de Santa Bárbola (hoy Santa Bárbara) “En seis días del mes de junio, año de mil e quinientos y ochenta y uno; en el cual viaje se detuvieron en ida y vuelta (desde Santa Bárbola, que es el último poblado de la gobernación de la Nueva Vizcaya y el último pobiado de cristianos hacia la banda del norte) once meses y medio” según la narración del soldado cronista Baltazar de Obregón. Comandaba Sánchez Chamuscado una sección de ocho soldados españoles, llevando cada uno de ellos un criado indio, con la misión de escoltar a tres misioneros
franciscanos, Francisco López, natural de Sevilla, Fray Juan de Santa María, natural de Valencia y Fray Agustín, natural de Ayamonte, principal motor de la expedición, pues fue este último fraile quien obtuvo licencia dei Virrey y capitán general de la Nueva España, presidente de la audiencia y cancillería real, don Lorenzo Juárez de Mendoza, Conde de la Coruña para ir a descubrir y predicar entre los naturales de los pueblos y nuevos descubrimientos de la provincia de San Felipe del Nuevo México. Cabe mencionar que los misioneros Hdevaban además siete sirvientes naturales de las minas de Santa Bárbara. Tal era la misión de Sánchez Chamuscado y su escasa tropa. Y como dice Baltazar de Obregón “Y para que no olviden y sepulten tan notzbles hechos dignos de los merecimientos y gratificación de vuestra majestad, quise asentarlos en este comentario y relaciones para que sean loados y ensaizados... dándoles las gracias, merecimiento e quilate que tan bien debido se les debe... y para que otros vasallos de vuestra majestad los imiten en semejantes servicios”. Desgraciadamente, si los camarguenses (o chihuahuenses, para el caso es lo núsmo) no conocemos estos hechos, menos vamos a poder loarlos perpetuamente como intentaba Obregón, por eso se hace mención de ello en este trabajo. Lo cierto es que, al regresar el grupo de Sánchez Chamuscado, ya sin los misioneros que habían decidido quedarse entre ios naturales de Nuevo México, el Capitán enferma y muere cuando la diminuta tropa llega a las cercanías de la junta de los rios Conchos y Florido, donde lo sepultan, aunque sin poder precisarse exactamente 24
donde. Con el paso de los siglos y el cambio de las corrientes y crecidas de los rios seria dificil poder ubicar el lugar exacto donde Chamuscado fue sepultado y lo más probable es que al poco tiempo el sitio haya sido deslavado por las crecientes de los ríos, llevándose los restos del abnegado capitán y explorador, cuyos méritos, se han descrito de manera muy general en estos párrafos. Antón de Espejo había ido a buscar precisamente a los padres a quienes (“hamuscado había acompañado el año anterior. No los encontró, pero en cambio Espejo nos dejó el primer relato sobre nuestros ancestros que habitaban en la confluencia del Conchos y el Florido. En referencia a algunos de los denuncios de tierras más antiguos en la región de Camargo, en 1987, este autor elaboró un pequeño trabajo, no publicado hasta la fecha, mtitulado “Il Centenario de los denuncios de tierras hechos por Francisco de Escárcega” basado en un documento que existe (o existía) en la Escuela Preparatoria Federal de (“rudad Camargo, documento paleografiado que erróneamente ha sido considerado como el primer denuncio de tierras que dio origen a Camargo. Dicho documento, tema central de “TM Centenario de los denuncios de tierras hechos por Francisco de Escárcega” fue localizado por don Francisco R. Almada en los archivos de Parral, pero aún cuando se trata de un denuncio efectivamente correspondiente a 1687, (un siglo después de la hazaña de Sánchez Chamuscado) no es precisamente en terrenos donde se ubica Camargo, sino poco mas al oriente, colindando en el dicho denuncio por el
occidente con rancherías de indios Conchos, muy posiblemente “El Mezquital”, conocida también en otro tiempo como la “Ranchería del Indio Marcos”, según las investigaciones de prestigiados autores incluidos en la bibliografía. En épocas posteriores pero aún dentro de! periodo colonial, se le denomina “El Fortín” a la faja de
tierra donde se juntan los ríos Conchos y Florido, donde supuestamente se localizaba la referida Ranchería del Indio Marcos, uno de los primeros antecedentes de ciudad Camargo. De dicho trabajo “MI Centenario” que todavía conservo, se han tomado los siguientes párrafos, ya que corresponden específicamente a la historia de la región de Camargo que se trata de describir en el presente capítulo. “HI Centenario” fue elaborado de la noche a la mañana, precisamente para conmemorar el Tercer Centenario en 1987 del denuncio de Escárcega, que como ya se mencionó, no corresponde precisamente a terrenos del actual Camargo, aunque dicho documento arroja luz sobre indicios de poblados indios en sus cercanías. Don Francisco R. Almada, sin cifrar fuentes, señala que el pueblo de españoles donde actualmente se ubica ciudad Camargo, se fundó en 1740, aunque ya hemos visto en parrafos anteriores que con anterioridad existían aquí algunas rancherias o poblados incipientes de manera más o menos intermitente. Estas incipientes poblaciones no duraron mucho debido a la constante amenaza de las tribus bárbaras, en continuo asedio
de los pueblos y haciendas, provocando su abandono y repoblamiento según el vaivén marcado por la guerra con los indios. La segunda mitad del siglo XVIII fue una de las 25
épocas más terribles en la historia de Chihuahua debido a la amenaza y guerra constante en que se mantenía la provincia, Y así llegamos al año de 1797, en que el Comandante General de las Provincias Internas, don Pedro de Nava, ordena al Capitán José Manuel de Ochoa, reconocer los ejidos de la región de Santa Rosalía, para cumplir con el pedimento de tierras que hicieran 28 vecinos procedentes del cercano Presidio de San Francisco de Conchos, aguas arriba de Santa Rosalía, los cuales vinieron a repoblarla en el año referido de 1797, con el mismo nombre que había tenido anteriormente. Sin haberlo comprobado, circula en Camargo la versión
de
que
entre
estas
familias
se encontraban
los Aguilar,
Porras, Amparán,
Fernández y Simental, cuyos descendientes en gran número aún radican en esta población. Según documentos de la época, al pueblo se le conoció como Valle de Santa Rosalía y desde sus inicios, estuvo sometida a la autoridad del Presidio de Conchos. En abril de 1811, los vecinos del Valle de Santa Rosalía, atemorizados por las drásticas órdenes glradas por el Comandante General de la Provincia, en el sentido de castigar severamente a quienes hicieran cualquier demostración de simpatia hacia los caudillos presos, fueron mudos testigos del paso por medio pueblo del Cura Miguel Hidalgo, rumbo a la Villa de Chihuahua, después de haber sido capturado junto con otros insurgentes en las Norias de Acatita de Baján (hoy Municipio de Castaños, Coahuila). Desafortunadamente no tenemos testimonios de cual haya sido la reacción de los tranquilos pobladores del Valle de Santa Rosalía ante el paso de la columna con los prisioneros, pero seguramente fue de asombro y recato, tomando en cuenta las estrictas órdenes del Gobernador. Salvo uno o dos incidentes sin trascendencia, la guerra de Independencia no llegó a la Provincia de la Nueva Vizcaya y por años, hasta su consumación en 1821, los provincianos permanecieron al margen de los acontecimientos. Sin embargo, hubo acontecimientos a ultramar que de una o otra manera se vinieron a reflejar en la vida monótona y rutinaria de los lugareños, pues en el año de 1820 el pueblo de Santa Rosalía obtiene categoría de Municipio, al establecerse en España y sus colonias la Constitución de Cádiz. Posteriormente, en 1826, el Municipio de Santa Rosalía pasa a formar parte del Partido de Rosales, hasta 1837, en que se incorpora a la
Subprefectura de Jiménez. Sin embargo, don Francisco R. Almada en su “Resumen Histórico de Municipio de Jiménez” señala que Santa Rosalía perteneció al Partido de Jiménez desde 1826, más no al de Rosales y en 1837 siguió incorporado a la Subprefectura de Jiménez como ya quedó señalado antes. Diez años después, en 1847, las
Subprefecturas cambiaron de denominación, convirtiéndose en cantones. Santa Rosalía pasa entonces a depender del cantón Jiménez, hasta el año de 1859 en que se crea el cantón Camargo. Por la época en que Camargo dependió del Partido y la Subpretfectura de Jiménez, la región se vio asolada en diversas ocasiones por los Apaches. La rebelión de esta tribu y las de los Comanches tomó mayores proporciones a partir de 1833 y todos los individuos 26
aptos para el combate vivian con las armas en la mano, para defender sus vidas e intercses. En la mera víspera de Navidad de 1834, el Sargento Primero Juan N. Armendáriz enfrentó y derrotó a una banda de Apaches que se aproximaba en actitud amenazante a la cabecera del cantón, en Jiménez, lo que le valió a Armendáriz su ascenso a Subteniente.
En agosto de 1836, el Jefe Político del cantón, Teniente Coronel José Santa Cruz Moreno, salió a batirse con los indios bárbaros por el rumbo de la Sterra de los Reyes, y el día 17 de dicho mes, Santa Cruz alcanzó a una partida de Apaches que llevaban cerca de seiscientos caballos robados de las haciendas y ranchos de la comarca. Derrotados los bárbaros, se aproximaron a la fuerza del Jefe Político, quien los apercibió para que se .rindieran incondicionalmente, cuando en esos momentos se escuchó un disparo proveniente del grupo de rebeldes, hiriendo de muerte al jefe cantonal, Teniente Coronel Santa Cruz. Al tiempo que este jefe batía a los indios alzados, el Subteniente Armendáriz trababa combate con otro grupo de Apaches formado por cerca de 150 individuos que también llevaban una caballada robada. No pudiendo resistir el ataque y sin refuerzos, Armendáriz optó por retirarse a Jiménez para rehacerse en espera de órdenes del nuevo Jefe Político, don Ignacio García de la Mora. En 1840 fueron los Comanches los que amagaron la región, siendo perseguidos estos por fuerzas al mando del Capitán Ayudante Dionisio Morales, quien logró desalojarlos de un aguaje donde estaban posesionados, pero rehechos, contra-atacaron hiriendo a varios soldados, los cuales tuvieron que retirarse por el rumbo de la Hacienda de Cañas. En marzo siguiente, los Comanches fueron castigados nuevamente, esta vez
por fuerzas al mando de! Capitán Joaquín Mendoza, quien los obligó a huir de la región por un tiempo, trayendo una paz que todos sabían no sería duradera.
Pasado un tiempo de relativa calma, los Comanches volvieron a merodear por la región, siendo avistados entre Santa Rosalía y la cabecera cantonal. El 25 de agosto de 1846, el Capitán de la Compañía de Auxiliares Joaquín Mendoza mencionado anteriormente, les hizo frente en terrenos localizados a mitad de las Haciendas de San
Isidro y la Ramada (hoy conocida también como La Enramada, al sur de Camargo). En esta ocasión los auxiliares recibieron apoyo de otras dos secciones, una al mando del Licenciado Agustín del Avellano, y otra al mando del Cura Gregorio Ojinaga, triunfando estos sobre los indios rebeldes, que solo dejaban destrozos y desolación a su paso, en cierta manera, muy similar a lo que los nacionales hacían cuando atacaban las rancherías donde se encontraban mujeres, ancianos y niños indígenas. No escarmentados con la derrota que sufrieran en agosto, el 10 de octubre de 1846, una partida formada por alrededor de 400 Comanches se aproximó nuevamente a. Jiménez, población bastante castigada por los bárbaros, donde cometieron algunos robos, incendiaron unas galeras y se llevaron a varios cautivos, sembrando el pánico entre los pobladores. Los vecinos de la Villa se prepararon para defenderse, pero no pudieron salir en persecución de los atacantes ya que la mayoría de los hombres se encontraban en esos días en la feria del Valle de Allende. La bonanza de Jiménez era bastante atractiva para 27
atacarla, no asi otras poblaciones más vulnerables pero que ofrecian menor botín, como Santa Rosalía, el pueblo de Conchos y el pueblo de La Cruz y sus haciendas y ranchos vecinos. El año de 1846 vino a concluir con la amenaza de una invasión por un enemigo mejor armado y preparado para la guerra, con un ejército disciplinado, pero que peleaba por una paga, no por defender lo que le quedaba después de siglos de despojo, corno fue el caso de los indios. Esta vez, era el ejército norteamericano que amenazaba la soberanía de México y Chihuahua y sus cantones centrales se situaban en la ruta del ejército invasor. En abril de 1847, los pobladores de Santa Rosalía que vivían con las armas en la mano para defenderse de los Apaches, se llenaron de asombro nuevamente, cuando el día 30 empezaron a arribar al pueblo las tropas norteamericanas. Era la vanguardia que en número de 400 precedía una fuerza mayor con destino a la ciudad de Durango. Estas tropas formaban parte de la columna que el 28 de Febrero anterior habían derrotado a las fuerzas Mexicanas al mando de los Generales Heredia y Trías en la batalla del Sacramento, al norte de la ciudad de Chihuahua y ahora se dirigían al sur. La fuerza militar norteamericana con destino a Durango consistía en mil voluntarios, quienes conducian además 300 carretas cargadas y con sus respectivos arrieros. Llevaban además 22 piezas de artiliería y dos obuses. Tan pronto como la fuerza invasora llegó a Santa Rosalía, en medio del alboroto y causando el espanto entre la población civil, un grupo de estos se duIgió a asaltar la casa de don Jesús Armendáriz y la de don Jesús Sáenz, con el fin de tomarlos prisioneros, posiblemente por sus actividades anti-norteamericanas, solo que únicamente capturaron al segundo porque Armendáriz se les escapó, Para fortuna de nuestros ancestros, la fuerza invasora continuó su camino al día siguiente sin mayores incidentes. Los vecinos reportaron a la autoridad civil que sus siembras y propiedades rústicas no habían sufrido daños, solo el susto de ver un enemigo perfectamente pertrechado. Nada comparado con la guerra Apache que por años habían librado. El destino de la Patria se iba a resolver más al sur, en la Capital de la República, con las consecuencias de todos conocidas y estipuladas en los Tratados de Guadalupe Hidalgo: la pérdida de la mitad del territorio nacional, cedido por la fuerza de las armas, al vecino país del norte. Camargo ha sido además, cuna de grandes hombres y mujeres que han destacado en las arenas política, militar, artística e intelectual. Para mencionar algunos tenemos al genial muralista de fama internacional, David Alfaro Siqueiros, nacido en el Rancho San Ambrosio, (1896-1974); al escritor y político Carlos Chavira Becerra, quien murlera debido a problemas cardíacos mientras se encontraba en la Cámara de Diputados. Curiosamente, otro brillante pro-hombre de Camargo, abogado, político e historiador, Arturo Armendáriz Delgado, camarguense brillante por méritos propios, también murió en las mismas circunstancias y en el mismo lugar que su antecesor y paisano Carlos Chavira. Armendáriz fue Diputado Local y Federal, además de Presidente Municipal, por el PRÍ, mientras que Chavira fue también Legislador Federal pero por el PAN, 28
- representando a Camargo.
Chavira fue autor de libros de relatos entre los que se
encuentran “Atrás Quedó la Huella” y “El otro México”. A pesar de militar en partidos == políticos distintos, el General Giner guardaba cierta amistad y simpatía hacia Chavira - Hocerra. En el orden artístico han sobresalido camarguenses de la talla de la cantante y ñctriz Luz Elena Ruiz Bejarano “Lucha Villa” (nacida en 1937) quien por décadas se dedicó a llevar la canción vernácula mexicana por todo el mundo; María Sorté, cantante y actriz, también tiene sus raíces en la “Perla del Conchos”.
La familia Martínez Ortega también dio y sigue dando personajes egregios como el director de Cine y Televisión Gonzalo Martínez, quien dirigiera exitosamente para la pantalla grande “* Longitud de Guerra” sobre la guerra de Tomóchic, en 1892 y “El Principio” un episodio sobre la Revolución Mexicana. Entre las series de televisión «dirigidas por Gonzalo, a quien en una ocasión tuve el gusto de conocer en casa del pintor jimenense Benjamín Domínguez, en la ciudad de México, allá por el ahora lejano año de 1989, se encuentran las telenovelas “El Padre Gallo” y “La Gloria y El Infierno”. Gonzalo Martínez fue galardonado con la medalla “Ángel Trías Álvarez” en 1996. Alma Delfina también proviene de la familia de Gonzalo Martínez, al igual que la cantante y actriz socorro Bonilla. Otro camarguense de renombre en el mundo artístico es Aarón Hernán, a cu por su destacada trayectoria en el mundo de las artes, la Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos le otorgó la prestigiada Medalla “Ángel Trías Álvarez” en el año de 2001. Otro camarguense que ha causado conmoción en todos los continentes ha sido Enrique Carbajal González “Sebastián” escultor extraordinario cuyas obras han brotado como hongos en las principales ciudades del planeta. En la ciudad de Chihuahua existen cuatro de ellas: “Libra” en el viejo Campus de la UACH, por la Avenida Universidad; “La Puerta de Chihuahua” en la salida sur, una combinación de medio arco español y pirámide mesoamericana; el “Árbol de la Vida” en la salida norte de la misma ciudad, y por el mismo rumbo “La Puerta del Sol” además “El Caballito” en el Paseo Reforma de la Ciudad de México, y muchas otras en Japón, Estados Unidos, y varias ciudades de Europa. “Sebastián” también recibió la Medalla “Ángel Trías Álvarez” otorgada por la Sociedad Chihuahuense
de Estudios Históricos en 1998. El tenor Roberto Bañuelos,
triunfador en Europa también nació en Camargo. Hace poco descubrimos por allí a otro joven Barítono de voz privilegiada, Salvador Padilla, que también viera su primera luz en esta tierra pródiga en 1964, Padilla ha sido Ganador Nacional en el Merola Program de la Opera de San Francisco, participa en el programa para jóvenes cantantes con Joan Sutherland y Carol Vaness, y forma parte de la Gira Nacional con “Western Opera Theater” a través de los Estados Unidos, interpretando a Germoint en la Traviata. Ha sido CGranador Nacional en el Bel Canto Fundation de Chicago y participa en el Seminario del Bel Canto en la Universidad de Northwestern en Evanston, Hliimois, con Giorgio Tosí y Martina Arroyo. Ganador del primer lugar en el “Elien Faull Gordo Vocal Competition” en Portland, Oregon y primer lugar en dos ocasiones en las competencias del MET de San 29
Diego, California, Salvador Padilla inició sus estudios de canto y piano en la Universidad de Chihuahua, en donde ha participado en producciones de La Traviata y Elixir de Amor. En España estudió la carrera de cantante de Opera en la Escuela Superior de Canto y también en el Seminario de Canto con Isabel Penagos en Villareal, Portugal. Ha sido además Barítono solista con la Antología de la Zarzuela de José Tamayo en Guatemala. Costa Rica, Venezuela,
Colombia,
Puerto Rico, Argentina, República Dominicana,
Estados
Unidos, España, Yugoslavia, Rumania, Israel y en el Estreno Mundial de la Antología de ta Zarzuela en la Expo de Sevilla 1992 con Plácido Domingo. Padilla apareció por primera vez con los Embajadores de la Opera en Rusia en Tour Mundial de 1998, interpretando Marcelio en La Boheme, a través de los Emiratos Árabes, Qatar, Baharain, Hong Kong y ante la Embajada y la Fuerza Aérea Norteamericana en Kuwait y en una gira en el año 2000 a Nigeria, Uganda, Oman, Hong Kong nuevamente, y Corea. El repertorio Operístico incluye La Traviata, Elixir de Amor, Lucia
di Lammenmoor,
Rigoletto, Aida,
La Boheme,
Madama
Butterfly,
Caballería
| Rusticana, Pagliaci y Carmen. bajo Sympbony, Salvador Padilla cantó la Novena de Beethoven con la Glendale la conducción de Lalo Schifrin en el Dorothy Chandler Pavilion en Los Angeles, La Misa en Do Menor de Mozart con la Ventura Chamber Orchestra, El Mesias de Handei con San Diego Chamber Orchestra, la Misa número 2 de Shubert y la Fantasia Coral, opus 80 de
Beethoven con la Orquesta de Baja California y la Novena de Beethoven con la Filarmónica de Chihuahua. Un currículo muy impresionante que se ha tenido a bien agregar a este trabajo, porque Camargo ha dado y sigue dando, enormes talentos para
orgullo de Chihuahua y de México. El tenor José Luis Ordóñez Sáenz completa la tercia
La)
de ases quizá convirtiendo a Camargo en la única población que puede presumir haber dado al mundo a tres tenores en la misma época. José Luis nació en 1969, estudió en la ciudad de Chihuahua, luego en El Paso, Texas así como en la Universidad del Estado de Oregon; su extraordinaria voz ha deleitado audiencias no solo en México y Estados Unidos sino también en China, Perú y. claro en Austria donde ha cosechado triunfos que sorprenden debido a su corta edad. Este talentoso camarguense desciende de la familia Sáenz y es sobrino de nuestros estimados amigos los Sáenz Flores En otras áreas han sobresalido el ya multicitado Ingeniero Victor Mendoza Magallanes (1923-2000) miembro distinguido de la Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos, cronista de la ciudad de Camargo, agrónomo, agricultor e historiador, autor de varias obras sobre el cultivo del nogal y otros frutales. Pero también el Ingeniero Mendoza nos legó “Pueblo Viejo” un documento sobre la historia de San Francisco de Conchos; “La Heráldica en Chihuahua” con el que ganó el Premio Chihuahua en 1982, “Riegos en la Nueva Vizcaya” “Coronado de Gloria” y una biografía de su paisano El Coronelazo, “Siqueiros: Visión de un Chihuahuense”. En el mundo de la política, sobresale don Luis H. Álvarez, miembro de CoCoPa (Comisión de Concordia y Pacificación) dirigente nacional del Partido Acción Nacional, ex presidente Municipal de 0
camarguenses brillantes podemos agregar a la Profesora Maria Barrón del Avellano, escritora y política; a la Profesora Candelaria Díaz de Bustamante, líder magisterial, mujer que se adelantó a su tiempo (y hermana de doña Honorata Bustamante, esposa del General Giner); al Profesor Gregorio M. Solís, forjador de numerosas generaciones de camarguenses, al igual que el Profesor Edmundo Porras, iniciador de la Escuela Secundaria en Camargo, en 1944; en los deportes ha sobresalido el Profesor Victor Valles y en la danza artística, a principios del siglo XX, Ignacio Magallanes, quien triunfara en la ciudad de Nueva York, figura central del New York City Ballet en la década de los cuarenta; en esta misma disciplina el profesor Antonio Rubio Sagarnaga ha mostrado al mundo la beileza de la danza folklórica mexicana siempre apoyado por su linda esposa Socorro Chapa. Más recientemente, Carlos Meraz Lemke, autor de un encantador relato donde describe qué apaciblemente transcurría la vida en ciudad Camargo durante las décadas de los treinta y cuarenta: “Camargo, dos décadas de su vida”. José Pedro Gaytán,
autor de “3 artistas Camarguenses”, donde incluye igual número de biografías de tres paisanos destacados: David Alfaro Siqueiros, Enrique Carbajal “Sebastián” y Lucha Villa. | “La Perla del Conchos” no se ha quedado atrás aportando hombres valientes para el servicio de las armas, muchos de los cuales iniciaron su carrera militar más o menos al
mismo tiempo que el Genera! Giner Durán. Entre estos, podemos citar al Coronel José Martínez Valles, nacido en ciudad Camargo en 1887, quien se incorporó al movimiento Antirreeleccionista en Febrero de 1911. Fue presidente municipal de Camargo entre 1936 y 1937 y administrador de la Fábrica Textil Río Florido durante la Revolución. Otro camarguense muy cercano al General Villa fue el General Manuel Ochoa, quien sobresalió por ser de los rebeldes que junto con Villa entraron al país procedentes de Estados Unidos en marzo de 1913 para combatir al Huertismo. Ochoa perteneció a la Brigada Villa y participó en todas las grandes batallas de la División del Norte; la familia Bustamante, de donde procedía doña Honorata Bustamante, esposa del General Giner, también contribuyó con varios de sus miembros a la lucha armada: el Coronel Francisco Bustamante y el Teniente Coronel Domingo del mismo apellido, además el primo de estos, el Teniente Coronel Carlos Bustamante. Domingo se encontró entre los veteranos que formaron la Brigada “Leales de Camargo”. El Coronel Antonio Villarrey, también oriundo de esta tierra, participó en la misma Brigada en las campañas de la Comarca Lagunera junto con la Divistón del Norte. Villarrey fue además presidente municipal de Camargo en dos ocasiones. Otro revolucionario que se incorporó a las fuerzas rebeldes desde 1911 fue el General Pablo Cano Martínez, quien después de desempeñar importantes comisiones dentro del Ejército Mexicano, se retiró a la vida privada en ciudad Camargo, donde se dedicó a la agricultura; otro general fue Manuel Mendoza Domínguez, que aunque no era nativo de Camargo (era de Jiménez) sentó sus reales y formó distinguida y numerosa familia en esta cludad. El General Mendoza fue además Inspector General de Policía durante la 31
administración del Gobernador Giner Durán. El Coronel Martínez Valles menciona a muchos más camarguenses militares de la época Revolucionaria (“Revolucionarios Camarguenses 1910-1916” publicado en 1967) y solo se agregará que en tiempos más recientes, Santa Rosalía de Camargo ha seguido dando valiosos hombres a las fuerzas armadas, como lo es uno de los generales más jóvenes y destacados del Ejército Mexicano de la actualidad, el General Brigadier Alfredo Alvarado Alvarado, graduado del Heroico Colegio Militar y de la Escuela Superior de Guerra. El General Alvarado ha sido además Comandante del 23” Regimiento de Caballería, ha pertenecido a la Sección Cuarta del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional y fue también Agregado . Militar en la Embajada de México en Washington. El General Alvarado vio sus primeras luces en la ciudad de México, pero desde sus primeros meses de edad, su señora madre, doña Elvira Alvarado, lo trajo a ciudad Camargo, donde se crió allá por las calles Guerrero y Zaragoza y de allí, una vez alcanzada la edad requerida, ingresó al Heroico Colegio Militar. Y el General Roberto Torres Romero médico militar es hijo del compañero de aventuras de José Giner Durán, abuelo de este autor. La hermana de este autor, Rosario Giner Rey apasionada amateur de la historia regional insiste en hacerle justicia a don Melchor Valles agregándolo a los camarguenses ilustres. Miembro de la escolta “Batallón Supremos Poderes” que acompañara al Presidente Juárez, don Melchor fue además abogado sin título que se dedicó a defender a los pobres y fue el fundador de un periódico que circulara en Camargo, “El Proletario”. El escritor y dramaturgo chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda comentó en alguna ocasión: “¿qué tiene Camargo que ha dado tantos hombres destacados y tantas mujeres bonitas, será el agua? ¿Serán las nueces? No lo se”. Lo cierto es que Camargo ha diversificado su economía, y su población sigue en aumento constante. Sus nogaleras continúan adornando el paisaje, aunque un poco más allá de las márgenes de los ríos se vuelva seco y amarillo, desolado. Aquí el mismo valle que viera pasar conquistadores y conquistados en el siglo XVI; al Padre de la Patria en 1311 y la Patria Peregrina en 1865, donde todavía a finales del siglo XIX se escuchaban los tambores de guerra de los temibles Apaches, un 15 de Febrero, pero del año de 1893, vio su primera luz el primogénito de don Práxedes Giner Domínguez y doña María de Jesús Durán, a quien pusieron por nombre Práxedes.
LAS MEMORIAS, LOS HECHOS Y LOS RECUERDOS. -
Eranlos tiempos cuando los perros se amarraban con longaniza, según decían los viejos que vivieron esa época. Don Porfino Díaz gobernaba el país con mano de hierro, desde el Palacio de Chapultepec, pendiente de los más mínimos movimientos de la oposición, asegurando que el orden y el progreso no faltaran a lo largo y ancho del territorio nacional. Desde 1876, Díaz se había adueñado del poder y pasarían largos años antes de que una Revolución social lo arrojara del país, para ir a mortr en el destierro y no regresar - Jamás a la Patria que dejara en medio de la conflagración. La política porfirista de “puertas abiertas” al capital extranjero se encontraba en todo su apogeo. Compañías europeas y norteamericanas explotaban las minas, los bosques, la tierra; las mismas compañías construían y ampliaban ferrocarriles por donde
“quiera. Solo que los beneficios de la bonanza no eran parejos para todos. La falta de justicia social, el acaparamiento de mucha tierra en manos de pocos y los muchos que no tenían ni donde caerse muertos, generaron una inconformidad a la que la familia Giner, de modestos recursos, rancheros, criadores y vendedores de ganado, no fue ajena. Desde muchos años antes, estos señores de apellido Giner se dedicaban a la compra y venta de panado vacuno y mular y eran propietarios de un rancho, La Epigmenia, localizado por el rumbo del desierto, al oriente del municipio, bastante alejado del centro de población mas inmediato, Santa Rosalía. Los Giner habían obtenido las tierras de La Epigmenia por denuncio que habían hecho sobre terrenos nacionales, desde tiempos de don Benito Juárez. Como no era exigencia tener los papeles en regla, por más de un siglo la propiedad pasó de generación en generación sin haberse regularizado, sino hasta tiempos recientes, previa “cuota” millonaria a las autoridades federales del Departamento Agrario . Al mismo tiempo en que empiezan a llegar al mundo los primeros hijos de don Práxedes Giner Domínguez y doña María de Jesús Durán, en la última década del siglo XIX, empiezan también a soplar en Chihuahua los primeros vientos de rebelión. Esta vez, es el heroico pueblo de Tomóchic el que desafía al gobierno del dictador Diaz, en 1892, El país empezaba a sentir los efectos de la paz porfiriana y las “puertas abiertas” que no repartían los frutos equitativamente. Los valientes hijos de Tomóchic, al oponerse a los designios de la dictadura, vendieron caras sus vidas: menos de un centenar de serranos, auxiliados por mujeres, niños y jóvenes adolescentes, contra 1,200 soldados de la Federación, los cuales vencen, después de diez días de asedio, al centenario pueblo
fundado por el Jesuita Glandoríf. La cicatriz de Tomóchic jamás llegaría a sanar en la inmensa historia norteña, símbolo de la represión del gobierno central contra los pacíficos moradores de la Provincia. Al año siguiente de la guerra de Tomóchic, también dentro del Distrito de Guerrero, Simón Amaya y muchos vecinos se levantan en armas contra las fuerzas del régimen. Estos brotes constituyeron lo que el destacado hi storiador Jesús Vargas Valdez ha dado en llamar “La Revolución adelantada”. Un acontecimiento de gran relevancia vino a alterar de una vez y para siempre la vida de los pobladores de Santa Rosalía y este fue la Hegada del primer tren, el primero de 33
abril de 1893, procedente de ciudad Juárez. Desde entonces y por muchos años, la Estación de Santa Rosalía se convertiría en punto clave en el desarrollo y la historia del poblado. Sin embargo, no sería sino hasta el siguiente año, en marzo de 1884, en que quedó totalmente establecida la comunicación ferroviaria entre México y ciudad Juárez, através del Ferrocarril Central Mexicano. La vida del niño Práxedes Giner Durán transcurría tranquilamente, creciendo bajo los cuidados de su madre doña María de Jesús, “Mamá Chita”, mientras que, para finalizar el Siglo XIX, la Villa de Santa Rosalía se preparaba para celebrar el primer centenario de lo que se consideró por muchos años, equivocadamente, la fundación del . poblado. En 1897, el Diputado local don Pedro Carbajal, con profundas raíces en el Valle de Santa Rosalía, propuso que se elevara a la categoría de Ciudad a la Villa de Santa
Rosalía y se le diera el nombre del insigne caudillo Insurgente don Ienacio Camargo,
ejecutado en la ciudad de Chihuahua en 1811, por su participación en el movimiento de Independencia Nacional. La iniciativa del Diputado Carbajal fue aplaudida y aprobada por la Legislatura Local, concediéndole dicha categoría y nombre con motivo del Primer | Centenario de la Repoblación, en Noviembre de 1897,
quiera reconocer, hay que señalar que hubo
bastante progreso material durante el
gobierno del General Díaz, solo que a un costo social muy elevado. La construcción del
Ferrocarril Central que pasaba (y ahora pasa con el nombre de Ferrocarriles Nacionales n de de México) por Camargo, fue obra del Porfirismo, al igual que el proyecto e iniciació la Presa La Boquilla, 30 kilómetros al oeste de ciudad Camargo.
Es precisamente gracias a la política favorecedora del capital que se establecen mente así “muchas industrias de diversos ramos en el país, y en el año de 1898 en la reciente
Florido”, en nombrada ciudad Camargo, se inicia la construcción de la fábrica textil “Rio de algodón. telas y hilos de las calles Matamoros y Lerdo, dedicada a la elaboración
años Dicha fábrica, que vino a proveer empleo a los vecinos, entró en operación dos una de las después, en 1900, y estuvo en funcionamiento hasta el año de 1964. Durante ejército del ción interven muchas etapas revolucionarias, la fábrica funcionó bajo la Los Norte. Villista, proveyendo de esta manera vestuario para las tropas de la División del Coronel trabajos de la fábrica textil entre 1913 y 1914 estuvieron a cargo del muy amigo y Camargo ciudad revolucionario José Martínez Valles, también nativo de cercano del revolucionario y futuro General Práxedes Giner Durán. 34
El 18 de enero de 1899, la familia Giner se viste de luto. Es el primer funeral de tina larga cadena a la que habrá que atestiguar a lo largo de su existencia el pequeño Práxedes, entonces de escasos seis años. Fallece su abuela paterna, doña María del Rayo Dominguez, esposa de don Rafael Giner, “Papá Lito” a quien deja viudo y habrá de seguir estorce años después. Es muy posible que doña María del Rayo haya sido nativa del rumbo de Pilar de Conchos, de donde procedía Papá Lito y donde hubo muchas familias dominguez en aquellos tiempos. Los restos de la abuela María del Rayo, a quien no hay que confundir con la tía María del Rayo, hermana del General Giner, se encuentran en la ualidad en la cripta de la familia Giner en el Panteón Municipal de ciudad Camargo. En ese ambiente de bonanza, pero a la vez deseoso de justicia social, empieza a dar sus primeros pasos el niño Práxedes, allá por la casa que habitaba con sus padres y donde también llegó a residir su abuelo paterno don Rafael Giner. Dicha casa se ubica sobre la calle Guerrero, en el costado este de la esquina con González Ortega (llamada Calle de la República en ese tiempo), siendo la de Los Arquitos” antigúo
Mercado de Camargo
segunda construcción,
contigua a Abarrotes
América,
esquina
(en
contra-
del
Mercado
Abraham González) aunque en ese tiempo no había mercado, solo en montón desordenado de tendejones donde los comerciantes lacales iban a vender sus productos. El mercado principal de Santa Rosalía, también conocido como mercado de “Los Arquitos”, estaba atrás de donde hoy se ubica la Presidencia Municipal. Allí se encontraba también uno de los
principales negocios de la localidad, “El Genio Mercantil”. Con el tiempo, la cercanía de la casa de la familia Giner en Guerrero y González - Ortega, contigua a la Escuela 40 jugaría un papel - en el asalto de las fuerzas revolucionarias a la población en mayo de 1911, pues desde su casa, el futuro General habría de hacer fuego sobre las Fuerzas federales que se habían parapetado en el edificio de la escuela, detalles que se verán de Onésimo Giner Durán manera cronológica posteriormente. 1903 trae nuevas sorpresas y un día después de que Práxedes ha llegado a su «umpleaños número 10, el 16 de febrero del año mencionado, nace Onésimo, segundo de
los hos de don Práxedes y de Mamá Chita. Onésimo, dedicado a las labores del campo en su edad adulta, dejó entre su descendencia a Gonzalo y a Raúl, Mario y Edy Giner Henavente. Onésimo, segundo hermano del General Giner Durán, fallecerá durante la 35
administración de Giner Durán como Gobernador del Estado, el 20 de Octubre 1966. Para el año de 1905, a la edad de 12 años, el joven Práxedes ya se encuentra como alumno del ameritado profesor don Gregorio M. Solís, recibiendo instrucción académica y militar, junto con su primo hermano Paz Durán. En el mismo grupo de alumnos encontramos también a futuros hombres de bien y fundadores de respetables familias camarguenses como lo fueron don Rodolfo Basanetti, Ismael Villarrey, Zeferino Calderón, Abelardo Chavira y Servando Longoria. Todos estos alumnos y múltiples generaciones de camarguenses habrian de conservar en su memoria el agradecimiento infinito al profesor Solis, hecho por el cual y con el paso del tiempo, ya siendo Gobernador de Chihuahua, Giner ordenó la construcción de una moderna escuela primaria en su tierra natal, a la que se le dio el nombre de “Profesor Gregorio M. Solís”, ubicada a lo largo de la Avenida Benito Juárez. El profesor Solís fue, además de forjador de ADOS pro Sregono y Sons . entre ellos Calixto destacados alumnos, autor de un hera breve ensayo Rodolfo Bassanerti,Durán, IsmaelPráxedes Villarrey.Giner, de historia chihuahuense intitulado “Acontecimientos Chihuahuenses”.
Zeferino Calderón, Abelardo Chavira, Servando Longoria.
En el año de 1905, cuando el joven Práxedes acudía a clases con el profesor Solís, un hecho singular atajo la atención de los chihuahuenses: el régimen del General Díaz había estado distanciado, o más bien, la familia del cacique Terrazas, había estado distanciada por dos décadas del General Díaz, ya que en 1872, durante la rebelión del General Díaz proclamando su “Plan de la Noria” contra la reelección de Benito Juárez, Díaz tuvo que rendirse incondicionalmente a las fuerzas constitucionales del Estado, al mando del entonces Gobernador don Luis Terrazas, haciendo entrega el General Díaz de su espada de vencido a don Luis, nada más y nada menos que aquí mismo en la tierra de Giner, la Villa de Santa Rosalía. Esta rendición Díaz siempre la consideró una ofensa a su honor militar. Quien iba a pensar que cuatro años después en 1876, su rebelión contra la reelección del Presidente Lerdo si le iba a resultar, asumiendo el poder y quedando los Terrazas mal parados con el nuevo triunfador. Desde esa época, la influencia política del clan Terrazas disminuyó de manera considerable más no totalmente y es hasta 1905 en que ambos bandos, terracista y porfirista se reconcilian, al asumir la gubernatura Enrique Creel, yerno de Terrazas. Anteriormente Creel, hombre influyente del régimen porfirista,
había ocupado la Embajada Mexicana en Washington. La oposición terracista al gobierno de Díaz era tal que inclusive se ha llegado a especular que el grupo de los Terrazas ayudó con armas a los rebeldes de Tomóchic, en 1892, con tal de crearle dificultarie al gobierno central y al gobernador impuesto por Díaz, don Lauro Carrillo. En 1906, un nuevo miembro viene a aumentar la familia Giner Durán. Esta vez, 36
un varón a quien nombran José, el tercer hermano del futuro General. José Giner T sobre quien se cuentan numerosas historias y anécdotas que seria largo de enumern este volumen, militó como Subteniente bajo las fuerzas del gobierno que combatieron a la
Revolución Renovadora de 1929 encabezada por el General Escobar. Se dice además que José Giner Durán era tan buen caballista que por un tiempo fue instructor de polo a caballo en Fort Bliss, Texas. Junto con su amigo Anastasio Torres “La Purriaca” corrió muchas aventuras, tanto en este como en el otro lado de la frontera. José fue el hermano menor del General Giner, a quien por su conducta “aventurera” causó grandes malestares, pues mientras que Práxedes, el hermano mayor, era
mesurado y disciplinado, José se escudaba bajo la sombra de su hermano mayor para cometer sus fechorías. José casó con Josefina Ramírez, con quien procreó numerosa familia. Entre
José Giner Durán con sus
los compañeros de armas de José en 1929 se encontraba el
hijas Yolanda y Bertha
futuro General Raúl Mendiolea Cerecero, jefe de la Policía del Distrito Federal en la década de los cincuentas, y Director de la Policía Judicial Federal en la administración del Presidente López Portillo. Fue además don José Comandante de la policía municipal de Camargo durante la administración del Ingeniero Jesús Sagarnaga (1965-1968). Así, llegamos a los aciagos días de noviembre de 1910 en que el país se levantaba en armas contra la dictadura y la tucha cunde lentamente por todos los rincones de la nación. Surgen los nombres de Francisco Villa, Pascual Orozco, Toribio Ortega y muchos más, quienes para mayo del siguiente año obligan al General Díaz a renunciar a la Presidencia de la República. Pero dejemos que sea el propio General Giner quien nos relate cómo y cuándo se incorporó a la Revolución. Los párrafos a continuación fueron dictados por el General Giner, sin precisar cuando n: a quién, tal vez con la intención de dejar una memoria escrita de su carrera militar. Estas páginas fueron facilitadas generosamente por sus nietas Dora Alicia y María Elena Giner Cerros. El primer capítulo de esta memoria inédita, lo intituló el General Giner “Cómo y cuándo conoci a Francisco Villa, el Maderista” y narra su incorporación al movimiento armado de 1910 (el texto en itálicas es de este autor, para
facilitar la comprensión del mismo): “En febrero de 1911, (aproximadamente el 27 de dicho mes), se notó un inusitado movimiento en la Jefatura Política (de Camargo) y sus elementos, así como en un grupo militar que había organizado el Coronel Retirado don Severino Calderón. Pronto, todo Camargo se enteró de que los “comevacas” o “chivarrudos”, como llamaban a los maderistas en armas, se acercaban a la ciudad por el camino, procedentes del norte. Probablemente, como mi padre y todos mis tíos eran antireeleccionistas, yo sentía simpatía por el movimiento; con ese motivo, invité a cuatro amigos para ir a encontrar a los maderistas que ya estaban en el puente que cruza el río Conchos, al norte del pueblo. Aceptaron acompañarme Mucio Cadena y Jesús Martínez Lozoya (ya finados) y aunque 37
se nos dificultaron vehículos para transporte, al fin conseguí a un cochero que con dos cabaltos en su vehículo hacía el servicio urbano, pero al llegar al extremo-sur del puente, nos salieron tres montados, que después del saludo ordinario nos preguntaron quiénes éramos y a dónde ibamos; como Mucio me llevaba varios años de edad se sentía el indicado a contestar diciéndoles: “A esas casitas que están del otro lado del río, aquí enfrente y que se denominan el Muñozeño, somos carniceros y vamos a ver sinos fían una vaca para matarla”. Como no me satisfizo el informe les dije: “No señores, yo soy Práxedes Giner e invité a estos señores para que me acompañaran a venir a encontrarlos y no necesitamos que nos fíen vacas, yo tengo en el corral y estoy matando ganado de mi padre y a este señor Cadena le vendo carne a gancho y el señor Martínez Lozoya es un señor muy maderista, él quiso acompañarnos”. En esos momentos se acerca un cuarto jinete que nunca se me olvida, usaba una gorra grande de esas que llamaban “de pelo”, muy adorriada de plata. Uno de los primeros quiso informarle sobre nosotros y yo le arrcbaté la palabra y le repetí a este señor lo que les había dicho a los anteriores. Mi edad eran 18 años y parece que esto agradó mucho al maderista, entonces él me pidió un papel y un lápiz, yo proporcioné una libreta que usaba donde iba mi nombre; Martínez Lozoya (proporcionó) un lápiz que cogió un chaparrito y anotó estos informes que le di: “Hay mucho movimiento en la jefatura política y las oficinas están cerradas, también está un grupo de voluntarios vestidos de amarillo que organizó el Coronel Retirado don Severino Calderón, con cuartei por la calle Lerdo de Tejada, pues unos están en las azoteas; civiles y voluntarios están sobre el edificio de la Jefatura Política y la torre-reloj y otros en la Iglesia”. Entonces me dice el del sombrero grandote: “¿Por dónde podemos entrar a atacar la ciudad?” Y yo le indiqué que cruzaran a la izquierda nuestra, mostré unas labores que entre otras son de los sucesores de Guadalupe González, hasta un callejón que se denomina del Ojo Caliente, a la izquierda y a unos cien metros cruza una acequia grande e inmediatamente a su derecha queda un comercio que se llama el Gato Negro (esa es la calle Centenario, que en ese tiempo se llamaba calle de la Fundición) pero como a unas dos cuadras más, le dije, hay un grupo de voluntarios que hicieron un hoyo largo y la tierra que sacaron los protege con adobes separados por uno y otro lado obstruyendo la calle. Tomaron nota de ello y el jefe me dio las siguientes instrucciones: “Voy a atacar a Camargo, si me conviene la tomo y si no, me retiro, si la tomo ocúpese de matar bastante ganado para que las fondas tengan que darle de comer a mi gente. (No vi el número de gente, pero calculé uno doscientos hombres). Si es que tomo Camargo, arregle los despachos, vaya a donde yo esté para darle instrucciones, pero sino me conviene ocupar la plaza me retiro y espere órdenes aqui en su casa”. Sacaron unas pinzas como las que se usan para los vehículos, yo quise quedar bien cortando los alambres de la cerca que los dividía, porque les impedía el paso para seguir la ruta trazada, cuando un grandote medio bizco y con mucha habilidad cortó el alambre. Nosotros nos devolvimos tomando por la calle Zaragoza; se quedó mi acompañante el sastre (Martinez Lozoya) yo seguí hasta la calle Centenario, acompañado por Mucio Cadena hasta Comonfort a la izquierda y él se quedó porque ahi estaba su casa. Yo 38
lambién desocupé el coche, ahí tomé a la derecha por la calle Irigoyen para continuar por la González Ortega (antes Calle de la Republiquita) a la izquierda, estaba de mi casa a dos cuadras, pero antes de llegar ahí comenzaron a sonar los balazos a mis espaldas, significando que los maderistas ya habían comenzado a hacer fuego de las esquinas de las calles Comonfort y Centenario sobre la Escuela Oficial 413 34, que ya tenía defensores y 11si se inició el primer combate entre el maderista y el pueblo de Camargo . No tardó mucho la balacera, en virtud de que (en esos momentos) arriban también procedentes de Chihuahua, contingentes de un cuerpo de rurales en persecu ción de los
“cuerudos”. Estos se retiraron por el camino de la Boquilla del Conchos. Después
supimos que a esos chiveros cuerudos los mandaba Francisco Villa, maderis ta sin grado alguno todavía, y el que cortó el alambre era Feliciano Dominguez. Estuve pendiente de algunas Órdenes de quien ya sabía que se llamaba Francisco Villa, hasta fines de abril, sin ¿jue nada sucediera, pero a estas fechas el Distrito de Camargo ya contaba con grupos
fnaderistas, el más fuerte a las órdenes de Rosalio Hernández, con elementos todos de la
región del oriente del Distrito de Camargo, donde se contaban primos míos, antiguos vaqueros de la casa y muchos amigos míos; otro grupo lo había organizado Tomás
Ornelas en el Rancho de La Encantada; uno más Nicolás Chacón; otro un joven Armendáriz de Meoqui, todos los elementos eran exclusivamente rancheros, vaqueros,
dueños de unas cuantas vacas, todos hombres de a caballo y de campo.” Hasta aquí el relato del joven Giner, aspirante a revolucionario. Fue en esta . ocasión, en que por primera vez Giner tiene contacto con las fuerzas rebeldes, en su primer intento para tomar la población de Camargo, frustrándose por la llegada de fuerzas rurales en auxilio de los defensores. Las fuerzas rebeldes al mando
del mismo Villa,
procedían del mineral de Naica, donde habían estado acampadas. Después del breve
enfrentamiento de Camargo, los revolucionarios se vieron obligados a retirarse, como
dice Giner, por el rumbo de La Boquilla. Pero, prosigamos con el relato según la memoria del General Giner: (Posteriormente) procedentes de Coahuila, arribaron a la región dos elementos que se decían Coroneles: don Antonio 1. Villarreal y don Mariano López Ortiz y al entrevistarse con don Rosalío acordaron el ataque a la plaza de Camargo, que protegía un cvapitán de apellido Hormachea, con un contingente no mayor de doscientos hombres. Una noche en los primeros de mayo de 1911, se introdujeron al pueblo Juan Barraza, vaquero de la casa y Alejandro Marrufo, ranchero propietario de unas cuantas vacas del rancho de Hormigas y a las órdenes de don Rosalío, me informaron que estaban pernoctando en el “Ojo del Jabalí” al oriente de Camargo, a unos ocho kilómetros del pueblo, que me preparara en la casa de mis padres porque al día siguiente en la noche se acercarían a atacar y esto sería en la madrugada, que tuviera listas unas barras para perforar los corrales, (y poder) hacer fuego sobre la Escuela Oficial de niñas + 40, situada en la esquina de las calles de González Ortega e Hidalgo. Preparé, como me lo encomendaron, las barras para perforar las paredes, pero a las 10 de la mañana (alrededor del 15 de Mayo) invité a un vaquero de don Manuel 39
Elizalde, llamado Esteban Ramos para que saliéramos a Iincorporarnos con los maderistas, pero desgraciadamente ya estaba coronada por fuerzas federales la Escuela + 40, a escasos 150 metros de mi casa y donde tenía que salir mi acompañante estaba en peores condiciones por lo que no pudimos salir a incorporarnos, pero sí estaba pendiente para la madrugada siguiente que llegaran los visitantes como lo hicieron. Perforados el corral de la casa de mi abuelo, don Rafael Giner, el de mi tío don
José Felipe y el de mi señor padre, (los revolucionarios) ocuparon la barda del señor Pantoja, que quedaba cerca de la escuela, a unos 80 metros y así se inició el ataque de Camargo. En esta ocasión tuve la oportunidad de asistir a mi bautizo de sangre al grito de: ¡Viva Madero! Por mi casa entraron puros elementos de don Rosalio, entre los que recuerdo a mi primo hermano Jesús Durán y a los dos hermanos Marrufo, a Juan Barraza, a Victoriano Nieto, Matilde Guerrero y otros, a las órdenes de su propio jefe, que me situaron debajo de un mezquite que algo me protegía, en cambio, tenía toda la visibilidad necesaria para la escuela. Ellos (los revolucionarios) suspendian el fuego y en el cañón de sus carabinas asomaba un sombrero, por lo que los pelones denominados defensores, se entusiasmaban
y mientras le tiraban al sombrero yo les tiraba a ellos. ¿Hice blanco? No lo sé; ¿No lo hice? Tampoco lo sé. Yo estaba acostumbrado a matar coyotes y liebres con la carabina de mi padre que ahi usé. Todo ese día estuvieron los demás contingentes sobre la Iglesia y la Jefatura Política y el cuartel de los Voluntarios. Pasó el día, se suspende el tiroteo. En la madrugada llegaron a mi casa Matilde Guerrero y uno de los Marrufo a decirme que iban a estar pendientes sobre la escuela por si se asomaban los pelones a recoger sus heridos o muertos. Les abrí, entraron, me puse a hacerles café, cuando a poco salió uno de ellos que iba a avisarle a don Rosalío (contingente al que pertenecía) sobre la situación; transcurrieron cinco minutos de haberse quedado solo Matilde cuando me fui a llevarles café, me lo encontré herido de una pierna que no le permitía caminar, lo ayudé y lo metí a un cuarto en la casa de mi abuelo don Rafael, lo protegí con muchos manojos de rastrojo de maíz. Resulta que se bajaron dos pelones de los que estaban en la escuela y por la calle Hidalgo rumbo a la Estación pasando por la plaza de toros que entonces existía, se colocaron en la esquina de la última finca de la calle Guerrero, localizaron a Matilde y lo hirieron y como estaban aproximadamente a unos 50 metros de distancia, Matilde mató a uno de los pelones y el otro se fue a avisar prontito y vinieron cuatro, levantaron al muerto, haciendo camilla con los rifles y no se preocuparon por el herido, así se salvó Matilde Guerrero, de quien no quiero desaprovechar esta oportunidad para repetir, aun cuando hace muchos años que murió, mis agradecimientos porque posteriormente él si fue Orozquista y un buen día un grupo a sus órdenes procedentes de Cerro Blanco, Coahuila, llegaron al rancho “Epigmenia” propiedad de mi padre y luego luego comenzaron a agarrar caballos y a ver que saqueaban. Cuando llegó Matilde y se enteró que era rancho de mi padre, ordenó que todo se devolviera y todo se respetara, en gratitud no a lo que hice por él sino a que tan pronto como fue tomada la plaza lo atendieron en la casa de mi tio don José Felipe 40
(Giner).
(El primer día del combate) en la tarde después de metido el sol, supo don Rosalío que los Coroneles Villarreal y Ortiz con los demás contingentes se estaban retirando por el Molino camino al Corraleño. Inmediatamente los alcanzó y los conminó a seguir atacando, hasta tomar la plaza, advirtiéndoles que si ellos abandonaban el ataque, él lo seguiría hasta rendir la plaza, pues no dejaría a merced de los defensores a las familias de la mayor parte de los elementos que ahí radicaban, muy particularmente a las familias Giner, (que desde entonces) quedaron perfectamente catalogadas como elementos del
movimiento.
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(Villarreal y López Ortiz) comprendieron la razón, iniciaron de nuevo el ataque y en la madrugada (del 20 de Mayo) la plaza cayó en su poder. Algunos de Camargo como Domingo Herrera, Mariano Tamez, Mariano Espinoza y otros, ya participaron en esta jornada. El pueblo de Camargo lleno de júbilo, (y a la vez) con lástima y tristeza vio desfilar al contingente vencido, cuyas vidas fueron respetadas por los triunfadores. Los Coroneles Villarreal y López Ortiz, jefes del ataque, con un cuerpo de cadetes a sus Órdenes, dentro de los que recuerdo a Guillermo Fuentes Dávila, Durón González y José San Román que llegó a General en la División del Norte y otros abandonaron Camargo, quedando como jefe provisional en la región don Rosalío Hernández, cuyo nombre correcto es Rosalío Hernández Cabral. (Dias después, entre el 25 y 26 de mayo y estando Camargo en poder de la Revolución) de Parral se dirigía a Chihuahua una columna de Infantería y Cuerpo de Rurales a las órdenes del General Federal Joaquín Téllez de los elementos lederales. Don Rosalío se aprestó a la defensa y solo hubo un ligero tiroteo en el que murió por imprudencia (111) Lozoya, de San Francisco de Conchos. La columna pasó sin atacar Camargo en virtud de que ellos sí sabían que ya estaban firmados los Tratados de ciudad Juárez, teniendo que lamentar la muerte de un estimado camarguense en la calle Lerdo (Eduardo Licón), frente a la casa de doña Cuca Ochoa y que también había formado un
Práxedes Giner Durán
grupo (revolucionario) con su hermano Rafael (Licón). 1915 Días después, los elementos maderistas fueron licenciados, entregándoles caballos que estaban marcados con una “R” y 25 pesos de gratificación para que regresaran a sus hogares y así terminó en el Distrito de Camargo el movimiento maderista.” | De esta manera, sin aspavientos ni presunciones, platicaba el General Giner sus primeras andanzas en la lucha armada encabezada por don Francisco L Madero, su primer encuentro con el “Guerrillero Non” futuro General en Jefe de la Poderosa División del Norte, Francisco Villa. Después de la renuncia del dictador Díaz, en mayo de 1911 a raíz de la toma de ciudad Juárez, las fuerzas revolucionarias son licenciadas, dadas de baja, 41
como narraba Giner, dándole a cada uno un caballo marcado con una “R” y 25 pesos, para que regresaran a sus lugares de origen. Este factor, haber dejado en el activo al antiguo Ejército Federal y dar de baja a los revolucionarios que lo habían llevado al poder, ordenado por el mismo Madero, habría de costarle la vida menos de dos años después, iniciando una nueva etapa en la guerra civil. “Al año siguiente (1912 según el relato del General Giner) se incubó el movimiento contra el gobierno del señor Madero, en Casas Grandes, donde las figuras sobresalientes, partidarios del Doctor Vázquez Gómez (eran) José Inés Salazar y otros, dentro de (los cuales se encontraban) como segundas figuras Silvestre Quevedo y su sobrino Rodrigo del mismo apellido. Al acercarse las fuerzas rebeldes de Casas Grandes a ciudad Juárez, (éstos) consiguieron que los dos coroneles que guarnecían la plaza, les ofrecieron no solamente no ejercer resistencia, sino adherirse al movimiento;
fueron
sorprendidos y al día siguiente el Coronel Irregular Jesús Agustín Estrada se pasó a los Estados Unidos para combatir más tarde al movimiento infidente. Según creo estar bien informado, los jefes del movimiento invitaron al General Pascual Orozco, que fue una bonita figura del maderismo, para que asumiera la jefatura del movimiento (rebelde), que en principio se rehusó, pero después de conferencias que concertaron, no sé si en Villa Ahumada u otra parte, Pascual Orozco, hijo, aceptó jefaturar el movimiento que se denominó desde entonces “Orozquista”. Ya organizados con sus contingentes, (los orozquistas) marcharon al sur, pero de Camargo destacó a un grupo en el cual había entre otros el entonces Mayor Rodrigo M. Quevedo, cuya misión era marchar a Boquilla, como lo hicieron y trabando combate con el pequeño resguardo, lo dominaron, quedando dueños de la plaza. En ese tiempo yo estaba trabajado en la tienda de raya cuyo subgerente era un primo hermano mío Calixto - Durán, ya finado. Con los Orozquistas venían dos elementos cuya familia radicaba allá en Boquilla y ellos eran Carlos y su hermano Ignacio Martínez, alias “El Marquez de la Espiga”, éste me propuso con mucha insistencia que me les incorporara como capitán pagador en el cuerpo ya que mandaba su hermano, rehusándome terminantemente, porque en realidad nunca me gustó el orozquismo. En ese movimiento no tomé participación ni un solo minuto. Orozco, al frente de una columna bastante fuerte, marchó sobre Jiménez, donde
no solamente no encontró obstáculos sino que con nuevos elementos continuó a Escalón y entre este lugar y Bermejillo, tomó contacto con la columna del gobierno que marchaba a combatirlos, a las órdenes del general chihuahuense Gustavo A. Salas. (en realidad se trataba del general José Gonzalez Salas). En Chihuahua aún vive un viejo ferrocarrilero orozquista de apellido Bugarini que dice que él fue el que preparó y arrojó sobre los trenes enemigos una máquina del ferrocarril cargada de dinamita. Lo cierto es que la explosión probablemente hizo concebir a las fuerzas contendientes (la idea de) un fracaso, porque Orozco con todos sus contingentes dio media vuelta al norte mientras que el general Salas retrocedió a Torreón 42
-
donde midió lo impropio de su actitud y se suicidó. Pronto el gobierno del centro reorganizó una fuerte columna que se denominó DIVISIÓN DEL NORTE, a las órdenes del general ex-federal Victoriano Huerta, columna a la que, al norte de Torreón se le unió un contingente de maderistas, nada menos
que a las órdenes de ya coronel irregular Francisco Villa. Después de pequeños combates en Rellano y otros, fue derrotado Orozco y con su contingente se reconcentró en ('hibuahua. Huerta marchó al norte hasta ciudad Jiménez, donde se desarrolló aquel incidente en el que estuvo a punto de ser fusilado el ya brigadier honorario Francisco Villa laparentemente por tratar de apoderarse de una yegua llamada “La muñeca”, propiedadde la familia Russek, aunque más bien el verdadero motivo de Huerta era deshacersede Villa). Villa fue enviado preso a la capital de la república y la columna marchó (bajo las órdenes de Huerta) al norte hasta llegar a Chihuahua, sin tropieza alguno. Los orozquistas ya estaban derrotados. Un grupo de éstos a las órdenes de Antonio Rojas y otros, tomaron hacia occidente para internarse al estado de Sonora, fracasando en su intento, debido a que el gobernador de ese estado don José María Maytorena había organizado grupos de voluntarios a las órdenes de los presidentes municipales, destacándose entre ellos Álvaro Obregón, presidente municipal de Huatabampo, que con un contingente de cerca de 300 hombres quedó incorporado a las fuerzas que en el estado mandaba el General Federal Sanguinés. Después de unos pequeños combates entre las fuerzas irregulares de Sonora y los colorados, Sonora no fue invadida y se acabó el orozquismo. Cabe hacer notar que don Rosalío Hernández que se encontraba en el rancho de Encinillas del distrito Camargo, con un contingente de los que con él participaron en el maderismo, combatió por “mutu propio” a los colorados, por lo que el gobierno del señor Madero lo nombró teniente coronel auxiliar y con sesenta hombres de los del municipio de Camargo pasó destacamentado a Estación Ceballos, Dgo. Dentro de este contingente pequeño cabe mencionar a Roque
Gándara,
Federico
Chávez,
Pablo
Vigil,
Tomás
Licón, Santos Navarro y otros. A los colorados les vino ese mote porque adoptaron la bandera “Tierra y Justicia” y su distintivo era un listón colorado.” Don Rosalío Hernández Cabral Como él mismo menciona, en el año de 1912 en que Orozco se subleva desconociendo al presidente Madero, Giner se dedicaba a los negocios particulares y si bien no hay indicios de que haya participado contra el orozquismo militarmente, sí externa muy claramente que, a pesar de habérsele ofrecido el grado de( capitán “En ese movimiento no tomé participación ni un solo minuto”. Prosigue el General Giner: “vino el año de 1913 y con el la traición de Huerta que asesinó a los ciudadanos Presidente de la República Francisco 1. Madero y 43
Vicepresidente José María Pino Suárez. Este crimen conmovió al país. Don Rosalio abandonó inmediatamente con su grupo a Estación Ceballos, desconociendo a Huerta, internándose al distrito de Camargo por Sierra Mojada y al acercarse a Camargo se le unieron nuevos contingentes dentro de los cuales recuerdo a Juan José Flores, José Chávez con un grupo de familiares, Serapio Lara con otros parientes de él, Francisco y Domingo Bustamante, Manuel Licón, Miguel Medina y otros, dentro de los cuales me contaba, aumentando muy pronto el contingente alrededor de 200 hombres. Otros grupos se organizaron desconociendo a Huerta. Otros contingentes en Chihuahua hicieron lo mismo, entre ellos el que mandaba el después General don Toribio Ortega, que fue el primer maderista que en noviembre de 1910 con un pequeño grupo de vecinos de Cuchillo Parado pegó el grito de “Sufragio Efectivo, no Reelección”; por otro lado, don José de la Luz Blanco, Maclovio Herrera, Tomás Urbina
y otros menos numerosos condenaron el asesinato de los ciudadanos Presidente y Vicepresidente, levantándose en armas para combatir al gobierno espurio de Huerta. Pascual Orozco entró en actividad adhiriéndose con los elementos que pudo organizar al gobierno de Huerta, que con nuevos elementos lo mandó a Chihuahua. El 23 de abril de 1913, Maclovio Herrera procedente de la región de Parral con un contingente ya regular, atacó la plaza de Camargo y don Rosalío con su gente que estaba en Naica, a marchas forzadas llegó a auxiliar a Herrera, tomando lo que es ahora el cuartel
Galeana, entonces era un hospital defendido por 200 federales que rindió don Rosalío, por estos días don Venustiano Carranza, gobernador constitucional del Estado de Coahuila desconoció al gobierno de Huerta y en la Hacienda de Guadalupe del mismo estado, elaboró un documento que se conoce como el “Plan de Guadalupe” figurando él como primer jefe, Con este carácter reunió contingentes de esa región y los de la comarca Lagunera y Durango, atacando Torreón, donde fue rechazado, por lo que para ponerse a salvo marchó a occidente, pasando por Guadalupe y Calvo, Chihuahua, para establecer en Sonora las oficinas de su gobierno como encargado del Poder Ejecutivo”. Por esos días, mas exactamente el 9 de junio de 1913, encontrándose la guerra contra el Huertismo en todo su apogeo y comprometido con la causa, el hogar de la familia Giner se cubre de luto por la muerte de don Rafael Giner, abuelo paterno del futuro gobernador, quien como parte de la brigada Hernández en ese tiempo, ya empezaba a destacar por méritos propios. Fue don Rafael, conocido cariñosamente como “Papá Lito”, forjador de una extensa familia, quien inculcara en su primer nieto Práxedes
Giner Durán, los valores mas elementales del norteño chihuahuense: lealtad, honestidad y disciplina. Por ser el primogénito, solía pasar largas temporadas en casa del abuelo, después recordaría el General que cuando su abuelo le pedía agua, éste acudía a traérsela en un jarrito de barro, el nieto, siguiendo la costumbre de la época, hincado de rodillas y cruzado de brazos, esperaba paciente y respetuosamente hasta que el abuelo hubiera terminado de beber para preguntarle con todo respeto: “¿le traigo más, abuelito?”. Volviendo al relato del General Giner: “Villa, que había conseguido fugarse de Santiago Tlatelolco, ayudado por Carlos Jáuregui, se había internado de Estados Unidos 44
al Estado de Chihuahua, cruzando el río debajo de ciudad Juárez, acompañando por 9 hombres entre los que recuerdo al después General Manuel Ochoa (camarguense) a Carlos Jáuregui, don Pascual Tostado y Darío W. Silva, dirigiéndose a la región serrana donde inmediatamente comenzó a reclutar adeptos y estando Villa en San Andrés, don Rosalío dejó su contingente “Leales de Camargo” en esta ciudad y marchó a encontrarse con Villa, que por lo difícil de las comunicaciones ignoraba como se encontraba el movimiento al sur del estado, pero bien informado por don Rosalío, marchó a Camargo,
donde concibió la idea de atacar Torreón, recogiendo en Jiménez el contingente a las órdenes del señor General Maclovio Herrera, más adelante el del General Tomás Urbina y ya estando en la región Lagunera se incorporaron los contingentes a las órdenes de (Calixto Contreras, de don Juan García y demás contingentes de Durango en la región. Con los principales jefes de estos, Villa tuvo una junta (en ciudad Jiménez) en la que fue nombrado General en Jefe para dirigir el ataque sobre Torreón, ataque que fue coronado con todo éxito. Ahí fue donde nació la DIVISIÓN DEL NORTE a las órdenes de Villa, con contingentes de Chihuahua del General Urbina y las fuerzas del General Eugenio Aguirre Benavides, que al organizarse se denominó Brigada Zaragoza, reconcentrándose al Estado de Chihuahua, éstas, las fuerzas de Urbina y la Brigada Zaragoza. En la capital del Estado se encontraban fuerzas federales y elementos Orozquistas (Huertistas) a las órdenes del General Mercado, General en Jefe de las fuerzas Huertistas, a quien más tarde y procedente de la capital de la República se le incorporó Pascual Orozco con los elementos que pudo reunir y los que le proporcionó el gobierno de Huerta; mientras tanto en todo el estado nuevos elementos se adherían a los grupos descontentos con el asesinato de los señores Presidente y Vicepresidente; menudeaban los combates que casi siempre favorecían a los rebeldes y así llegó octubre de aquel año (de 1913). Villa reunió atodos los contingentes que había en el estado y puso sitio a la ciudad de Chihuahua, sitio que tuvo que levantar para luego volver a establecerlo. En la noche volvió a levantar el sitio para rodear Chihuahua por el lado de Aldama, cayendo a Estación Cobre al norte de esta ciudad, donde cortando las líneas telegráficas capturó un tren, que procedente de ciudad Juárez venía con góndolas cargadas de carbón; rápidamente mandó tirar el carbón y ordenó que el conductor de dicho tren se devolviera a ciudad Juárez diciendo que se le había salido la máquina de los rieles, que necesitaba auxilio, que le mandaran otra y habiéndole contestando que no tenían máquinas de repuesto se atuviera a sus propios recursos y en virtud de que informaban que Chihuahua estaba situada por Villa, retrocediera con su tren hasta ciudad Juárez. Villa subió sus elementos en las góndolas, todos de infantería y la caballería de estos junto a la artillería se las confió a las Brigadas Hernández y González Ortega, esta
última mandada por el General Toribio Ortega. Villa, tomando todas las precauciones del caso en las estaciones al norte, a media noche estaba con sus elementos en su tren en el
centro de ciudad Juárez y en dos horas dominó la situación sorprendiendo el nuevo día a los juarenses que las fuerzas de la Revolución ocupaban ciudad Juárez y los defensores de AS
Victoriano Huerta estaban dispersos o prisioneros. Este golpe de audacia del General Villa fue de suma importancia para la revolución y fue conocido primero en todo Estados Unidos y después en la mayor parte del mundo. Dicen que el propio Carranza al recibir el parte del que fuera ya comandante de la gloriosa División del Norte, se resistió a creerlo y más aún (la gente en) la Capital de la República. El gobierno de Huerta no pudo concebir que estando Villa sitiando a Chihuahua, a las 48 horas estuviera ya dueño con sus elementos de la plaza de ciudad Juárez (el 15 de noviembre de 1913). Villa procedió inmediatamente a reorganizar sus fuerzas al incorporársele las que había dejado para que por tierra condujeran la artillería y al enterarse de que marchaba de Chihuahua una columna formada por federales y orozquistas sobre ciudad Juárez, con toda oportunidad salió a encontrar al enemigo en un punto denominado “Tierra Blanca”, donde pronto se encontraron ambas columnas y después de un encarnizado combate, que ha merecido por los que conocen, denominación de batalla, tuvieron que huir a Chihuahua los elermentos federales y orozquistas, dejando trenes y elementos de guerra entre los cuales se encontraban los famosos cañones “El Niño” y “El Chavalito” el primero de ellos era famoso porque estaba montado en una plataforma circular que perinitía el movimiento en la dirección que fuese necesaria. Villa se regresó a ciudad Juárez donde proveyó a todas sus fuerzas de equipo y vestuario, mientras tanto, el General Mercado en Chihuahua con
elementos de su extinto
ejército y con el Orozquismo, incluyendo a Pascual Orozco, abandonó la ciudad y se fue a refugiar a la plaza fronteriza de Ojinaga, quedando todo el resto del estado en poder de las fuerzas de la Revolución. Al reconocer el General Villa, después de la toma de Ciudad Juárez al señor Carranza como primer ¡efe del ejército Constitucionalista, encargado del poder ejecutivo, las fuerzas de la División del Norte quedaron incorporadas en el constitucionalismo. Evacuada Chihuahua por las fuerzas del General Mercado, Villa se trasladó a la capital y organizó el gobierno, recibiendo la visita del General Natera que como jefe de las fuerzas revolucionarias en Zacatecas, se trasladó a conferenciar con él (Villa) le confió (a Natera) el mando de una columna acompañada por el General Toribio Ortega, que marchó a Ojinaga a fines del año de 1913. Los Generales Natera y Ortega atacaron a los federales y orozquistas, (quienes) ya tenían perfectamente bien fortificada a Ojinaga y en tres intentos fueron rechazados, por lo que el General Villa mandó por el lado americano al extinto General José Ruiz Núñez, con órdenes de que se suspendiera el ataque y se reconcentraran en determinado punto hasta que él llegara”. Con pocas palabras, sin ponerle ni quitarle, hechos solamente, el General Giner narra aqui varios acontecimientos interesantes que vale la pena remarcar: el surgimiento de la División del Norte, después de la junta de generales celebrada en Jiménez, fuerza que habria de dar batalla frontal y decisiva al Huertismo, la audaz toma de ciudad Juárez, el 15 de Noviembre del mismo año del 13, hecho que regocijaba la memoria del General Giner al contarlo, por la audacia del Guerrillero Non; la batalla de Tierra Blanca, en las
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proximidades de ciudad Juárez, y la evacuación de la plaza de Chihuahua por el General “deral Mercado, quien con sus fuerzas y acompañado de las familias prominentes de la ip Ital, se dirige a resistir en Ojinaga, hasta donde es perseguido por los revolucionarios y nalmente derrotado en enero siguiente, como relata el General Giner. Todo escaño de 1914, Ginercombate a las órdenes del General Rosalio Hernández, como se verá luego,
“Así, (prosigue nuestro biografiado), en los primeros días de enero de 19/14 -—prganazó Villa otra columna con la Brigada Juárez que comandara Maclovio
Herrera,
e
- Miugada Hernández con su comandante don Rosalío y otros, fuerzas que llegaron a las oleras de Ojinaga el 10 de Enero de 1914 en la mañana. El General Villa se puso al frente : esas fuerzas, figurando también las de los Generales Natera y Ortega y al caer la tarde “omenzó el ataque contra Ojinaga, culminando con la toma de la plaza. El enemigo cruzó rio Brave, donde fue todo apresado por soldados norteamericanos con excepción del Ajeneral don Marcelo Caraveo y Salazar y una docena más de sus elementos, dentro de los ¿Jue se contaban los Coroneles-Silvestre y Rodrigo Quevedo quienes montados cruzaron él río y por el lado americano caminaron por su margen izquierda hasta Lajitas, donde volvieron a territorio mexicano. A Hay un rancho pequeño que se llama “Tinaja de Márquez” en el extremo oriente de la Sierra de Palomas donde se encontraba el General (Caraveo) con los suyos, - descansando, fueron sorprendidos por voluntarios de San Carlos (hoy Manuel .. Henavides) y en dos grupos lograron salvarse, uno de ellos internándose por Lajitas,
- Texas, al territorio Americano, con lo que el Estado de Chihuahua quedó totalmente en poder de la División del Norte del Ejército Constitucionalista.
El 16 de enero de 1914 (nos dirigíamos) de Ojinaga a nuestras regiones con las fuerzas a las órdenes del General Maclovio Herrera y don Rosalío, alcanzamos a un grupo del Estado Mayor del General Manuel Chao a las órdenes del Teniente Coronel Dionisio -. Triana. Me acompañaban Francisco y Domingo Bustamante y Miguel Medina, precisamente en el llano de la Hacienda de las Amapolas propiedad de los señores Ramos. El “Curita” Triana venía con uno de sus oficiales, el hoy General de División Marcelino García Barragán, (posteriormente Secretario de la Defensa Nacional durante el gobierno
== del presidente Díaz Ordaz, de 1964 a 1970). a Triana nos enseñó una pistola 38 semi-automática de las que usaba el extinto Ejército Federal, grabada en ella el nombre de Pascual Orozco y al segundo día que * llegamos a Mesteñas, donde pernoctamos, Maclovio Herrera nos enseñó una espada con
+ los nombres de prominentes chihuahuenses entre los que figuraban, que yo recuerde: Luis y Alberto Terrazas, hijos del General Terrazas, Falomir, Creel y otros, pistola y espada fueron abandonadas en Ojinaga en los momentos de cruzar el río (los derrotados Huertistas)”. l |
1914 fue un año de mucha acción, tanto en el campo militar como el político, pues
- comienza con la toma de Ojinaga, y concluye con la frustrada Convención de Aguascalientes, que reunió en octubre de ese año a todos los gobernantes y jefes con mando de fuerzas O sus representantes, para unificarse y elegir un gobierno
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revolucionario, en sustitución del erigido por don Venustiano Carranza. En abril de 1914, tras tenaz resistencia, cae San Pedro de las Colonias en poder de
las fuerzas villistas, defendida por huertistas. El 22 de mayo siguiente, Giner participa en el combate en las goteras de Ramos Arizpe, Coahuila, ocasión en que sufre fractura en su brazo al ser muerto el caballo que montaba. En el mismo mes y año, combate en Paredón,
como integrante de las fuerzas del General Rosalío Hernández. En el ataque y toma de Zacatecas, el 23 de julio de 1914, Giner se encuentra al frente, como cualquier otro soldado, en cumplimiento de su misión. Fue esta una de las batallas más encarnizadas y sangrientas de la Revolución, sobre la que se ha escrito cantidad de libros y el pueblo ha cantado por generaciones la gesta heroica en multitud de corridos. Con la toma de Zacatecas el día señalado, termina el período del huertismo, pero al mismo tiempo, la victoria revolucionaria abría otra herida, tal vez más profunda. Antes de avanzar Villa sobre Zacatecas, el primer Jefe del Constitucionalismo don Venustiano Carranza, le ordena a Villa que una parte de sus fuerzas se dirigiera a Zacatecas y las pusiera al mando del General Pánfilo Natera, a lo cual Villa se opuso, pues argumentaba que la División del Norte estaba acostumbrada a triunfar todos juntos y no a dividir esfuerzos. Villa renuncia al mando de la División, para demostrarle a don Venustiano que él no tiene ambiciones escondidas. Carranza acepta la renuncia, pero al mismo tiempo once generales, incluido Felipe Ángeles, rechazan la renuncia y en vez de ello, sin autorización de Carranza, confirman a Villa como General de la División del Norte y deciden entonces, como un solo hombre, avanzar sobre Zacatecas, la cual toman después
de once días de sangrientos combates, Carranza resiente entonces que su fiel seguidor Natera no ha podido vencer al enemigo, dejándole el campo abierto al rebelde Francisco Villa. A partir de entonces, la relación entre Villa y Carranza jamás volvió a ser cordial. Hallándose Zacatecas en poder de las fuerzas revolucionarias y con el huertismo derrotado, sigue un breve periodo de paz que Giner no desaprovecha para pensar en su futuro personal, en formar una familia y sentar raíces. Un acontecimiento viene a empañar la calma del hogar. El2 de agosto de 1914, víctima de una mordedura de víbora, fallece la pequeña hermana Eva, quien transportada en un carro “gobierneño” tirado por mulas, no alcanzó a llegar con vida desde el rancho hasta Camargo. El Teniente Coronel Giner, encontrándose en campaña, recibe con pena la noticia y se retira solo al campo, por unos momentos, para recordar en silencio a su pequeña hermana. Mientas tanto, en su natal Camargo, sus padres y familia política, pasados los funerales de la pequeña Evita, se aprestaron a preparar un inolvidable acontecimiento, el próximo matrimonio del joven Giner, quien ya ostenta el grado de Teniente Coronel de Caballería, con una distinguida y hermosa damita que pertenece a una de las mas antiguas familtas de la comarca, Honorata Bustamante, acontecimiento que se celebrará al mismo tiempo que las próximas fiestas en honor de la Santa Patrona del pueblo, Santa Rosalía, el 4 de septiembre.
Llegadas las famosas fiestas del “Día 4” como se conocen en Camargo y sus alrededores,
el joven Teniente
Coronel
Giner, 48
disfrutando de una merecida
licencia,
-Honorata (Nena) y Eva. Fl apellido completo de Su nueva esposa era Díaz de Bustamante. Desde tiempos coloniales, posiblemente desde los 1700's, los Díaz de Bustamante eran - propietarios de la Hacienda de la Enramada, entre Camargo y Jiménez por donde hoy pasa la vía del tren, por esto Estación Díaz lleva ese nombre, por encontrarse en tierras que pertenecían a la Hacienda de la familia Díaz de Bustamante, una familia de abolengo, inmensamente ricos. Solo que, con el estallido de la Revolución y la animosidad contra el
General Díaz todos los que llevaran ese apellido, los Díaz de Bustamante abandonaron el diaz, dejándolo sencillamente en Bustamante, como los conocemos ahora.
a
Pero Giner no se quedó en Camargo. A fines de mes se incorpora a las fuerzas de don Rosalío Hernández, como él mismo narra, para participar en lo que ya se vislumbra -. como La Convención de Aguascalientes. Hay que notar que en sus relatos, Giner no Abusa, ni hace uso del “Yo” tan remarcado en otros que, sin haber olido nunca la pólvora,
más
-
que en los puestos de tiro, se dicen,
o se decían revolucionarios. Esto, hace difícil
situarlo, salvo por referencias sutiles que hace a su persona en el desarrollo de los
acontecimientos. :
“A fines de septiembre de 1914 -cuenta Giner- don Rosalío con su brigada Hernández, había llegado a Parral a recibir órdenes del General Villa y trasladarse a la etudad de Aguascalientes, para asistir a la Convención de generales con mando de fuerza y gobernadores de los estados en persona o por medio de representantes, quedando dicha (onvención instalada en los primeros días de octubre. Don Rosalío en su tren especial - ¿on diez miembros de su Estado Mayor, perfectamente uniformados, asistió a dicha
- convención desde su iniciación hasta su clausura, sin faltar un solo día y slempre acompañado de cinco o seis oficiales. En esa virtud, me tocó conocer el incidente que con la bandera tricolor que estaba en la tribuna de los debates y en la que habían estampado ya su firma todos los - concurrentes a la Convención, contándose entre ellos el General Obregón y la firma de
Francisco Villa que estampó en visita especial E Creo recordar la parte medular de las .. provocó el incidente y fueron estas: “En - verdaderos revolucionarios que cumplirán el vidas y también la han estampado individuos hayan
firmado
en esta bandera”
-condenó-
a la citada Convención. palabras del Licenciado Soto y Gama que esta bandera han estampado sus firmas compromiso aquí contraído a costa de sus que no cumplirán ese compromiso aunque “LA
BANDERA
DE
ITURBIDE,
LA
BANDERA DE LA TRAICIÓN”. Los ánimos se exaltaron y si bien es cierto que hubo quien hasta echara mano de su pistola, nadie le contestó al Licenciado Soto y Gama y fue la oportunidad que tuvimos de oír por primera y última vez hablar a nuestro jefe don Rosalío que de pie gritó “¡Asilénciense, tales!” (el General Giner nunca profería palabras altisonantes y no iba a repetir aquí las que hubiera proferido su ex-jefe don Rosalío en el marco de la . Convención). Pasó el incidente y la Convención continuó sus trabajos. En una ocasión, el 49
mismo Licenciado Soto y Gama interpelando al General Obregón le dijo: “¿Cuál será la actitud del señor General Obregón si don Venustiano no acata las disposiciones de esta Soberana Asamblea?” El General Obregón se puso de pie y dijo: “Si el primer Jefe no acata las decisiones de esta Soberana Asamblea, el General Obregón se quitará las charreteras y combatirá al Ciudadano Carranza” En otra ocasión leyeron una potencia, proponiendo la nacionalización del subsuelo. Uno de los delgados Zapatistas, el señor Coronel Abel Serratos pidió la palabra para recomendar un estudio concienzudo sobre esa ponencia, porque pensaba que como el sub-suelo en México lo estaban explotando compañías extranjeras, estas recurrirían a su gobierno y podrían sufrir conflictos de carácter internacional a lo que no estuvo de acuerdo un general de los carrancistas que mandó don Venustiano de apellido Paniagua, que inmediatamente pidió la palabra para decir: “Tal parece que el señor Coronel Serratos le tiene miedo al estallido de los cañones de las potencias extranjeras” interrumpiéndolo el señor Coronel Serratos pidiendo la palabra, le fue concedida y muy solemnemente dijo: “No tengo miedo a los cañones de las potencias extranjeras, pero a lo que sí tengo miedo es a que el señor General Paniagua se vaya a quedar sin pan y sin agua” cosa que causó la hilaridad de la Asamblea y terminó sin más incidente. Forzosamente debe de estar escrito en el diario de los debates esta potencia que pudo hacerla efectiva el gobierno del General Cárdenas. Pasaron los días y se presentó a la Convención el señor General Ramón F. Iturbe, probablemente el tercero de los generales de menos edad, ya que el primero era el “Curita” Dionisio Triana; el segundo era el General Rafael Buelna “Granito de Oro” y el tercero me parece que era el General Iturbe. El General Iturbe informó a la Convención que al despedirse el Primer Jefe le pidió que le entregara los reos políticos que ya le había reclamado la Convención para ponerlos en libertad y traerlos a la solicitante, pero el Primer Jefe se negó diciéndole que ya tenían órdenes para todos y cada uno de esos reos políticos, para que salieran al vecino país del norte. Entre esos reos políticos recuerdo a Martín Luis Guzmán, que desvió su ruta y se presentó con el General Villa, quien se encontraba en su tren en Guadalupe, Zacatecas. Juzgo que Martín Luis le cayó bien al general, que lo invitó a que se quedara con él y a los tres días de haber llegado salió a Estados Unidos para arreglar asuntos de familia. Se llegó el día de que la Convención eligiera presidente provisional y yo sigo creyendo que los delegados de la División del Norte, los Zapatistas y un muy considerable número que no pertenecían a ninguna de estas delegaciones, simpatizaban con la candidatura del General don Antonio 1. Villareal quien presidía la Convención, pero inesperadamente una maniobra muy hábil y muy rápida, consiguió que la Convención suspendiera sus trabajos, que al reanudarse por la tarde, como el sesenta por ciento de los delegados, todos carrancistas, votaron por la candidatura del General Eulalio Gutiérrez y Zapatistas y de la División del Norte, por un revolucionario muy recto, el General don Juan C. Cabral.
La mayoría tuvo el triunfo y la minoría se subordinó al declarar electo por la 50
»oberana Convención al Presidente de la República señor General don Eulalio Gutiérrez,
.. terminando la Convención, al parecer todos dispuestos a seguir luchand o por el bien de la Patria. En esta jornada tuve oportunidad de hacer amistad con el señor General Buelna y conocer a uno de sus delegados, joven muy fogoso, muy simpáti co, que lo mismo - tensuraba a don Venustiano que a Lapata, que a Villa en aquello que él creía hacían mal.
se llamaba Guillermo Castillo Tapia.
De Aguascalientes volvimos a estas tierras con nuestro jefe a quien queríamos mucho porque era un general serio, muy ecuánime y de trato patriarcal para sus subalternos (el General Rosalio Hernández) muy valiente, muy peleador y que cuidaba . mucho a los elementos a sus órdenes cuando había peligro, pero que tratándo se del -- renglón económico no parecía de Zacatecas sino mas bien de Monter rey y que les podía
-
fanarcon ventaja.
al Desembarcamos en Parral y salimos en persecución de las fuerzas de Maclovio Herrera, quien fue el primero que defeccionó y que después del descalabro que sufrió en
Parral al atacar y matar a muchos de los viejos elementos de su brigada que a las órdenes
==
del General Chao no defeccionaron, salió por Mesa de la Sandía interná ndose en Sinaloa y de ahí fue a parar a Tamaulipas donde murió víctima de una equivocación, según dijeron los soldados netamente carrancistas del General Nafarrete Herrera (el Sordo, que con Todo cariño le decía todo el mundo) un general muy distinguido en la División del Norte, -. muy peleador, muy organizador y muy honorable”. Hasta aquí llega el relato de Giner en lo concerniente a la Convenc ión de Aguascalientes y la defección de Maclovio Herrera, quien viene a sumarse a las filas del .. Carrancismo, en cuya persecución destacó el General Villa a Rosalío Hernánd ez y su . fuerza, entre las que se encontraba el Teniente Coronel Giner. | 1915 le sonríe a Giner, sin pensar que al final del año, las circunstancias habrán de .. cambiar sobremanera. El Comandante en Jefe de la División del Norte lo ha estado observando y muy de cerca. El día primero de enero de dicho año, el Teniente Coronel
. Giner causa baja en la Brigada Hernández y alta como subjefe del Estado Mayor de la -. División del Norte a las órdenes directas del duranguense General Manuel Madinab eitia, a quien le habría de unir una amistad sin límites y muchos años después de conclui da la lucha civil, los encontraría juntos en el servicio de las armas, recordando aquellos viejos tiempos en que ambos, combatieron bajo sujefe en común, Francisco Villa. | Al ser nombrado el Teniente Coronel Giner como Subjefe del Estado Mayor de la poderosa e invencible División el Norte, contaba con apenas 22 años. Un regalo que le hacía la vida, pero que después se lo habria de cobrar caro. Existe una foto de Giner, solo, medio recargado en lo que parece ser una barra, pistola al cinto del día en que asumió la - Subjefatura del Estado Mayor de la División del Norte. Hay un relato simpático en las memorias del General Giner, aunque este autor no ha podido descifrar bien el significado de la palabra “Jetatura” se ha incluído aquí porque es prueba fehaciente de las andanzas de Giner en los frentes revolucionarios. En el texto “ dictado por el General Giner, llamó a esta sección “Águila de Oro con Jetatura ” 51
posiblemente refiriéndose a la “jeta” o “jetones” por el mal genio o temperamento que caracterizaba a los jefes de alto rango, aunque también anteriormente se denominó con ese término al hermano mayor o con mas autoridad entre las familias. “En los primeros días del mes de febrero de 1915, el cuartel general del Estado Mayor del Ejército de la Convención, cuyo titular era el General Manuel Madinabietia, se estableció con su tren en la estación de Irapuato, Guanajuato. El día ocho de este mismo mes se presentó el Teniente Coronel Verdugo, después de haber abandonado las fuerzas que siguieron en su evacuación de México al Presidente Gutiérrez. Verdugo que ostentaba en su (sombrero) tejano un águila (la insignia que los identificaba como generales) abandonó a su jefe inmediato el General Eugenio Aguirre Benavides. El General Madinabeitia le ordenó que se acuartelara en determinado lugar y tres días después Verdugo recibió órdenes de trasladarse de Irapuato a Pénjamo con su caballería. Cumpliendo estas Órdenes, reiteradas dos veces, Verdugo salió a Pénjamo, instaló sus fuerzas y se regresó a Irapuato sin autorización superior, por lo que el día 13 quedó arrestado por órdenes superiores en el tren del General Fernando Reyes, que estaba estacionado en el patio de los ferrocarriles. El General Fernando Reyes lo trató como si de verdad fuera general, con toda clase de consideraciones y ordenó que se le guardaran atenciones y no se le recogiera su pistola. El día 15 en la mañana el General Reyes rindió parte de que precisamente a la hora en que se estaba relevando la escolta de su tren, se acercaron a él procedentes de Pénjamo, los jefes y oficiales que traía Verdugo como Estado Mayor, montados y armados y con el caballo de Verdugo, por lo que desde luego justamente se presume que pretendían rescatar al detenido, pero como antes digo, estaba relevándose la guardia y entonces se encontraron con dos pelotones para proteger al tren y sin mas se retiraron. Era el día 15 de febrero, precisamente la fecha en que yo naci y creo
que por esta coincidencia nunca lo olvido. El General Madinabeitia recibió del General Villa un mensaje cifrado, ordenándole que de inmediato se desarmara al detenido Verdugo y que se le tratara como prisionero. En la tarde llegó el oficial que anunciaba las órdenes del General Villa de que fuera fusilado, por haber sido responsable de que el enemigo, (fuerzas acompañantes del General Gutiérrez) durante el combate de Torres Mochas, recoglera un tren de la proveeduría que le había sido confiado, orden se me confió cumpliera al iniciarse la noche de ese día. Julián Flores y el “Chamaco” Villareal quienes asistieron a la ejecución recogieron el sombrero de Verdugo y le quitaron el águila que me regalaron, en virtud de que yo sería el primero que podría llegar a tener el derecho de usarla. Meses después hubo un último combate entre las fuerzas carrancistas y las de la Convención que en Icamole estaban jefaturadas por los Generales Raúl Madero y Rosalío Hernández, combate que podemos llamar simulado, puesto que las fuerzas a las órdenes de Madero y Hernández no pelearon sino que fue una especie de simulacro que dejó a los carrancistas dueños de la situación. Actualmente es muy conocido que en la Convención de Aguascalientes el General Obregón no se durmió y aprovechó el tiempo haciendo propaganda para que se 52
formara un tercer grupo de revolucionarios para desconocer a la propia Convención y a don Venustiano Carranza, grupo del que desde luego, el General Obregón sería el General en Jefe. De los comandantes de fuerzas, fundadores de la División del Norte, participaron en este proyecto los Generales Raúl Madero y don Rosalío Hernández (tío Chalío) sin definirse, puesto que siguieron las órdenes de la Convención hasta el ya mencionado combate de Icamole, para después don Raúl, todavía en terrenos de Coahuila, separarse e internarse a los Estados Unidos, dejando los elementos que formaban su brigada a las ordenes del Coronel Segundo Iturrios de su Estado Mayor, quien condujo esas fuerzas hasta Torreón. Don Rosalío hizo lo propio con los suyos dejándolos a la órdenes de los tsenerales Francisco Carrasco y José R. Chávez en un rancho que se denomina el Presón de Ortega, 45 kilómetros al oriente de esta ciudad de Camargo y con solamente diez de sus elementos se regresó a su rancho de Guadalupe que se encuentra precisamente por el - mismo rumbo oriente, entre Laguna de Jaco y el Barrial. l Don Rosalío les habló claro a los integrantes de su brigada diciéndoles: “Yo no : puedo presentarme con el General Villa porque sé perfectamente bien que me fusila y los
dejo en absoluta libertad para que los que quieran incorporársele lo hagan” dando por | -
resultado lo que antes se anota.
o De los que quedaron con él, recuerdo al hoy General de Brigada Jesús Jaime - Quiñones, único superviviente (hay que recordar que esto fue dictado por el General - Ginerposiblemente en la década de los setentas. n. del a.) . Ese mismo día, al llegar el tren cuartel general de Jiménez a esta (ciudad -: Camargo) con destino a Chihuahua y por estar bloqueado el patio del ferrocarril, - Domingo Bustamante, Julián Flores y yo nos bajamos frente a la vieja fundición , para aprovechar y saludar a nuestros familiares y con sorpresa nos encontramos con que el General Villa estaba sentado en la plataforma trasera de su coche y quién después de los saludos de rigor me ordenó que con Domingo subiera, llevándonos a su camarote, donde - nos enseñó una carta para el General Obregón, firmada por los Generales (Raúl) Madero
y (Rosalío) Hernández, comprobándose con ella los compromisos que tuvieron con el .. General Obregón en la citada Convención de Aguascalientes.
a
En
Torreón,
ya
derrotados,
se
encontraba
el Estado
Mayor
de
las
fuerzas
- convencionistas, estableciendo provisionalmente sus oficinas en la casa del General -— Madinabeitia, a las que se presentó recién ascendido a general el Coronel Maclovio - Sánchez, a quien, al felicitarlo yo, le obsequié la aguilita que perteneció a Verdugo, mas tarde, formando parte de las fuerzas que salieron con destino a Agua Prieta, Sonora, -. Maclovio Sánchez, que ostentaba el aguilita de general que yo le había regalado, fue . muerto en un tiroteo con el enemigo, entonces esa aguilita pasó al General José de San . Román con la que inmediatamente adornó su sombrero. Muy pronto las fuerzas a que - perteneció San Román, a las órdenes directas del General Villa, sitiaron Agua Prieta, - sonora y en la línea de fuego atacante el General San Román fue muerto por los “defensores y nuevamente esa aguilita quedó en poder del General Herón González, de los 53
distinguidos elementos del señor General (Felipe) Angeles. Muy pronto el General Villa que había marchado al centro del estado, estuvo peleando con las fuerzas carrancistas que se encontraban en Hermosillo, Sonora y que salieron al encuentro de las fuerzas atacantes. El sol le dio a las espaldas a los atacantes y tuvieron que retroceder, pero en el campo quedó el cadáver del General Gonzalitos y hasta aquí perdimos la huella del aguilita, que yo llamo de “jetatura”, A vuelo de pájaro, pero de manera interesante y objetiva y siguiéndole el rastro a la famosa aguilita, narra Giner Durán las circunstancias y los antecedentes por los cuales su ex-Jefe, el bravo don Rosalío Hernández, abandona el villismo y en ese tiempo “quien no estaba con Villa, estaba contra Villa” como el mismo Giner señala.
Después de que don Venustiano Carranza, encargado del Poder Ejecutivo, decide no acatar las disposiciones de la Soberana Convención, se inicia una nueva etapa. Esta vez, los constitucionalistas, encabezados por el propio señor Carranza y seguido de generales de la talla de Álvaro Obregón, Benjamín Hill, Francisco Murguía y otros, enfrentan al ejército de la Convención, encabezado por Villa y Zapata. Ningún bando quiere ceder y la primavera de 1915 convierte al Bajío en un baño de sangre; Giner, como sub-jefe del Estado Mayor de la División del Norte, estuvo presente en las principales acciones de guerra, y a él, a nadie mas que a él, se debe la pérdida del brazo derecho del General Obregón, como se verá luego. Sobre estos acontecimientos decisivos en el curso de la Revolución Mexicana, dice el General Giner: “El dia 7 de abril de 1915, como a las 11 de la mañana,
llegaba el General
Madinabeitia en su tren cuartel general, procedente de Guadalajara, con los elementos del Estado Mayor que siempre lo acompañaban y una pequeña escolta que mandaba el Mayor Lucio Escárcega, directamente al campo de batalla de Celaya. Como la jaula de los caballos traía una combinación en su puerta que servía de rampa para cargar y descargar, ya montados bajamos de la jaula, trasladándonos el General Madinabeitia y sus acompañantes a informar al General Villa, quien se encontraba como a unos 50 metros de la'artillería que mandaba el General José María Jurado, hasta él y a pie, avanzó el General Madinabeitia acompañado del que esto escribe, encontrándonos al General Villa, recargado sobre un bordo en medio del trigal, quien después de recibir los informes se dio cuenta de que estaban comenzando a retirarse de la línea de fuego grupos de tres o mas elementos que formaban la línea frente a los carrancistas. Me ordenó el General Villa que con muchachos del Estado Mayor fuera a evitar esa retirada de la línea de nuestros elementos, pero al cumplir sus Órdenes me di cuenta que esto obedecía a la falta de parque, pues había soldados que solo contaban con cinco cartuchos y los que mas, con diez o quince, por lo que mandé informar inmediatamente al alto mando. En el frente atacante me encontré al General de División Eduardo Ocaranza, del
extinto Ejército Federal, que gozaba de gran prestigio por sus famosas cargas de caballería, junto con el General Reyna, quien muriera en uno de los ataques al cerro de “La Pila” cuando la División del Norte del Ejército Constitucionalista a las órdenes de su comandante el General Villa, tomó las plazas de Gómez, Lerdo, Torreón y toda la región
54
ya
Lagunera, incluyendo como parte de ella a San Pedro de Las Colonias. Cuando el General Ocaranza me vio un brazalete que decía “Estado Mayor del eneral Villa” me propuso una carga de caballería sobre la línea enemi ga y al preguntarle 1 que caballería, me señaló a un grupo de sesenta o setenta montados que tenía a sus dlenes, por cierto muy mal montados, en pésimos caballos y le hice ver que el tajo estaba _ Muy atascoso y no podria pasar un solo caballo, pero él me insistió que sí, y para demostrarle mi acierto, me lancé en mi yegua que en medio tajo quedó materialmente pultada en el lodazal, viéndome obligado a abandonarla en tan crítica situación con do y montura. Pronto me hice de un caballo ensillado, magnífico, que pertenecía al eneral Fernando Reyes y me fui a encontrar al General Villa que se dirigía a donde sotros estábamos con una escolta de ocho a diez hombres. Después de rendirle iormes, volvimos sobre el lugar donde había dejado al General Ocaranza con su - pequeña caballería y ya no lo encontramos. El General Villa ordenó hiciéramos una descarga sobre el tajo enemigo y él versonalmente descargó dos veces su pistola, con lo que iniciamos el regreso, cuando en os momentos la caballería de Fernando Reyes abandonó la línea que estaba en la vía del Terrocarril a la izquierda, de norte a sur. Informé al General Villa de que habían dejado “Hnos cofres con granadas, fuimos por ellas y cada uno cargó una granada, inclusive el eneral Villa, mismas que dejamos entre el camino y el ferrocarril protegidas por la maleza y así continuamos. Como a un kilómetro nos alcanzó el General Fernando Reyes, -. en los precisos momentos en que se acababa de incorporar el General Madinabeitia, a «quien informó el General Reyes que un grupo de caballería enemiga venía alcanzando y nátando a los rezagados, por lo que inmediatamente el General Villa ordenó al Teniente Coronel Nicolás Fernández, jefe de un escuadrón de 80 hombres, que protegiera la tetirada. Nicolás se formó en tiradores y de ahí no se movió pero los muchachos del Estado Mayor, Domingo Bustamante, Julián Flores, Alberto Villareal, Gregorio Casas y ¿El Morado”, pidieron permiso para tomar parte en la protección de la retirada y entonces ve que hacerme cargo de ellos, encontrando una caballería desorganizada de las fuerzas lel General Maycotte, cuya avanzada se componía de puros chamacos de muy poca edad; Tos arrollamos y dieron media vuelta y luego el resto los imitó y se acabó su persecución; Jaco después nos alcanzó una góndola con soldados del enemigo que ya no tuvo que wcer nada y sereconcentró a Celaya.
a
Al incorporarnos con los Generales Villa
y Madinabeitia sobre la vía del
- ferrocarril, me habló el General Villa y me dijo: ¿A que no se acuerda, muchachito, uando lo conocí? A lo que contesté: “Eso nunca se me olvidará, mi general, pero a mi se me hace que el que no se acuerda es usted...” “a ver...” me dijo... y me relató exactamente el lugar y la fecha donde por primera vez nos conocimos y los informes que le di sobre la situación de Camargo, cuando atacó y de cuyo ataque tuvo que retirarse, en virtud de que llegaba un cuerpo de rurales procedente de Chihuahua, con lo que quedé convencido de la nagnífica memoria de mi Comandante en Jefe”, El General Giner ya se había retirado a la vida privada cuando dictó estas 55
memorias y contaba por lo menos 70 años, si no es que mas. Sin embargo, conservaba una memoria lúcida. Asi lo refleja en todos sus relatos, particularmente cuando da detalles de hechos acaecidos muchas décadas atrás como fue la pérdida del brazo derecho del General Obregón, durante las batallas del Bajío, en junio de 1915, “La línea de fuego de las fuerzas de la Convención se extendía en su ala derecha desde la vía del ferrocarril y estaba bajo la vigilancia del General Madinabeitia con los. contingentes,
entre los que yo recuerdo, la infantería que mandaba
el General César
Felipe Loya, la caballería compuesta por las fuerzas que trajeron de Michoacán los Generales José 1. Prieto y José Ruiz Núñez, la caballería que estaba a las órdenes del viejo revolucionario duranguense General Calixto Contreras y los que mandaba el General Bonifacio Soto. El General Madinabeitia con los elementos del Estado Mayor que lo acompañaban, dormían en la azotea de la finca, propiedad agrícola denominada San Juan de Abajo, pues la temperatura ahí era muy agradable y todos los días (Madinabeitia) recorría la línea de fuego a la derecha y la izquierda. El día 2 de junio (1915) el recorrido se inició en la línea de San Juan de Abajo, al occidente y después de rebasar la caballería del General Contreras y la del General Bonifacto Soto, se extendía a un llano, hasta unos cerritos que vienen a quedar inmediatos ala Hacienda de Santa Ana del Conde, por el poniente y donde no existía linea de fuego. Al enfrentar en nuestro recorrido la Hacienda de Santa Ana, donde había fuerza carrancistas, nos dimos cuenta de que inmediata a la finca se extendía una cerca de piedra, transversalmente a la ruta que nosotros llevábamos y toda esa cerca de piedra estaba protegida por soldados carrancistas, en virtud de que por el occidente estaba una caballería del Ejército de la Convención amenazando la protección de la finca. Antes de enfrentar la Hacienda, rebasamos la artillería que al mando del General Miguel Saavedra iba por el mismo rumbo, con destino a nosotros, ya que estaba proyectando un ataque tan pronto como se incorporara la caballería al mando del General José Ruiz. Se me ocurrió pedir autorización al General Madinabeitia para ordenarle al General Saavedra que cañoneara las posiciones de la Hacienda, pero no por la Hacienda, sino por las fuerzas que había tendidas en la cerca que antes menciono. Al principio el General Madinabeitia se quedó pensando y en mi segunda súplica aceptó, por lo que me devolví a encontrar al General Saavedra con su artillería, que apenas llevaría de nosotros unos 150 o 200 metros, comuniqué la orden e hicieron el primer disparo que denominan los artilleros de exploración y que cayó al pie de la meseta de la Hacienda, por lo que el General Saavedra ordenó rectificar la artillería a tal distancia y, exactamente entre la finca de Santa Ana y el cerco de piedra estuvieron estallando las granadas, yo calculo que no llegaron a diez los disparos, pero un pedazo de casco de una de ellas, le cercenó casi totalmente el brazo al General Obregón. El General Madinabeitia con sus acompañantes que no pasábamos de 18 entre oficiales y asistentes, ignorando la existencia, precisamente en el bajo, de una línea de fuego de yaquis enterrados según su costumbre, a galope nos dirigimos a la Hacienda 56
"ro apenas habíamos avanzado uno 400 metros, abrió fuego sobre el grupo la infanteria yaquis. Como es terreno llano, nos refugiamos en un bordo como unos diez minutos, ervando en parte el movimiento del enemigo y contramarchando tomamos la ruta que llevara a la Hacienda, precisamente donde se encontraba la caballería ya mencionada, isma que pertenecía a las fuerzas de Zacatecas. El General Madinabietia y yo subimos a la ladera del cerrito que ahí se encontraba con los catalejos nos dimos cuenta de que un grupo de caballería se desprendía de la acienda, con dirección a “La Trinidad” y calculamos que se trataba de un jefe de alta 'aduación herido, pero ya antes de que se oscureciera y encontrándonos de nuevo en testro cuartel general, supimos que se trataba del General Obregón, por lo que, si perder 1 brazo fuc malo para él, siempre me he considerado desde entonces el único sponsable, pero si esto fue lo que le valió ser considerado como el heroico “Manco de elaya” de León y La Trinidad, puesto que por las tres formas lo juzgan, a mí y nada mas ¡ie a mí me debe la ocurrencia de los cañonazos. No hubo ningún combate en esta ocasión, ya que todo se redujo a unos cuantos cañonazos que estoy seguro no llegaron a tina docena. La infantería de yaquis enterrados nos hicieron unas descargas que duraron ipenas unos dos minutos. Por nuestra parte no se disparó ni un solo balazo y repito, no bubo combate. Platicando alguna vez en Chihuahua en el año de 1962 con un grupo de amigos, a «lguno sacó a colación la pérdida del brazo del General Obregón y les relaté la forma que esto sucedió, tal y como aquí queda narrado, pero luego supe que uno de mis oyentes en esa ocasión alegaba que él había leido con relación a dicha pérdida del brazo que esto
- había sido en un combate. Mas tarde siendo yo Gobernador del Estado y con motivo de la visita del entonces Presidente don Adolfo López Mateos y atendiendo la reiterada súplica
que
me hiciera el yerno de don José Díaz, Juan Fernández Montreal -para que insistiera
- con el señor Presidente a fin de que visitara el Banco Provincial del Norte- no obstante la política que otros interesados hicieron para que no se efectuara esa visita, conseguí la
_hnuencia del señor Presidente y estuvimos
en esa institución, donde
informé al
Licenciado López Mateos de la gran ayuda que había prestado tal empresa a la colonia Juárez (antes Enríquez) con un éxito positivo muy halagador. Entre los acompañantes del señor Presidente se contaba el General y Licenciado don Aarón Sáenz, que tengo entendido era y es el único superviviente de los miembros del Estado Mayor del General - Obregón que lo acompañaban precisamente en esta tragedia que le costara el brazo al -. General, pero dándome cuenta de que donde nos encontrábamos el General Aarón Sáenz y yo habia dos o tres de los que me habían escuchado sobre la narración, rogué al == Licenciado Sáenz que me escuchara lo que les había platicado a estos señores y que al
-- terminar ratificara o rectificara la versión, tal como queda escrito, la escuchó y aprobó en todas sus partes la veracidad de ella”. + -
|
“La ex-hacienda agrícola de San Bartolo (habla el General Giner) está al oriente
de Encarnación de Díaz, Jalisco, a poco mas o menos doce kilómetros. Después de los Tracasos de Celaya y León, el General Villa estableció en esta finca su cuartel general de 57
manera provisional. En los últimos días de junio y primeros de julio (de 1915) precisamente el día primero de julio, salió para Aguascalientes con destino a Chihuahua: el jefe del Estado Mayor del General Villa, General Manuel Madinabeitia, habiéndome quedado al frente del Estado Mayor por mi carácter de sub-jefe del mismo. Después de despedir al General Madinabeitia, propuso el General Villa que jugáramos un partido « rebote con pelota suave en el patio de la finca, él y yo contra Domingo Bustamante y el Chino cocinero (chino porque tenía el cabello rizado). Jugamos el primer partido, lo ganamos el jefe y yo e iniciamos el segundo, cuando a poco (tiempo) se oyó una gritería en la esquina opuesta de la placita por el lado sur y por el norte de la capilla de la finca. Inmediatamente corrimos a la puerta para cerciorarnos de qué se trataba y todo se reducía a que un muchacho a caballo iba tras de una vaquilla para lazarla y entonces el General Villa sacó su pistola y así corriendo le disparó un balazo, la vaquilla cayó y entonces me preguntó: “¿donde tiene el balazo? Yo le contesté: “por la forma en que cayó, creo que en el codillo” pero él me dijo: “no, en la tabla del pescuezo como a una cuarta detrás de la oreja. Vamos a ver...” Fuimos y efectivamente el único balazo que le disparó le atravesó el pescuezo al animal, matándolo instantáneamente. Le ordenó al Chino que preparara la comida y comenzábamos a hacer honor «a unos pedazos de carne frita, cuando le avisaron al General Villa que un americano y el General Urbina solicitaban audiencia, a quienes recibió inmediatamente, ordenando la :
presencia de Darío W. Silva que le servía de intérprete. El americano le dijo estas palabras textualmente: “Mi gobierno me manda para hablar con usted y con el señor Carranza, proponiéndoles que nombren presidente provisional de México a uno de los que . pertenecieron al gabinete del señor Madero, que tendrá por objeto convocar a elecciones en un tiempo razonable a fin de que el estado de cosas actual cese.” | El General Villa, inmediatamente después de oír a Silva lo dicho por el visitante, sin mas pensarlo le expresó: “Diga usted a su gobierno que ni don Venustiano Carranza ni. Francisco Villa tienen facultades para imponerle al pueblo de México a persona alguna como presidente, porque es facultad exclusiva del pueblo de México y dígale que menos . tiene facultades su gobierno para andarse metiendo en estos asuntos que son: exclusivamente del pueblo mexicano y que si me vuelve a mandar otro emisario, se lo fusilo”. (Estas mismas palabras fueron reproducidas por el cronista Alfonso Escárcega en su obra “Giner, Subjefe de la División del Norte, señalado en la bibliografía, pero sigamos con el relato de don Práxedes). “Darío interpretó lo que dijo el General y el americano se puso de pie y nada mas unas caravanas hizo, abandonando el local y la finca. El General Urbina que por estar presente se enteró de esto, se puso de pie y le entregó a su compadrito el General Villa una * botella de vino que recogió el Chino, mientras Urbina le decía al General: “Vengo a pedirle permiso para ir a dar una vuelta a Las Nieves (Durango) porque mi abuelita se encuentra muy grave”. A lo que inmediatamente le dijo el General Villa: “Vaya usted, compadre, que le vaya bien y que se mejore su abuelita”. Se despidió el visitante y nosotros terminamos de comer”. 58
Giner no lo menciona, como tampoco hizo alarde de sus hazañas heroicas, pero otras fuentes sabemos que el 10 de julio de 1915, durante la retirada del Ejército nvencionista de los campos de Celaya, resultó herido por un proyectil que le perforó el uslo izquierdo, tercio superior, cara anterior sin orificio de salida. Este proyectil nunca ue extraído. | Obregón y Carranza triunfan, por esta vez. Y Villa, sin parque y derrotado, sin el yo de los Estados Unidos, se retira al norte. 1915 fue el año en que la División del tte y
Francisco Villa brillaron en el firmamento, como uno solo, pero también es el año
1 que su estrella se apaga, para no volver a brillar jamás. Con los fracasos del Bajío, la
yenda de Villa empieza a cobrar vida. “Meses después de la derrota, (continúa el General Giner) regresábamos de onora con los restos de lo que fuera la División del Norte en el Ejército de la Convención vun pueblo llamado San Pedro de Batuco, donde pernoctamos los del Estado Mayory caballería de Piñón, Ruiz Núñez y otros, también pernoctó el General Villa, de lo que ¿ho sea de paso, nosotros no nos dimos cuenta. En la mañana temprano (temprano es wa los rancheros, antes de salir el sol) íbamos a una fondita donde habíamos cenado, a mar café, tres miembros del Estado Mayor y el que habla, sorprendiéndonos muy 'onto ver en la puerta de una casa por donde pasábamos al General Villa, quien me llamó después de los saludos de rigor me dijo: “¿Usted sabe que el papá de los Licón (se refería (General Rafael Licón, con mando de fuerza y al Teniente Coronel Licón que pertenecía il regimiento de su hermano) dio facilidades a don Luis Terrazas para que se fugara de la :nitenciaría de Chihuahua?” A lo cual contesté: “No, mi General, yo no sabía nada de
o”. Me contestó: “Pues sí, le facilitaron la fuga y con la columna que va por Zahuaripa a as órdenes del General Arroyo también van los Licón, ¿no irán a hacer política con el eneral Arroyo y se me voltean?” Entonces me acordé y le dije que hacía dos dias me canzó el General Rafael Licón a preguntarme si traía algo que tomar y le di un frasco m ginebra, se tomó tres tragos y me dijo: “Quiero que ustedes (se refería al Estado Mayor) consigan autorización del General Villa para que en lo sucesivo las fuerzas a mi mando dependan directamente del Estado Mayor, pues ya estoy cansado de trabajar para General Arroyo y la última vez en Zacatecas le quité a Natera hasta la mamá, exclusivamente con mis elementos y los méritos fueron para el General Arroyo”. Apenas lerminé de decirle esto y me dijo el General Villa: “Ya ve como sí puede darme un consejo, si no, se me voltean”. Él se quedó tranquilo y en efecto, el General Arroyo se - incorporó con toda su columna, sin ninguna novedad digna de contarse. Esto sucedió a fines del año de 1915. En 1916, ya amnistiado al gobierno de Carranza, el General Rafael -Licón vivió en Chihuahua, pero se vino una época en que , sobre todo los elementos - inactivos de la Revolución o estaban con Carranza o estaban contra Carranza, estaban con Villa o eran considerados enemigos de Villa, por lo que los dos hermanos Licón se vieron
-
precisados a incorporarse al General Villa, que ya sin bandera andaba defendiendo su
vida. El día primero de mayo de 1918 Manuel Licón ya estaba pacífico en Chihuahua, 59
tácitamente incorporado con el General Eugenio Martínez y Rafael había gestionado por conducto de él y con el General Martínez su amnistía, conviniendo presentarse ese día primero de mayo en la Hacienda de San Ambrosio de este municipio de Camargo, pero entiendo que el General Villa nunca tuvo confianza absoluta de la lealtad de Licón y le había dado órdenes al Teniente Coronel Cipriano Romero, que formaba parte del grupo que seguía a Licón para que si se daba cuenta de que este quería amnistiarse, lo fusilara y Romero cumplió esa orden la mañana del primero de mayo de 1918 en un punto deshabitado cercano a la Hacienda de San Ambrosio.” En todo el relato sobresale un rasgo del General Giner: su sencillez de revolucionario y hombre de campo; no hace alusión directa a su persona, una sola vez hace mención a sí mismo señalándose como “el que habla” y nada mas. Triunfante el carrancismo y con el respaldo y reconocimiento del gobierno norteamericano, el 25 de diciembre, encontrándose el mermado Ejército de la División
del Norte en la Hacienda de Bustillos, cercana a ciudad Cuauhtémoc, el General Villa
decide disolver lo que queda de sus tropas. La División del Norte había llegado a su fin y cada uno quedaba en libertad para obrar como mejor le pareciera. Antes de desbandar su ejército y dejar a cada uno actuar de acuerdo a su libre albedrío, el General Villa le otorga a Giner el grado de Coronel del Estado Mayor, en reconocimiento a sus méritos “por riguroso escalafón” según atestiguaria años después el General Manuel Madinabeitia. El día 29 de ese mismo mes y año, “sin mas ropa que la puesta, sin dinero, lleno de piojos, como a las tres de la madrugada” llega el Coronel Giner a su pueblo natal y agrega en la entrevista que le concediera a don Alfonso Escárcega: * al día siguiente no pude levantarme porque mis ropas, de las que no tenía repuesto, se estaban lavando”.
En 1916, a raíz de su ataque a Columbus, Nuevo México, Villa se convierte en
fugitivo de la ley nuevamente. Muchos de sus oficiales y jefes, entre los que se encuentra Giner, se amnistían al gobierno de Carranza, pues ya no había razón para seguir peleando y en 1917 se reintegra al ejército en calidad de segundo jefe del cuerpo comandado por el entonces General Rosalio Hernández. Giner vuelve a estar bajo el mando de su antiguo y querido jefe, aquel con quien se lanzara a las armas desde el principio de la lucha fratricida, aquel a quien acompañara a la famosa Convención de jefes revolucionarios. Hubo un tiempo en que ambos Giner y Hernández militaron en bandos contrarios, cuando don Rosalio abandonó a Villa y Giner siguió fiel al guerrillero de Durango, en 1915. En 1916 es el turno de Giner de amnistiarse y vuelven ambos jefes, Giner y Hernández, a quedar bajo la misma bandera del gobierno Constitucional. El 1918 pasa el Coronel Giner a depender de la División de Occidente con cuartel en Nazas, Durango, bajo el mando de su antiguo jefe en la División del Norte, Manuel Madinabeitia. En 1920 se encuentra Giner como Jefe del Estado Mayor de la Sexta Zona
Militar, en el Estado de Coahuila. Existe una fotografía de esa época en que aparece el Coronel Giner sentado en primera fila, con el número 6 acompañando a su jefe el General Madinabeitia en Monclova, Coahulla. Pero dejemos que el mismo General Giner nos relate como vivió el cuartelazo de 60
Agua Prieta, firmado el 23 de abril de 1920 y promovido por los generales sonorenses, quienes apoyaban la candidatura del General Obregón a la Presidencia de la República ese año, en tanto que el presidente Carranza pretendía imponer en la misma al Ingeniero [gnacio Bonillas, un desconocido para la mayoría, pero en ese entonces embajador de México en Washington. “El cuartelazo de Agua Prieta, Sonora, contra el gobierno legítimo de don Venustiano Carranza, Presidente Constitucional de la República, agarró al General de Brigada don Pablo Quiroga como Comandante Militar en este Estado de Chihuahua. Su cuartel general lo tenía establecido en uno de los ramales de esta estación de Santa Rosalia de Camargo y en la plaza se encontraba el 23” Batallón a las órdenes del Teniente
Coronel Alfredo G. Galindo, de los viejos elementos que desde Cananea actuaron bajo el mando del General Quiroga; el 14” Regimiento, a las órdenes del joven Coronel Juan F. Azcárate; las fracciones Madinabeitia a las órdenes del General Pablo Díaz Dávila y de las cuales el grupo de elementos de Camargo a mis inmediatas órdenes integraban la escolta personal del General Quiroga; una corporación de caballería mandada por el General Estanislao Mendoza (el Chueco Mendoza) originario de Julimes, Chihuahua y otra corporación de caballería a las órdenes de un General Avila o Dávila. En Jiménez se encontraba el General Abundio Gómez con un batallón diciéndose Jefe del Ejército Libertador (los infidentes). A ese mismo batallón pertenecía como comandante de una compañía el entonces Capitán Gabriel Leyva Velázquez. A ese lugar se incorporaron las fuerzas del General José Amarillas, procedente de Parral. También se encontraba en este lugar (ciudad Jiménez) un grupo irregular de jimenenses a las órdenes del hoy Teniente Coronel Retirado Carlos Bustamante Estavillo. (debemos recordar que este testimonio se escribió hace ya mas de 25 años) Los obregonistas que contaban con la opinión mayoritaria del pueblo y casi la totalidad del Ejército, no estaban de acuerdo con la candidatura para la Presidencia de la República que quiso imponer el Presidente Carranza en la persona del Ingeniero Bonilla, por lo que en Jiménez se reconcentraron los contingentes de Parral. En Camargo siguió leal al Supremo Gobierno el General Quiroga, quien tuvo una junta con todos los jefes de corporación, a quienes poco mas o menos les dijo lo siguiente: “La situación en el país, como ustedes se están dando cuenta, está muy agitada con motivo de aproximarse las elecciones para Presidente de la República, el mismo ejército cuenta con elementos leales al gobierno y otros declaradamente obregonistas; quiero dejar a ustedes en completa libertad para que obren de acuerdo con sus convicciones”. Al oír esto el joven Coronel Azcárate, Comandante del 14” Regimiento, tomó la palabra y le dijo: “Mi General, usted es nuestro jefe y usted es el que nos manda”. Quiroga le contestó: “No les estoy hablando como jefe, demasiado me conocen y no 1gnoran que les estoy hablando como compañeros de la Revolución y yo tengo la obligación de ser leal al Supremo Gobierno, pero ustedes pueden coger el camino que les parezca”. Entonces Azcárate y los demás le dijeron: “Estamos con usted”. Y se terminó esta reunión. Como a los dos o tres días un capitán del
Estado Mayor del General Quiroga, Nicolás Olea Encinas abandonó la plaza de noche, 61
nuestro Ex-Gosiguientes personas: hermmador, eparece en esta fotografía Ento Serrano (3): Coronel s Zurita 2): Coronel, Rober General de Brigada Carlo Du: Coronel Práxedes Giner (5); co Pache y G, rique Martinez (4); Coronel Angel dad Rodriguez Ayala Calzada (7); Moyor Trini rán 14); Teriente Coronel Humberto Colzada 19). (8); Capitán Primero: Gilberto
rido y respetada El General MANUEL MADINABEITIA, muy queocompañado de las
por
llevándose una compañía del 23” Batallón de Alfredo G. Galindo y sobre la vía de Jiménez quemó los dos puentes que siguen inmediatamente al sur de la labor del Rancho Florido y así se incorporó sin contratiempo al movimiento sedicioso en Jiménez. De acuerdo con el General Quiroga los mismos generales y jefes que habían ofrecido lealtad al gobierno se pusieron de acuerdo y autorizados por el propio General Quiroga, hablaron por teléfono con el General Gómez, pidiéndole que dejaran franca la pasada del tren del General Quiroga que lo conducía con su familia, dos oficiales del Estado Mayor y dos asistentes con destino a Torreón. El General Quiroga supo que de Jiménez venía en una mula el papá del proveedor del 14” Regimiento de Azcárate, con una carta para este, dándole instrucciones a fin de que acabara de incorporarse a la ya citada plaza. Elementos del General Quiroga salieron al encuentro del emisario, recogieron la carta donde además se daban instrucciones para que se pusiera en contacto con el 5% de Ametralladoras que mandaba el Teniente Coronel Héctor Delgado Avila y quien también debía incorporarse con los elementos a sus órdenes. El General Quiroga mandó llamar a su tren cuartel general al Coronel Juan F. Azcárate a quien le reclamó lo que normalmente se dice estar jugando con dos barajas. Azcárate pisaba alrededor de los 29 o 30 años. Se excusó con el general diciéndole que él era muy joven, que no tenía experiencia, que lo aconsejara, concretándose el General Quiroga a ordenarle que en la noche con su regimiento marchara al sur y se acampara en Estación Díaz hacia Jiménez donde quisiera, es decir, le dio la salida para que se incorporara con los infidentes, lo que aprovechó Azcárate inmediatamente y al día siguiente, estaba en Jiménez ya también de infidente con su regimiento”. Lo mismo pero con diferentes palabras, narra el General Giner sobre la etapa del Plan de A gua Prieta, pero bajo el título de “La Rebelión Obregonista”. “Lo que ocurrió con ello en Chihuahua fue parte de la reacción general del ejército en todo el país, a saber: yo me encontraba como jefe de la Guarnición en ciudad Camargo, al mando de mi 14? Regimiento y dos batallones de infantería. Desde que comenzó la propaganda del gobierno de Carranza por Bonillas (apodado por el pueblo como “Flor de Té”) le repugnó a casi todo el ejército, desde el soldado raso. Mis comandantes de escuadrón me informaban continuamente de comentarios de los soldados en ese sentido. La gota que vino a derramar el vaso, aunque parezca extraño, fue que súbitamente del cielo nos cayó un aumento general de haberes. El soldado se sintió lastimado de que se le tratara de comprar por un plato de lentejas para traicionar a su gran General Obregón. Un día hizo crisis la situación. El General Quiroga, jefe de las operaciones en Chihuahua, se encontraba en Meoqui con su tren, ordenando fusilamientos de los mas
exaltados de la guarnición. Las guarniciones de Chihuahua y Jiménez se rebelaron. No le quedó mas espacio de movimiento a Quiroga que hasta Camargo. Llegó por la noche a Camargo. Me le presenté en su carro en la estación. Me dijo; “Estoy copado y usted también es rebelde. Tómeme prisionero o déjeme ir con mi escolta montada a Torreón, por el desierto”. Le contesté: “M1 general, yo no tomo prisionero a mi jefe, salga usted inmediatamente, gane distancia. Mi caballería es la única que hay de aquí hasta Torreón y 63
yo le doy mi palabra de que no lo perseguiré. Tiene usted que caminar mas de 300 kilómetros de desierto. En cuanto se nos alargue una jornada, el desierto será su mejor protección, como nos lo ha demostrado Villa por aquí. Vaya usted con Dios, mi general. Buena suerte y por ahínos volveremos a ver”. El 29 de abril (de 1920) el General Quiroga confiado en el ofrecimiento de los rebeldes de Jiménez, sale en su tren acompañado exclusivamente de su señora esposa Angelita Zambrano, con sus dos hijos, los tenientes del Colegio Militar Ruiz y Mazari, quienes pertenecían a su Estado Mayor, un asistente y sus caballos, pero al pasar Rancho Florido se encontraron con los puentes que había quemado Olea Encinas y de acuerdo con un programa que le había propuesto desde antes para que no les viera la cara a los infidentes, me mandó decir que me esperaba en la Laguna de Arenosas. Por la misma razón, estuvo en ese lugar de los puentes quemados el General Pablo Díaz que se había adelantado para garantizarles a los rebeldes de Jiménez lo ofrecido por el General Quiroga, es decir, que solo quería pasar con destino a Torreón, pues los rebeldes tenían miedo de que las fuerzas que creian leales al General Quiroga y por ende al gobierno de la República, los atacaran. El General Quiroga, ya con el General Díaz, el Capitán Tiburcio Torres, los dos oficiales y los asistentes con los caballos que llevaba el general en su tren, inmediatamente salieron con destino a las Arenosas, regresando el tren con un sobrino del General Quiroga, don Eleno para que me informara que me esperarían en el lugar antes mencionado (las Arenosas) recogimos Licón y yo a nuestros asistentes, unas cobijas, algo de lonche y nos dirigimos ya a la estación a fin de ver si podíamos recoger a otros muchachos, pero en esos precisos momentos se me presentó el Coronel Nicolás Flores de las fracciones Madinabeitia diciéndome que en el cuartel que ocupaba el 23” Batallón estaban reunidos el Teniente Coronel Miguel Z. Martínez, el Teniente Coronel Alfredo G. Galindo y otros jefes que me esperaban para tener un acuerdo y en vista de todo esto, ordené al Teniente Coronel Licón que con su asistente me esperara en el embarcadero ya listo con las provisiones que íbamos a llevar para continuar nuestra marcha. Me presenté a la junta y el Teniente Coronel Z. Martínez me dijo: “Lo hemos llamado para que acordemos qué pasos vamos a dar, pues nos estamos quedando aislados, ya que el resto de los elementos del ejército en el estado, con excepción de nosotros se han declarado a favor del movimiento obregonista y yo propongo que vayamos una comisión a Jiménez para ponernos a las órdenes del General Gómez, incorporadas también al movimiento, porque de lo contrario nos vamos a quedar sin mando y probablemente hasta fuera del ejército”. Yo les dije en esos momento que el General Quiroga estaba con el General Díaz con seis mas, en marcha por tierra con destino a Torreón y que tenía que atravesar una zona donde no sería dificil se encontrara con elementos villistas, por lo que proponía que formáramos un grupo de diez, levantando un acta donde constara que ibamos exclusivamente a conducir al señor General Quiroga por la zona peligrosa, hasta dejarlo seguro en terreno todavía dominado por los leales y cuando él se creyera seguro, nos concediera nuestra baja en el ejército para volver a incorporarnos con los nuestros, ya aceptando el 64
cuartelazo. A Z. Martínez no le gustó mi proposición y el Tenient e Coronel Galindo, cogiéndome de un brazo me invitó a salir diciendo: “Usted no nos va a dejar trabajar, venga para acá”. Salimos y me dijo: Usted sabe lo que es el señor Genera l Quiroga para mí, ¿qué puedo hacer yo por él? Nada, váyase y protéjalo, yo aquí le entretengo a estos amigos para que no lo sigan de inmediato”. Monté mi caballo del embarcadero, recogí a Licón y a los asistentes y salimos por el camino del Ojo del Jabalí, donde nos encontramos al Teniente Coronel Héctor Delgado Avitia, Comandante del 5% de Ametralladoras, corporación que había dejado en el cuartel para incorporarse a las fuerzas del General Estanislao Mendoza y que habían abandonado Camargo para dirigirs e al sur. Esas fuerzas habían salido muy temprano, entonces se nos unió y antes de que se metiera el sol, nos incorporamos donde nos esperaban los Generales Quiroga y Pablo Díaz. Después de un rato y de darles pienso y descanso a nuestro s caballos, continuamos nuestro camino con destino al rancho de La Ventura y ya en la madrugada
antes de cruzar el camino carretero de Jaco a Jiménez, volvim os a descansar otras dos
horas mientras amanecía; amaneció el primero de mayo y a campo traviesa caminamos todo el día hasta llegar oscureciendo al rancho de La Ventura, faltánd onos solamente el Teniente Mazari, a quien otro día mandamos buscar sin éxito y varios meses después encontraron al pie de la cuesta de las Maravillas el esqueleto de su caballo pony y el de él mismo. Todo el día 2 descansamos en La Ventura y el día 3 salimos contin uando por el rancho de Bimbalete (conocido por otros como Guimbalete) cruzando la vía del ferrocarril que corre de Escalón a Sierra Mojada y pernoctando en el desierto; el día 4 reanudamos muestra marcha y antes de llegar a Mohobano me platicó el General Quiroga que el Presidente Carranza se oponía a que el General Obregón ocupar a la Presidencia de la República porque estaba seguro que México tendría que vivir otra tragedia como la de don Porfirio, porque el General Obregón no quería dejar ya la Preside ncia. Esto me lo decía el tres de mayo de 1920 y el propio General Obregón lo confir mó mas tarde que fue elegido nuevamente Presidente de la República, alto cargo al que no llegó (por segunda vez) debido a la tragedia de La Bombilla (donde cayó asesinado a manos de José de León Toral). El día 5 en la mañana entramos a la región de Tlahualilo y al llegar a un rancho denominado Londres nos encontramos con el General Fernando Reyes al frente de 25 o 30 hombres que no sabíamos si era obregonista, villista o leal al gobierno; después de
retirarmos
combatiendo
a esa unidad
en Londres,
nos encontramos
con
fuerzas
del
gobierno a las órdenes de un genera] que no recuerdo si se apellid aba Garza Cantú; otro día, (el 6) el General Quiroga con el General Pablo Díaz, Manuel Licón y su único ayudante, Teniente Ruiz, en un camión se trasladó a Bermeji llo, lugar donde se encontraba ya procedente de Torreón el General Madinabeitia con una máquina y el cabuz para recogerlo, permaneciendo el resto de los elementos y yo hasta el día 7 en la mañana que llegué a Torreón; tengo entendido que ese día 7 de mayo era el onomástico del General Estanislao Mendoza que ya estaba en Torreón y le dieron un banquete en el 65
hotel “Torreón” todos sus jefes y oficiales, pero presidido por el General J. Agustín Castro, que no definía su situación, misma que mas tarde el General Mendoza, sus jefes y oficiales y el General Labiada definteron firmando un telegrama por los infidentes de Sonora, donde reconocían el movimiento; ese mismo día y horas antes habían firmado su adhesión al cuartelazo el General
don Cesáreo Castro, el General Fermín Carpio, el
Coronel Fructuoso Villareal y todos los elementos que dependían de la jefatura de la comarca Lagunera. Encontrándose el General Quiroga en su casa en Lerdo, Durango, mandó llamar al General Madinabeitia a quien le rogó, en vista de que ya no había nada que hacer, se adhiriera al movimiento, para que lo protegiera y en esa forma todo el elemento militar dejó de pertenecer al gobierno legítimamente constituido que presidia don Venustiano Carranza”. Pocos dias después de prácticamente haber salvado el General Giner la vida de su ex-Jefe el General Quiroga, muere el 29 de mayo, la autora de sus días, su querida e inolvidable madre doña María de Jesús Durán, dejando viudo a don Práxedes y un hondo pesar en los hijos que le sobrevivieron: Práxedes, Onésimo, José, María del Rayo, Mateo y Guadalupe. Con relación al General Quiroga, dejó el General Giner un relato un tanto escalofriante que muestra con que facilidad, andando en la Revolución, se podía perder la vida o ganarla. Dice el General Giner: “Un día me llamó a su cuartel general el General don Pablo Quiroga y al presentármele me preguntó si yo conocía a “Trillito” Miguel Trillo quien murió junto con el General Villa (el 20 de julio de 1923). Le aseguré que lo conocía perfectamente bien, en virtud de que desde 1914 nos hicimos amigos, él en el Estado Mayor del General en Jefe y yo en el Estado Mayor de don Rosaliío Hernández y en 1915 los dos en el Estado Mayor de la División del Norte. El siempre acompañaba al General Villa y yo al General Madinabeitia. Le platiqué que aún cuando yo no lo veía desde diciembre de 1915, no lo confundiría con nadie y que el entonces Mayor Manuel Licón, del grupo a mis órdenes todavía en 1917, andaba con el General Villa y consecuentemente con mucha frecuencia veía y platicaba con “Trillito”. Entonces me ordenó el General Quiroga que acompañado por Licón y con el Mayor Daniel Castillo, jefe de ayudantes, saliera en un tren especial compuesto de máquina, dos carros caja y el cabuz, llevando una sección de infantería para que recogiera del cuartel de la Comandancia Militar de Chihuahua a Miguel Trillo, a quien acababan de hacer prisionero. Me dio instrucciones sobre parque, armas y dinero enterrados por Villa y que de seguro conocía “Trillito” el lugar donde se encontraban esos entierros y que de no ser necesario Trillo para posteriores localizaciones, lo fusilara en el camino en el trayecto de Chihuahua a aquí (ciudad Camargo). ] Ñ
Al frente de la Comandancia Militar de Chihuahua se 66